martes, 26 de abril de 2016

Puppy Love


Desde la ventana que da al jardín, con curiosidad y emoción, una mujer los veía ilusionada.
Se trataba de un par de cachorros que se amaban por primera vez; ella, la mujer, recordaba al ver a aquellos cachorros su primera vez, a veces sentía ganas de llorar, otras, se emocionaba y se sonreía
al verlos jugar el juego del primer amor. Pegada al cristal pero sin dejarse ver, seguía con atención
aquel amor primero, de sus pequeños cachorros, los cuales se encontraban en el centro de su bello y colorido jardín.
¿Qué vez con tanta ilusión mujer? se escuchó una vos grave, la que hizo que tuviera un sobresalto, se trataba de su esposo, tipo grande y tosco, ella al sentirlo sobre su hombro tratando de ver lo que a ella
ilusionaba tanto, con la cortina intento cubrir el enorme ventanal, pero a él eso le pareció muy sospechoso y de nuevo con tono grave le preguntó: ¿Que cubres con nervio en la piel? 
Nada mi amor, dijo la mujer con la vos entorpecida,
solo son un par de cachorros que juegan a entregarse el amor primero, eso es, ella aseguró, pero seguía entre el cristal y él. 
Quiero ver tambien. ¡Noo!, dijo asustada, algo que más intrigó al señor y haciendo una caricia en la que era su mujer, con cariño y ya serio le dijo con la vos mucho más firme: 
Deja ver mujer. No le quedo de otra más que la cortina correr y juntos al cristal se hicieron, ella con miedo en el rostro vio a sus cachorros que seguían jugando a su primer amor. 
Él, al verlos el seño frunció y lo que vio no le gustó, justo cuando él iba a protestar, la mujer lo detuvo y le dijo: Recuerdas nuestra primera vez, cuando fuimos jóvenes, no te enfades por favor. 
Él, al ver en su cara el horror su seño desfrunció y pronto sonrió y a la mujer con amor acarició y después sus labios tiernamente los besó, pero sin dejar de ver a sus cachorros que seguían a medio jardín jugueteando y conociendo las mieles del primer amor. 
¿No crees que son demasiado jóvenes aún? 
Ella con ternura respondió: No más de lo que eramos tú y yo, ¿recuerdas lo felices que eramos descubriendo nuestro primer amor? 
Él de nuevo la besó, como lo hizo hace tantos años y le dijo sonriendo con picardía en sus ojos: Si verdad. Y de nuevo hacia el jardín a sus cachorros observó, de sus ojos una lagrima se escapó y agregó: En verdad que se ven bellos. Lo sé mi amor, ella aliviada respondió. 
¿Qué haces? nos verán, dijo ella con su rostro pintado de rojo por la vergüenza de espiar a su pequeños cachorros imitando a los adultos en las cosas del amor, su primer amor, pero él no hizo caso y las ventanas de para a par abrió; algo que a los cachorros sobresaltó, el verse descubiertos en sus juegos amorosos, asustados de inmediato se separaron para no ser castigados y además se encontraban avergonzados por su primer juego, el padre y la madre a su hija saludaron y ella más colorada que la madre dijo: ¡Hola papi! ¡Hola mami! y además enojada dijo: ¿Qué hacen ahí espiándonos?, ¿no les da vergüenza? 
Ellos sonrieron al escuchar la inocencia de su hija y su novio. El padre fue quien respondió. ¡Vaya, ahora los regañados somos los padres! Y todos rieron y, luego agregó: Vengan, los invito a un helado y del jardín los cachorros enamorados de la mano salieron, adelante de los padres de la chica enamorada ilusionados iban, ellos, los padres, tambien tomados de la mano y creo que más enamorados que sus cachorros, felices por la acera caminaron hasta la heladería y así concluyeron una tarde de Puppy Love.

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