lunes, 4 de abril de 2016

Una lluvia apocalíptica


De lo más relajado, por un camino iba sin una sola preocupación encima, todo era maravilloso, cuando pudo darse cuenta de que las personas que caminaban el mismo camino, corrían cubriéndose la cabeza, con periódicos, otros con sombrillas o paraguas, mientras el tipo reía y les decía mentalmente; que exagerados, si apenas son unas cuantas gotas de agua, más bien parecen una deliciosa brisa que el cielo nos regala para quitar un poco el calor de esta tarde que de fresco no tiene nada, mientras pensó esto, el camino que caminaba, quedó completamente vacío; ¿a dónde se fue toda la gente?, hasta los perros dueños de las calles se han alejado, pero; ¿para dónde se han ido?, todos han desaparecido, que bárbaros, si solo es una brisa, bueno ahora una leve llovizna que a nadie le hará daño, por el contrario se siente deliciosa, él siguió el camino que decidió caminar sin claudicar, pues la llovizna no le echaría a perder su caminata por ese camino, uno que era muy recto sin una sola curva, un camino que se perdía en el horizonte de lo recto que era. De pronto, la llovizna iba creciendo y ahora eran gotas de agua sobre su cabeza y sus hombros, unas gotas que se convirtieron en goterones y como si fuera una de esas viejas películas; enfrente se veía que llegaban a su encuentro una fila de fieros y mortales indios apaches sobre sus corceles de colores negros, pardos y manchados, así se veía la cortina de agua que apenas si era un murmullo nada más lo que se lograba escuchar de lo que se acercaba. Él se dijo; ya encontraré donde cubrirme de esa copiosa lluvia que se avecina al frente mio y se apresuró a caminar para ver si encontraba un lugar en donde poder cubrirse de lo que se veía al frente, que no era nada suave, pero a los costados del largo y recto camino, solo planicie, nada que sobre saliera y fuera mayor que él y de las casas, pocas por cierto, habían quedado muy atrás, entonces siguió hacia adelante, pero con el paso pausado para no llegar pronto al aguacero que avanzaba sin claudicar al igual que él. cada que avanzaban ambos, las gotas eran mayores y ahora causaban daño, él sentía como eran fuertes y le provocaban dolor cuando insidian con su cabeza. Por fin, el encuentro inminente se dio y él quedó atrapado bajo una tormenta, la cual lo mojó en segundos, él ya no pudo avanzar, pues a un brazo a la redonda no se lograba ver nada, todo era color gris y del camino ya nada, ni adelante, ni atrás y de sus costados tampoco. Se detuvo y pensó, tendré que esperar a que pasé, con solo que no me caiga un rayo, pero las gotas eran enormes y le provocaban un gran dolor pero no tenía con que cubrirse, nada más que sus manos, las cuales ya se veían rojas, el aguacero no bajaba su intensidad por el contrario, ahora una granizada, pepitazos de hielo sobre él, éstos dolían mucho más que las gotas de agua por ser sólidos.  Y empezaron siendo como del tamaño de una canica, ahora eran enormes casi como hielos de una hielera, el tipo se encuclilló pues, presentía que no soportaría más aquella granizada, los golpes lo hicieron perder el conocimiento y quedó tirado sobre el pavimento, recibiendo sobre su espalda la caída de los hielos sobre todo su cuerpo, el cual ya se veía mal. Por fin despertó, pero con un dolor horrible en todo su cuerpo, para ahora los hielos dejaron de caer y la lluvia tambien, se quiso levantar a pesar de que aun no se veía nada mas allá de un brazo a la redonda, lo que logró fue colocarse boca arriba y vio como se mecían en el aire copos de nieve, unos muy blancos pero nada pesados como los hielos que lo tenían rendido sobre el pavimento, el frío que sentía lo hicieron dormir, era signo de que estaba sucumbiendo a la hipotermia, por lapsos despertaba y ya no podía moverse solo lograba mover sus ojos, algo que le era muy dificil y doloroso, logró ver que a su periférica todo estaba blanco como las navidades de su niñez, pero sentía un especial calor en su cuerpo ahora pesado, uno que en realidad lo que tenía era que estaba congelado, pues parecía como si estuviera flotando boca arriba en tibia piscina, solo lograba salir del manto blanco su nariz boca y ojos y el resto del cuerpo ya no lo sentía, el pensó; Dios mio moriré o estaré muerto ya, pues, no siento absolutamente nada. 
De lo que fue el tipo que caminaba muy seguro por aquel camino tan recto y espectacular que no se le veía final y que se aventuro a enfrentar su destino por pensar que se trataba de una fresca brisa, que trato de exagerados a todos en el lugar, hasta los dueños de la calle que desaparecieron junto a las personas del extraño lugar, el tipo perdió de nuevo el conocimiento, hasta que algo tibio, caliente para él lo despertó, se trataba de un perro, quien le lamia lo que sobresalía de su rostro, según él, pudo hablar y suplicó al perrito que fuera por ayuda, pero sus labios ya estaban pegados y congelados, solo sus ojos llenos de nieve blanca, la cual la quitó recien el perro, era lo único que tenían movimiento, pero él seguía ahí muriendo, sin nadie que supiera que él se encontraba ahí, para que lo socorrieran, el perro siguió su camino y ahora del tipo solamente un par de ojos que con cada pestañeo no permitía que la nieve lo enterrará por completo, ya no escuchaba nada por estar sus oídos tapados con hielo en sus orificios hasta su tímpano. 
Él no quería desmayarse o dormirse de nuevo, pues eso acabaría con él, pero sucumbió de nuevo y se durmió, lo que aun quedaba con vida de él, cuando regresó del sueño que se lo  llevó solo vio un manto blanco. Estaba completamente enterrado en la blanca nieve, mientras, muchos niños aprovechaban a divertirse con el extraño fenómeno, pues en ese lugar jamás había nevado nunca. 
Él tipo había sido una victima más, de muchas que les habrá pasado por el trastorno climático que sufre nuestro planeta. 
Sobre el cuerpo del tipo, pasaban los chicos con sus improvisados artilugios que se habían elaborado para la ocasión.

                           

                                      El fin


Llegaremos a sufrir la rara experiencia de nuestro pobre amigo en esta historia, ya habrán sufrido esto algunas personas en algún lugar del planeta y se nos ha ocultado la noticia para evitar crear un pánico mundial.
El lugar por el cual caminaba ya no tenía vegetación; si no se dieron cuenta se los digo.  No había nada, solo un camino recto sin final, como si fuera una premonición apocalíptica de un futuro cercano.
¿Hacia donde nos lleva ese camino sino hacemos nada para detener el deterioro climático de nuestro planeta?
En esta historia hay otros puntos claves y relevantes que deberás descubrir conforme lo leas, se encuentran entre lineas, creo que lo tendrás que leer varias veces para encontrarlos. Yo ya te expuse uno o unos cuantos.
Ojalá y despertemos y cambiemos el futuro que nos espera adelante de ese caminar que pareciera no tiene final.




No hay comentarios.:

Publicar un comentario