martes, 12 de abril de 2016

Esa tarde vi llover y sí estabas tú.


Esas tardes grises y lluviosas para unos una real desgracia, pues les impide realizar lo planeado, para otros la indiferencia total, pero para otros una gran oportunidad, una bendición y es verdad pues viene del mismo cielo a la tierra refresca y tambien le da vida, llena las montañas de esa fuente que da energía, hace crecer los alimentos de animales silvestres y tambien los del mismo hombre. También puede ser aprovechado por los enamorados, una cabina de un auto puede ser el mas sensual de los cuartos, soledad oscuridad, frío que te hace acercarte un poco más, hasta hacerte fundir y volverte un solo ser, todo inicia con una simple caricia de manos luego subes por el brazo hasta posarte en su cuello lo cual inquietará a la chica colocando su piel enchinadita y a su mirada indicando estoy dispuesta, estoy dominada, te acercas hacia ella con valentía y decisión, mientras viajas con destino hacia sus labios, los cuales ya están entreabiertos y muy lubricados, pues en camino va esa rica fruta llamada por siglos: Prohibida. 
Por fin, se encuentran ricos labios y la faena da inicio, primero un simple roce, luego poco a poco va subiendo la emoción y la abertura de las bocas son insuficientes, se mezclan los sabores y sientes su aliento fresco como el agua que cae torrencial afuera de tu coche, sientes el vaivén, movimiento provocado por los autos que transitan por tus costados y tambien escuchas sin dar importancia como bañan a tu coche con el agua estancada, para ti nada de eso importa, solo importa lo que están sintiendo tu sentido del gusto y del tacto, se despierta tu sexo sentido y es entonces cuando te aprietas más y más, como queriendo alejarte de la ventanilla por haber algún peligro que no existe, pretexto para disfrutar más de rico beso. 
Los vidrios de tu auto, con el mejor polarizado, uno blanquecino, que no permite a los curiosos saber que pasa ahí adentro y, a ti y tu pareja no les da para ver que sucede afuera, cómplice, para evitar distracciones. 
Sin tú querer y sin haberlo planeado se te pasó toda la tarde adentro de una cabina, pues al lugar a donde ibas ya no pudiste acudir pues, por la imprudencia de tu edad de adolescente y por lucirte ante tu conquista, tu pareja, ibas a una velocidad no recomendada para cuando llueve y el sistema eléctrico del auto se moja, se mojan las candelas, igual que tú, y el auto se apaga, quedando a media calzada. 
Claro, esto en otros tiempos, cuando no existía un denso transito. Cuando te vienes a dar cuenta y el calor de la ocasión te pide un poco de aire te percatas que ya se esta haciendo de noche, que esta oscureciendo y que ya no esta lloviendo más, limpias los cristales y afuera todo con normalidad. 
Intentas arrancar el auto y éste, tu cómplice arranca, lo pones en marcha y sigues tu viaje, mientras conduces; la chica se acomoda lo desacomodado y se aplica el maquillaje en su lindo rostro, mientras, tambien te limpia el tuyo, pues ambos han compartido entre otras cosas, el maquillaje. 
Mientras ella hace lo dicho, tu ves al cielo y agradeces al Creador por tan bella tarde lluviosa, acaricias al coche, como indicándole, buen trabajo mi fiel corcel y te sonríes. 
Fue una maravillosa tarde oscura y lluviosa, que para otros fue una tarde triste y gris, una desgraciada tarde lluviosa.
Esto, es una remembranza de mis tiempos de mozo. ¿Lo recuerdas tú? sé que si, pues nos la pasamos increíble, (no hubo sexo, pues eran otros tiempos y la chica era especial y diferente). Hasta el día de hoy guardo tan delicioso recuerdo de aquel invierno y en especial, aquella tarde que hasta el día de hoy no recuerdo a hacia donde íbamos. 
La verdad... Eso no tuvo importancia y no la tiene hoy. 

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