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sábado, 14 de mayo de 2016
Amor en tiempos verdes
Hubo un tiempo, en el que todo era mejor.
Tiempo para amar, tiempo para jugar,
tiempo para compartir, tiempo para disfrutar
y mucho, mucho tiempo para amar.
El mejor tiempo para con tu chica disfrutar;
caminar tomados de la mano
por entre un bello y verde campo.
Tiempo para compartir, recostados sobre una
fresca y verde grama viendo formar imágenes
a las nubes, artistas, cómplices
de frescos y puros vientos del sur.
Tiempos, para simplemente escuchar
una romantica canción, la cual sonaba
cada media hora por la radio y al ritmo
de sus notas, llenas de letras hermosas y románticas
entregar un beso enamorado
a quien abrazabas con amor e ilusión.
Tiempo para compartir un fin de semana
en la playa, en familia, con padres y hermanos.
Tiempo para salir de vacaciones
en tu carro descapotado,
viajar por estrechas autopistas sin miedo
a que ser asaltado; lo único que podría sorprenderte
era la noche, con su luna llena y virgen de humanos,
de bellos cielos, llenos de estrellas y constelaciones,
sin basura galáctica. Las cuales podrías admirar
simplemente recostado en los asientos de tu enorme auto,
pensando en quien te esperaba con ansiedad
en el lugar a donde viajabas.
Tiempos verdes, llenos de musica y amor,
sin la ansiedad de ver un aparato electrónico,
solo tiempo para ti y tu destino,
el cual prometía tantas cosas maravillosa,
llenas de exitos y amores.
Hubo un tiempo ya perdido en el mismo tiempo,
donde lo importante era encontrar una pareja a quien amar.
Tiempo donde los padres e hijos eran amigos
comprensibles y accesibles, compartían sus anhelos
y sueños y eran alentados por los adultos,
quienes contaban a los más jóvenes; como ellos
lo intentaron, entregando en bandeja sus errores
los cuales les habían impedido no alcanzarlos
pero que a ellos no les podría pasar lo mismo,
pues ya conocían los hechos.
Tiempos metidos en otros tiempos que eran lejanos.
Abuelos sin radio, ni minifaldas,
muy respetuosos de las doncellas y damas.
Tiempos en los cuales te extraías el sombrero
ante el porte de bella mujer a la cual le besabas la mano
y le tendías la chaqueta sobre fango
dejado por la lluvia para no ensuciar
la única parte sensual del cuerpo femenino
que se podía exhibir.
Hubo un tiempo en el cual se valoraba la amistad
esta que con el tiempo se volvía en familia de sangre,
amigos adoptados entre las familias y ellas, las familias
en apoyo a esa amistad entre miembros de sus familias
se adoptaban como tales también.
Enamoramientos entre miembros de esas familias,
lasos que perduraban por años, muchos años,
tantos que trascendieron al mismo tiempo,
hasta el día de hoy.
Tiempos nuevos, donde las familias
se desintegran a cada segundo dejando de lado
los preceptos heredados y dañados por el modernismo,
la tecnología que vino ha hacernos más haraganes
y comodones; esa misma que terminó con el romanticismo
y el amor real y verdadero. Porque trajo al ceno
de nuestros hogares practicas llevadas a cabo
en otras partes del planeta y fueron adoptadas por nuestros
jóvenes, terminando con nuestra identidad,
la que nos hacía particularmente diferentes
y atractivos a los demás, por nuestras
costumbres y tradiciones,
únicas de nuestros lugares y regiones.
Hubo un tiempo en que todo fue más simple.
Una vida simple, alimentos simples y sanos,
comportamientos simples pero educados,
modas recatadas que le daban alas a nuestras imaginaciones.
Tiempos sin drogas para ser felices;
la única droga para encontrar la verdadera felicidad: Era el amor.
Hubo un tiempo en que nuestros hijos
salían por las noches a jugar a campos
exclusivos para ellos, a jugar juegos sanos e inocentes,
unicamente vigilados por una iluminada y sonriente luna.
Tiempos verdes, llenos de amor, inocensia e ilusión.
Tiempos nuevos que ahora son viejos, arrugados y con bastón.
Tiempos en que los niños creían
que un viejo de barba blanca, de atuendo rojo,
enorme complexión y sonora sonrisa
era quien se encargaba de vigilarlos por un año entero
y de hacer realidad hasta su más caro deseo,
los cuales en realidad no lo eran,
pero ellos lo creían y respetaban las reglas sin rebusnar.
Que maravilla de tiempos.
Tiempos llenos de amor y de color verde.
Tiempos que no volverán, aun pudiendo,
pero que ya nadie lo permitiría, pues eso significaría;
terminar con lo que se ha edificado, con lo que se ha alcanzado,
con lo que se ha avanzado, con lo que se ha inventado
y aunque sabemos que todo este modernismo
solo nos lleva a nuestra propia destrucción
y que la única salvación (sin mención religiosa la cual es tacita)
esta en esos tiempos.
Tiempos viejos y obsoletos. Tiempos con amores verdes...
Amores en tiempos verdes.
Hasta la próxima, pues el tiempo es tan grande que hay mucho
tiempo por contar y con ese tiempo volver a vivir aquel tiempo,
el que para unos nunca existió, para otros fue lo mejor
y claro lo seguirá siendo, pues, quien lo probó
nunca lo olvidó, es más, desea volver a probar
de aquellos tiempos.
Tiempos increibles de un color que ahora
ya se está extinguiendo, se esta volviendo gris
y ese color es el verde, el color de la naturaleza
el color del verdadero amor.
Nos encontraremos de nuevo en otro tiempo verde. ¡No faltes!...
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