miércoles, 2 de marzo de 2016

Extranjera (Las canciones de mi vida)


Llegó a otra ciudad, se bajó del barco y lo primero que hizo fue voltear al mar que la llevo hasta ahí.
Y al viento le gritó con el corazón; ¡volveré, espérame tierra mía! En su espalda una mochila vieja y en su mano una cartera, luego de despedirse de su tierra ella caminó y en la nueva ciudad se perdió, ahí sintió que fue recibida con amor por personas amables y agradables, ella se sintió como en casa, pero su corazón le recordó, ¡esta no es!, ella su rostro entristeció y se conmovió y alguien la vió, sola y desolada y en sus brazos la acogió, le dijo; no eres de aquí ¿verdad?, vienes para poder lograr un mejor futuro, ven a mi hogar te daré posada. Esa persona fue su primera amiga en ese nuevo y extraño país. Le dijo; no te preocupes, puedes quedarte aquí hasta que encuentres un trabajo y un nuevo lugar, ella se acomodó y de su mochila vieja extrajo solo cosas de su niñez. 
Una tarde, ella salió en busca de su ilusión, un trabajo para lograr sobrevivir y a su familia ayudar, mientras caminaba sin nada por encontrar, llegó hasta aquel mar que la llevó a ese lugar y a la playa caminó, se despojó de sus zapatillas y sus pies se hundieron en la arena, se acercó hasta que las olas tocaron sus pequeños pies y su corazón se agitó, de saber que en algún lugar, en el vasto horizonte esta su hogar. Ella, seguía ahí parada, mientras su mirada se perdía en el horizonte del mar y con una gran velocidad, las imágenes pasaron, viajaba sobre el mar y todas las olas del mar pasaban cuadro a cuadro pero en alta velocidad, esquivó a un viejo barco que por ahí encallo o se atascó, que se yo; pero sus imágenes seguían viajando a gran velocidad. Luego de un largo tiempo, por fin con su imaginación a su país ella llegó y al estar ahí, escuchó la chirimía, el tambor y la marimba y entonces ella lloró, no quiso viajar más allá hasta su hogar. ¡Hola! ella muy lejos escuchó, pero no volvía, luego otro ¡Hola! llegó a sus oídos que escuchaban las canciones de su país, al tercer ¡Hola! la hizo regresar de la misma manera que ahí llegó, mientras regresaba a gran velocidad y de esquivar al barco encallado o que se yo, se repetía: ¡A ti mi tierra amada he de volver!, lo prometo.
Cuando estuvo de nuevo en la playa del país que la da calor y porvenir, vio por fin a quien insistentemente le decía ¡Hola y Hola!, al verlo ella se sonrió y pidió permiso para seguir su camino en busca del trabajo que la llevó hasta ahí, el muchacho la siguió y le dijo; ¿te encuentras bien?, ella limpió sus mejías y de nuevo le sonrió, él cortésmente le dijo, soy Manuel y ella respondió de igual manera pero tímidamente yo soy Juanita y se dieron la mano, al hacerlo una corriente eléctrica muy extraña les recorrió todo su cuerpo, ambos sintieron que les llegó hasta el corazón. Y se enamoró de él y él de ella.
Ese domingo se casaron y de testigo quien le dió sus brazos y cobijo. Mientras se casaba, ella pensaba en volver, pero a los nueve meses le llegó su primer hijo y eso se lo negó, luego llegó otra, una niña igual a ella, quien se divertía jugando con lo que llevo en su mochila vieja, ella comprendió, ya no podre volver a mi hogar, pues mi hogar ahora esta aquí, con mis hijos y mi esposo. Al escuchar alguna melodía o una canción acompañada de la marimba, de la chirimía o de algún tambor; ella se entristece aun más. 
Y así pasaron los años sin que ella a su hogar pueda volver, lo hará para navidad y en su hogar y su tierra que la vio nacer, será igual que el país que la acogió, una extranjera.

Los domingos por las tardes siempre van a la playa con sus hijos, su marido y quien le abrió los brazos y le dio cobijo al no más llegar, y al ver que su mirada se pierde en el océano, nadie le habla, pues saben bien que su cuerpo esta en ese país, junto a ellos, pero su corazón anda visitando a su tierra que la vio nacer.
Creo que Juanita ya no podrá volver a la tierra que la vio nacer. Como aquella ave viajera que al emigrar lastimo sus alas y ya no pudo volar y que ahora vive en un jardín que la adoptó, soñando con un día poder lograr volar de nuevo y a su tierra regresar; tanto Juanita como el pájaro herido saben que nunca lo lograrán y aunque ahí son felices sueñan con volver, pues extrañan su tierra, sus costumbres, sus alimentos, sus juegos, sus modismos y su acento. 
Pero ella decidió ser extranjera y ahora lo es...  Se fue de su pueblo un día hace tiempo ya, pensando volver...




Historia de M. Gallardo y S. Raga

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