jueves, 14 de abril de 2016

Historias deTaxi


Como todas las noches, salía de casa, la que un día fuera de mi amor y mía, pero por mi trabajo ella me traicionó y yo a ella, en venganza, con la mujer de quien ella eligió para hacerme daño, uno que aun resuena en mi.
Arranqué mi cucarachita (volkswagen) y me hice hacia la ciudad, mientras me dirigía hacia la Avenida Reforma con la ilusión de que alguna chica con vestidos de lentejuela me hiciera la parada, pero hacía mucho tiempo de que no la encontraba, ya no la volví a encontrar, parece que regresó con su esposo, no sé si por amor o por el dinero, a seguir con seguridad aguantándole los engaños con mujeres trabajadoras de sus empresas, la señora si que era guapa y nos la pasamos muy bien mientras ella quiso vengarse de su marido, pero que le podía entregar yo, un simple taxista, nada más que juventud, cosa que a ella no le interesó. 
Por fin, llegue a mi lugar de trabajo, la Reforma e inicié mi recorrido no sin antes, revisar como cada noche a mi San Juan, ese nombre le puse a mi machete, uno muy filoso, en honor al lugar en dónde lo compré y ahí fiel al alcance de mi mano izquierda, brillante como la misma luz que incidía en él y no se diga en el filo, este brillaba aun más, estaba afilado como para cortar queso Kraft. 
Por fin, a una cuadra un enorme tipo me hizo la parada y me detuve a su lado.
_Buenas noches míster. Le dije amablemente, y agregué ¿hacia dónde se dirige?
Él me respondió con acento engringado.
_ How much? para el Antigua.
_Esta lejos míster, le puedo cobrar; unos 250.00.
_Shit demasiado money,  le sirven 200.00?, para me estarría muy good.
_Está bien míster, adelante.
El enorme hombre rubio, de ojos azules y barba de una semana, se sentó al lado mío y al encontrar el primer retorno me devolví para buscar la carretera que me llevara a la bella Antigua.
_De donde, tú eres?
Me dijo el gringo.
_Soy de la capital. Y, usted de ¿donde es?
_Me ser, from Chicago.
_¡La ciudad de los vientos! 
Dije con mucha propiedad.
_You know my amigo?
_No, cómo, si apenas gano para sobrevivir.
_Ah mi creer que cada noche sacar buen money ustedes los drivers.
_No míster, lo justo, pues la gasolina, los repuestos, llantas etc. todo eso son un gasto. Y ademas hay noches que no cae nada, hoy por lo menos, usted me hace el paro.
_¿El paro?
_O sea, me a contratado para el viaje.
_Oh yea.

Extrajo de su bolsa un cigarrillo, eso creí, pero no, era un puto puro y cuando lo iba a prender, pensé; me va a dejar hedionda mi cucarachita con esa mierda.
_Disculpa míster, esta prohibido fumar acá adentro, mejor se espera hasta que lleguemos a la Antigua.
_A mi no me vas a decir que hacer hijo de puta, acá quien manda soy yo cerote.
Me dijo el mal nacido con un acento mucho más nacional que el mio, este gringo cerote no era gringo, seguramente era de Chiquimula o de otro lugar de oriente, pues por allá son puros gringos los cabrones.
_Qué putas, se te fue a la  mierda el acento de gringo? ¡chapín cerote! ¿De dónde sos en realidad?
_Soy de Chiquimula cabrón.

Mientras decía esto, encendió el puro y le dió tremendo jalón a la mota y después de la espalda extrajo un pistolón de esos que usan en oriente. Lo colocó bajo su pierna con el cañón apuntándome a mi. Yo por mi lado, iba extrayendo a mi San Juan de su vaina.
_¿Qué putas brilla tanto ahí?
Me pregunto, mientras vi que en una estación de gasolina, justo al finalizar la Roosevelt, una patrulla con dos barrigones policías. Me metí ahí.
_¿Qué haces cerote?
_Voy a echar gasolina mula, esta mierda no camina con aire.

Al salir de mi cucarachita, corrí hasta los dos tiras.
_¡Auxilio!, ¡ayuda!
_¿Qué le pasa señor?
Me dicen los agentes y yo, les digo.
_Ahí en mi taxi, un hijueputa que me viene amenazando con un revolver y ademas viene fumando mota, quiero que por favor lo saquen de mi taxi.
_¡Vamos pareja!
Le dijo el chaparrito al más alto y panzón y con pistola en mano, se acercaron hasta mi taxi.
_Hey, el canche del taxi, salga con las manos en alto.
_What happened señores?
_Es un pinche extranjero pareja, gringo por lo visto.
_Disculpe míster, pero tenemos que registrar el auto, ¿viene usted armado?
_¡Oh my God! ¡of course not! what happen con ustedes,  please respect.

Sin salir de la cucarachita, el gringo buey, convenció a los inocentes guardias de seguridad nacional, quienes la agarraron contra mi.
_¡Oye taxista cabrón! no chingues a los gringos que traen divisas al país, súbite y lo llevas a donde quiera, sino te enchachamos y el carro, al corralón, la multa que te espera y la noche en el bote te servirán de escarmiento para no volver a chingar a la autoridad y a los turistas. 
Ni modo, no me quedó de otra, más que subir a mi cucarachita y seguir mi camino.
Yo iba manejando con una mano en el volante y en la otra mi mi San Juan, el supuesto gringo cabrón, seguía fumando su mota y orificio de la pistola seguía apuntándome.
_¿Te crees muy listo no cabrón? ahora me vas a dar todo el dinero que traigas encima, tus tenis que están cabrones y tambien me llevaré el radio, algo me darán, esta bien cabrón. Ah y tambien tu celular.
Para ahora íbamos por el motel La Colina Rosa.
_¿Y que te hace pensar que te voy a dar lo que me pides canche cerote? 

Esto lo puso como la gran puta y saco de abajo de sus piernas el pistolón y me apunto hacia la cabeza. Yo agarré valor y le dije con muchos huevos en la vos, ya estaba como la gran puta por lo sucedido.
_¡Mira hijo de cien mil putas, mejor te hubieras quedado con los putos policías, pues ahora ya te llevo la gran puta maldito!
_¡¡Ayyyyyyy!! cerote me chingaste, ¡hijo de puta!

La sangre me brinco en el rostro y a los pies del supuesto gringo cayeron su mano y la pistola, mientras el muy macho chillaba como niña al verse sangrando del nudillo, de su fuerte brazo sin mano.
_Te bajas o te vuelo el brazo, las piernas y los huevos; ¡hijo de puta!
_Si, tranquilo ya me bajo. Oye por favor, llévame al hospital te lo suplico, te pago lo que quieras pues ya he güeviado bastante hoy y tengo mucha papa.
_Tu madre, hijo de puta, ahí te ves y mira como salís vos solo.
_Por favor hermano, compatriota, llama a los bomberos aunque sea, por favorcito mi hermanito.
_Mejor dame la papa de la que me hablaste cerote o te dejo manco y cojo.
_No, tranquilo, aquí esta, es toda tuya.

Me dio todo lo hueviado esa noche y yo viré en U, primero verifique que todo estuviera como estaba, silencio; el desgraciado se quedo ahí hincado chillando y agarrándose lo que le quedo en lugar de su mano y yo, regresé para mi casa, pues la noche había estado muy buena y mientras pasaba por los barrancos de Mixco, me paré un rato, vi para todos los lados, tome la mano del gringo, la que aun tenía el pistolón y los arrojé al fondo del barranco para que se lo coman la carroña. Subí a mi cucarachita y prendí la radio; sonó Arjona con la canción: Historia de taxi y a todo pulmón le hice segunda al cabrón del Arjona.



Hasta la próxima historia de la serie.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario