miércoles, 8 de junio de 2016

El gorrión y la bola de fuego que da calor


_Ahí esta la bola roja otra vez, pero me da calor, eso me dijo mi madre...  "Esa bola roja es la que nos da calor". 
_¿Mi madre ya no regreso?, recuerdo que un día me dijo: "Hijo, un día ya no volveré, eso será cuando tú estés listo..." Lo recuerdo muy bien. 
Cuando lo recordó por sus mejías rodó una lagrima, pero pronto se incorporó y a su alrededor con orgullo vio, se dijo; En esta vida a veces se gana y otras también se pierde, eso lo aprendí de mi padre, él se fue hace mucho y nunca más volvió, ya mi lo recuerdo, que importa. 
Siguió viendo y asombrado quedó al ver la grandeza de aquel lugar, le dio la vuelta entera, desde su lugar allá en lo alto. Luego aspiro profundo y a sus pulmones de aire fresco los llenó, luego sus brazos alzó y dio gracias a su Creador por tanta dicha a su alrededor, al hacerlo se dio cuenta que era poseedor de bellos colores, así que orgulloso sus alas agitó y al hacerlo sin él darse cuenta algo sobre el nido se elevó, por un momento se asustó, pero, lo hizo de nuevo y de nuevo sucedió, entonces pensó.
_A esto se refería mi madre al decir que un día estaría listo, seguro eso fue. Y al decir esto, una ráfaga de aire fuerte del nido lo empujo y del nido, él cayó, mientras caía desde la gran altura, sentía el aire pegar contra su cuerpo, era una sensación tan especial y excitante que sus ojos cerró para disfrutar de dicha sensación, ignoraba que si no abría sus alas pronto, contra el suelo se daría y hasta ahí su vida llegaría.
   "¡Oye!, ¿qué te pasa? ¡abre tus alas y vuela o morirás!" Esto escuchó y sus ojos abrió, al hacerlo se percató que el duro suelo estaba a pocos metros, eso lo asusto y por instinto sus alas él abrió, al hacerlo vuelo tomó y de inmediato se elevó, sin saber por qué, las alas el ave agito y al hacerlo se dio cuenta de que tomaba más velocidad y que al mover su cola podría ir a donde él quisiera.
_Iré hasta la bola de fuego. Eso dijo y con seguridad hacia la bola de fuego se dirigió muy feliz y libre se sintió mientras volaba hacia la bola de fuego, había otras cosas que llamaban su atención y sobre las copas de miles de arboles también voló.
_¡Esto si que es algo bello! se dijo y siguió volando dando vueltas, a veces hacia arriba otras veces hacia abajo, pero si algo le gustaba era volar contra el viento pero eso lo cansaba.
_¿Qué fuerza tan poderosa es esta,, que no la veo solo la siento? pero que me cansa tanto, ahí esta la bola roja que da calor, dijo y tomo rumbo de nuevo hacia la bola roja, pero algo abajo llamó su atención otra vez y se dijo: -¡Qué es eso? ¡que belleza!, iré a conocerlo y descendió, mientras lo hacía disfrutaba de lo que la vida le entregaba, por fin al suelo llegó y sobre una rama se detuvo a escuchar el sonido de las aguas de un río que atravesaba el enorme bosque; al principio le gustó y una canción el trinó, acompañándose del fresco sonido del caudaloso río, de aguas transparentes y frescas; se acicaló las plumas y al hacerlo de nuevo vio esa bola de color rojo y sin pensarlo dos veces alzó sus alas y de nuevo a su meta persiguió, llegar hasta esa bola de color rojo que da calor; mientras se elevaba entre las ramas y hojas de los arboles sintió algunos aromas particulares y singulares, él recordó cuando su madre lo alimentaba de gusanos regurgitados y sintió hambre, pero el olor que ahora a sus fosas nasales les llegaba, eran aromas dulces, se detuvo en un árbol frutal y la mejor de las frutas eligió y a picotazos la devoró; su pansa se infló y sintió que ya no pudo volar, así que se quedo a dormitar en aquella rama y dormido sobre sus fuertes patas se quedó; mientras dormía, soñaba como al fin había llegado a la enorme bola roja que da calor, en ella entró y de sus colores rojos, amarillos y naranjas disfrutó y no se diga, del rico calor, entre los ríos de dichos colores él voló. Pero, otra ráfaga de aire fuerte lo despertó y para no caer sus patas apretó contra la rama que lo sostenía; cuando se dio cuenta, se dijo: -¿dónde esta la bola que da calor? Ya no se encontraba en el lugar donde todo el día había estado, mientras él la buscaba con afán, escuchó un relajo que se acercaba a los arboles del enorme bosque, algo se alarmó al ver como la parda de diferentes especies de aves entraban al bosque dispuestas a dormir unos pasaban por uno de sus costados, mientras que otros por arriba y otros por abajo, como si fueran naves retornando y entrando a la nave nodriza. Luego de que todo volvió a la normalidad y la tranquilidad retornó, se dio cuenta de que la bola de fuego fallecía en el horizonte. Se dijo.
_¡La bola roja se esta muriendo! y por ello, ¡siento mucho frío! 
Entonces decidió regresar al que fue su hogar por varios días, su nido; pero cuando lo encontró y quiso entrar en él se topo con una ave que ocupaba su lugar.
_¡Oye! ¿qué haces en mi hogar? dijo muy molesto, pero la ave que ocupaba ahora su hogar; le respondió.
_Tú ya no lo necesitas, pero mi hija y yo sí. ¡Mírala! ¿no es bella? 
Él la vio y si que era bella la pajarita de horas de nacida, a pesar de que estaba toda pelona, desplumada.
_Bueno, entonces úsala, no tengas pena yo dormiré aquí, al lado. Y al lado del nido el pernoctó. Al día siguiente, cuando despertó, solo vio a la bella pajarita que gritaba con su pico abierto, pero antes de que él hiciera nada la madre regreso y en su pico la comido le dio y eso la calmó. 
_¡Hey mira, ahí esta la bola roja, la que da calor! ¿entonces no murió? 
_Jajaja, no te dijo tu madre que cada día muere pero al otro día, ahí esta de nuevo.
_No, nunca me dijo eso, la verdad es a que yo la descubrí.
_Bueno, nos vemos, tengo cosas que hacer.
_Adiós amigo y gracias por prestarme tu hogar para mi hija. 
_No tenga pena señora con mucho gusto. Y muy feliz se fue justo con rumbo a la bola de fuego que da calor, pero como siempre, había algo que le llamaba la atención y le evitaba llegar a su meta, la bola que daba calor. 
Así pasaron los días y nunca lograba su sueño alcanzar, la bola de fuego que daba calor. 

Un día que se dirigía con rumbo hacia la bola de fuego, algo muy extraño y que nunca antes había visto le llamó mucho la atención, más, al percatarse de que los vecinos de todas las especies del bosque al ver a tan extraños personajes huían del lugar.
_Pero, ¿qué pasa por qué se esconden? preguntó con extrañeza, ¿es por ellos? pero, no se ven que sean malos, ¿qué les pasa?; diciendo esto cuando se escuchó un sonido que nunca podrá olvidar, era algo como un estruendoso trueno que quedó retumbando por todos los rincones del enorme bosque y también en sus oídos, aturdido quedó, sin darse cuenta de que un agujero había quedado justo a un centímetro de él, impactando en el tronco del árbol; mientras que los niños preparaban el arma para el siguiente tiro. El ave de lindos colores que se encontraba obsesionado con volar hacia la bola de fuego que daba calor, mientras regresaba en sí, en la mirilla del rifle de los niños metros abajo, se encontraba con el pecho del bello ejemplar, al tenerlo en la mira el niño halo el gatillo y de nuevo el estruendoso sonido parecido al sonido del trueno se escuchó por el bosque entero, el niño que observaba a su hermano disparar, grito.
_¡¡Le diste!! ¡¡le diste!! 
Mientras, el otro orgulloso de su buena puntería le dijo a su hermano menor. 
_Corre y me lo traes, papá estará orgulloso de mi. 
El hermano menor del ejecutor, corrió en busca de su trofeo, después de varios minutos separando las hojarascas amarillentas, por fin encontró al ave con el pecho abierto y ensangrentado, lo cogió de las patas inertes y lo levantó. 
_¡¡Mira!!, ¡¡lo tengo!!, ¡¡lo tengo!! decía el niño, mientras corría con él hacia donde se encontraba su hermano mayor.
_Tráelo a mi. Dijo el perpetrador sobando su rifle regalo de su padre.
Al llegar frente a su hermano mayor, este lo tomó y al verlo su ceño frunció. 
_¿Qué te pasa?, es hermoso ¿no? papá estará orgulloso de nosotros ¿verdad hermano?
_Sí. Dijo el otro, pero no muy convencido. 
_Vámonos, pues ya pronto sera de noche.
_Sí, vamos, que lindo está, mira sus plumas son bellas, lastima que el hoyo lo dañó.
_No importa. Dijo el otro, viendo para donde apuntó.
Al irse los niños asesinos y orgullo de su padre, la parvada de pájaros regresó para pernoctar; peo esta vez todos lo hicieron en silencio. Mientras en el nido, el antiguo hogar del que lo había prestado, en él se encontraba ya lista para también volar la bella ave que ahí también nació.
_Hola, ¿y mi madre?
_Hola, no te preocupes, al igual que la mía se fue, ahora te tocará a ti volar sola como me toco a mi.
_¡Si?, ¿ya no la veré nunca más?
_Asi es la vida hermosa, pero no te preocupes pues, me tienes a mi, yo te protegere.
_Pero tú, ¿no tienes que volar hacia la bola de fuego? la que da calor.
_Ya no, nunca más, mi vida hoy cambió y junto a ti por siempre yo estaré, claro ¿si aceptas volar conmigo por los bellos lugares del enorme bosque?
_¿Acaso te has enamorado de mi?
_¡Si!, ¡te quiero! 

Al día siguiente, él le dijo: -¡Agita tus hermosas alas y verás lo que se siente! Ella lo hizo y un poco ella ascendió. 
_¡Es algo increíble! y, ¿ahora qué hago? 
_Agítalas y ven conmigo, cambiaremos de hogar, vuela junto a mi.
_¿Iremos juntos hacia la bola de fuego que da calor? Él al vio con nostalgia y dijo: -No, ya no, ahora mi meta es hacerte el ave más feliz del bosque, pero debemos irnos más adentro para evitar que...
_¿Evitar qué?...
_¡Nada mi amor!, ¡vuela! y mira; que linda es al vida, mira aquello, es agua fresca y transparente y aquello, son nuestros alimentos, ricas frutas de dulces sabores. 
Así volaron juntos; recordando que la vida era un perder, que la vida era un ganar, pero que nunca se debería de abandonar y también, por su rostro rodó otra lagrima y viendo hacia donde fue su hogar dijo murmurando... 
_Gracias amiga, no te preocupes que yo la cuidaré y la amaré como tú y mucho más.


                                   El Fin


No hay comentarios.:

Publicar un comentario