martes, 21 de junio de 2016

Historias de Taxi 2


_El día no había sido bueno a penas lleve a doña Norilia al IGSS, pero de ahí ya no hubo más clientes. Pensaba, descansando en mi cama pues me dolía algo la espalda, luego de terminar mi cigarrillo me levante y tomé una tasa de café con un pan, de esos que vende don Chus, a porquería de pan ya no lo hacen como los que comía de niño, (Suspiro) Cuando terminé mi café con pan, lo único que tenía para cenar, tomé un par de cubetas, trapos y una esponja y me puse a lavar mi cucarachita del año 68, mientras lo lavaba escuchaba musica de mi canta-autor preferido: Arjona, casualmente su éxito que tanto me gusta pues creo la escribió para mi, "Historias de un taxista", aunque nunca se a subido a mi taxi una canche con ganas de engañar a su marido para revolcarme con ella en la alfombra, aunque sea las de mi cucarachita, ¡jejejeje! 
Bueno, ya listo, con mi cucarachita brillante por unos lados y otros ya no, los asientos siliconados y oliendo a pino, me dirigí hasta mi cuarto y me encomendé a mi Diosito, que me guardara de los malditos mareros, que no me extorsionaran y que no se fuera a subir otro engringado local y loco desgraciado, aunque con mi San Juan no había ningún problema, me persigne y salí a la calle donde esperaba por mí; mi volkswagen, cerré la puerta y le eché llave, olí mi sobaco, revise mi plantón por el retrovisor, llené las palmas de mis manos con mi aliento. Todo perfecto, pero siempre abrí la guantera y de ahí saqué mi Hugo Boss, loción chafa que compre en la tienda "Exclusivos de Mujer". Si que venden barato los de esa tienda. 
Me embadurné con ella en mi rostro y por mi dorso, ¡ah que rico huele esta porquería!, arranque el volks y este ronroneaba, bajé mi vidrio y vi por los retrovisores, me santigüé de nuevo y ahí iba ya por la San Juan con rumbo a la zona diez. 

Iría por el Trébol cuando me hicieron la parada, me le atravesé a un carrito nuevo de color celeste, un Picanto; solo escuché que la que lo conducía me saco la madre, yo le dije; -pase usted señora y luego me reí, ella solo me enseño su dedo medio y dije; a que cabrona.

_¿Perdón? Me dijo quien me hizo la parada.
_Nada seño, pase adelante. Ella subió y se sentó. 
Me dije, es rubia y mira que pantorrilla será la del revolcón.
_¿A donde señorita?
_Lléveme al Cortijo Reforma por favor.
_Con mucho gusto (...) ¿va en busca de su marido, acaso la traiciona?
_No señor, soy soltera, ¿qué se cree el de la canción de Arjona. Dijo y reímos los dos. 

Así seguimos por media hora pues ya el transito empezaba a ser un poco denso.
_¿Cuanto le debo? me pregunto y me pagó.
Di gracias a Dios, pues ya había entrado algo esa tarde noche. Ya que estoy por aquí, me dije, me parqueo, pues de pronto y sale alguien de trabajar y quiere mis servicios y así fue, salió un catrín con todo y maletín, se veía fino el condenado.
_Buenas, por favor a la carretera de El Salvador.
_Con gusto mi Lic. Le dije y ya no dijo nada, simplemente extrajo un periódico y se dedicó a leer. Me dije, debe de ser uno importante, espero no verlo mañana entre los implicados en el caso: TCQ,  ¡jejeje! me reí, él solo me vió como diciendo; -este pendejo de que se ríe. Yo le respondí viendo por el retrovisor.
_Me acorde de un chiste, ¿quiere oírlo? Pero el pendejo no dijo nada, siguió con su lectura. 
Cuando íbamos entrando al lugar en donde viven los fichudos, le pregunté. 
_¿Por aquí está su casa? sin responderme, solo movió su cabeza todo pesado el pizado.
Cuando sentí ya íbamos llegando a San José Pinula, vaya catrín desgraciado si no era fichudo, era un pobretón que vive por este sector, uno de esos que se compran ropa de diseñador, pero no son más que conserjes, seguro en su ataché solo llevaba su almuerzo como si fuera el mensajero de la telenovela de "Bety la Fea" el tal Fredy Contreras
Me pagó y se apeó de mi auto, cuando ya estaba solo en mi cucarachita le dije.
_¡Por lo menos yo tengo carro pendejo! ¡jajajaja! Riéndome del presumido sin pisto. 
Cuando sonó mi celular.
_¡Puta que suerte, es Seño Heidy, esa seño si tiene sus centavitos, querrá la llevé a la Departamental, pero a estas horas, ya casi son la ocho, bueno según me ha contado esos del Ministerio de Educación son una porquería a cada rato cambian y chingan mucho.
_¡Aló Seño Heidy! Ahora la recojo con mucho gusto, espere ahí, no se mueva voy para allá estoy a la vuelta de la esquina, me tardo unos diez minutos pues hay trafico. Luego de colgar mi celular pensé; ojala me haya creído, pues si le digo que voy por el mirador ya no me espera ¡jajajaja!

Ya era media noche, me dije; ya me voy a descansar, esta noche estuvo muy buena, así que entré en la Roosevelt con destino: Mi camita.
_¡Mirá que suerte un cliente! me dije yo mismo y paré.
_Adelante señora, buena noche, ¿a donde la llevo? le pregunte a la señora.
_¡Que tal David! 
Volví a ver por el retrovisor y se trataba de una vieja clienta.
_¿Ya me desconoció?
_Perdone, es por lo oscuro y ya voy algo cansado, a su casa supongo ¿verdad?
_Si. 
_¡Le tocó entregar turno seño? 
_Sí. 

Viajábamos por la calzada Roosevelt ya eran algo tarde cuando me dijo 
_¡Mire David! unas clientas, por mi no hay problema si las sube. 
_Gracias seño. pero como le digo ya voy cansado. 
_Pero le están haciendo la parada. 
_Pero están del otro lado, mejor cuando la deje en su casita regreso y si aun están las subo.
_Bueno, yo para que se eche otros lenes. 
_Gracias seño. Le dije.
_Muchas gracias David, siempre lo llamo cuando lo necesite. 
_¡Gracias Seño! le respondí y me dirigí para mi casa pensando en las dos chicas que un poco más atrás me hicieron la parada. Que chingados, vamos por ellas, si son para mi ahí estarán y sino me voy directo a mi camita. 
Cuando regresé me percaté de que ya no estaban ahí, bueno me dije, no eran para mi y estaban bien buenas las condenadas, pero bueno. Viré en U en el primer retorno y como a un par de cuadras dos señoritas me hicieron la parada, me dije; vaya si eran para mi solo que se cruzaron la calzada. Llegué hasta donde se encontraban y les di las buenas, además si que estaban buenas las condenadas. 
_Hola chero, ¿nos llevas a la Cotió?
_Claro, suban, ¿si quiere se viene usted acá y su amiga atrás? Les dije, pues no me gusta llevar pasaje atrás de mi, fuera de mi vista en el retrovisor y más cuando se trata de señoritas de la vida alegre o de cualquier otro tipo, pues fácil me asaltan y ni en cuenta.
_Está bueno guapo. Dijo la más alta y se sentó a mi lado, vaya piernas de la condena, estaba riquísima, cuando vi por el retrovisor la más chaparrita no se veía ahí atrás.
_¿Oye y tu amiga, no se subió? 
Pues mientras veía sus piernotas y las pantorrillas y un poco más, la otra se subió y se sentó justo a mi espalda
_Acá voy pendejo. Dijo; se enonctraba justo atrás de mi, pensé; mala seña.
_¿Por qué no te corres al otro lado?
_¿Para que cabrón, para ver mi culo?
_No seño, para ver con quien platico. 
Pero para esto ya mi corazón me hacia un hueco en el estómago, como indicándome, algo no anda bien, vi que la grandota, la piernuda vio a la chaparra y se hicieron una mueca, me dije; esta es la señal. Busqué a mi San Juan, pero como había lavado mi cucarachita baje a mi San Juan. Y en ese momento mentalmente me fui volando hasta mi casa y vi a mi San Juan sobre el sofá de la sala; pues cuando entré a orar, no iba a entrar con el San Juan y fue ahí cuando lo olvidé... ¡Maldita sea! terminando de maldecir estaba cuando sentí que me halaron el pelo hacia el respaldo y con la otra mano me colocó un cuchillo en mi garganta. Entonces dijo la chaparra desgraciada.
_¡Seguí manejando y muy lentamente le das a mi compañera el pisto de la noche! 

Dios mio ayúdame por favor; me dije, pues si hubiera llevado mi San Juan, ya no tendría brazo la desgraciada; pero Diosito escuchó mis plegarias y les dije.
_¿Qué pasó, mis solcialités no me reconocen? soy David y ya otras veces las he llevado hasta Cotió, ¿no van a chingar a su taxista preferido?, es más, ni les voy a cobrar el viaje pues supongo que hoy les fue como la chingada igual que a mi y entre pobres no nos jodemos ¿verdad?
_Ya decía que me era familiar la cara de este pendejo, dijo la altona que seguía muy buena.
_¡Bobosadas del hueco este! Dijo la chilindrina 
_Vamos, si ustedes viven por aquí, miren ya casi llegamos, es en esta cuadra ¿o no? 
Me la jugué y casualmente si era ahí. 
_Es cierto vos chaparra, sino ¿cómo sabría que vivimos en esta cuadra? 
_Pero no nos cobras el viaje ¿verdad cabrón? 
_Pues como, ¡si son mis cuatas, las más bonitas que he subido a mi cucarachita! 
_¡Pendejo! te estas pasando de nuestra casa! Dijo la altonn y buenota. 
_Y, ¿cómo no se va a pasar pendeja si aun lo traigo con el verduguillo en el cuello? 
Lentamente me quitó el arma blanca de mi cuello. Yo le dije.
_Lentamente por favor, no quiero me rasguees ni con tus hermosas uñas.
_Tranquilo mi chavo, ¿cómo dijiste que era tu nombre? 
_David ¿ya lo olvidaron? para que no me vuelvan a olvidar la iré a visitar la próxima semana a su lugar de trabajo, espero me hagan un descuento ¿no?
_Yo no te haré un descuento mi amor. Dijo la altona y muy buena, pero ¡te llevaré hasta el mismo cielo!
_Y yo cabrón, por huevudo te llevaré hasta le mismo infierno. 
Me besaron; una la mejía, la altona buenota, mientras que la chaparra hasta la lengua me metió y me llegó hasta la campanilla. A cabrona, casi me hace vomitar.
_¡Eres buena con esa lengua! ¿no?
_Es para que veas lo que te espera guapo.
_Entonces te esperamos la otra semana en: Le Chic de la Roosevelt, no vayas a ir a la de la zona 9. 
_¡No!, las veo entonces, comparé unas azulitas para aguantarles, jejeje. ¿Adiós hermosas!

¡Puta! de la que me salvé, dije, mientras las veía aun por el retrovisor; pero esa grandota ¡sí esta bien buena! yo creo que de pronto y le cumplo.

Las pendejas, dijeron: -¡Sacamos pasaje gratis otra vez! ¡pendejo, cree que nos baboseo! ¡jajajaja! 

Eso dijeron las condenadas, se besaron y abrazadas caminaron como dos cuadras más y llegaron a su cantón. 

Ya en mi cuarto, no podía sacar de mi mente esas piernotas; me tocó que relajarme para poder dormir, jejejeje, estuvo bueno el día y la noche no se diga... Y con mi mano sobre mi armamento me quedé dormido.

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