martes, 12 de julio de 2016

Los Terroristas del Centro Comercial (Mi publicacion numero 1000)


Estaba recien graduado como Perito en Electrónica y una vecina esa tarde llegó a mi casa; preguntó por el radio técnico (como se les decía a quienes reparaban aparatos) mi mamá se le quedó viendo, cómo diciendo: -Doña Panchita ¿qué se fumó?, pero antes de que mi madre dijera una barbaridad salí de mi cuarto y dije.

_ Soy yo madre ¿ya se te olvidó?
_¡Ah, jajaja! es que aun no me acostumbro hijo, que bueno que saliste, pues ya le iba a decir una barbaridad a doña Panchita. Pero entre y hable con el Radio técnico, ¡jajaja! Esto dijo mi madre mientras palmeó mi espalda muy orgullosa. Doña Panchita entró y le pedí se sentara para, cómo todo un médico especialista, iniciar con las preguntas respectivas.

_ Y ¿dígame doña Panchita qué tipo de aparato se le arruinó?
_ Pues, es mi tele. Me dijo muy preocupada.
_ ¡Ah! un televisor y ¿dígame que problema le presenta? o sea, ¿qué pasa en la pantalla de su televisor?
_ Pues, ya no encendió.
_ ¡Ah! ya veo y ayer, cuando la apagó ¿estaba todo bien o vio algo anormal en él?
_ No, nada, todo bien.
_ Ok, ¿hubo alguna tormenta o algun apagón de energía? 

Doña Panchita se me quedó viendo tal cual mi madre a ella hace unos minutos, pensando. 
_ Somos vecinos pendejo, te habrías dado cuanta si llovió o hubo un apagón, ¿no? 

Y antes de que yo dijera algo indebido, mi madre me salvó, gritando desde la cocina.

_ ¿Acaso no somos vecinos pendejo?, ¿sentiste que llovió o viste con velas la casa? déjate de pendejádas y anda a ver el tele de doña Panchita.
_ Por favor madre, el experto soy yo. 
_ Bueno doña Panchita, si no es problema, necesito ver su aparato.
_ ¡Claro, vamos!
_ Solo permítame que coja mi herramienta. 

Así que agarre un desarmador y mi tester (apaarato para realizar medidas electricas) y me fui con mi primera clienta, mi vecina doña Panchita (que en paz descanse)
Al llegar, vi el televisor y trague saliva, pues se trataba de un televisor marca Philips, la peor marca para cualquier especialista en esta área; asi que tragué saliva y casi por un minuto ahí en frente, inmóvil, pensando: 
_ ¡Dios mio, es un Phiiiliiiips! Mi prima reparación y me toco un Phiiiiliiips... Y de nuevo trague saliva. Hasta que escuché.

_ Bueno, ¿lo va a revisar o se va a quedar ahí todo pálido frente al aparato? 

Mi reputación, mis tres años y ocho horas diarias de estudios desfilaron frente a mí, recordé cuando mis maestros dijeron: - Ojalá y no se topen en su primera reparación con un TV marca Phiiiliiiips.     Para que no sintiera mi cliente mi temor le dije.
_ Doña Panchita la felicito, un gran aparato receptor, estos no se pueden evaluar a domicilio tendré que llevármelo a mi casa para su evaluación.
_ ¿Por qué? 

Dijo doña Panchita con el seño fruncido. Seguramente pensó. 
_ Para robarle piezas, ¡chapuceros mafiosos!
_ Es que, en mi casa, en mi taller mejor dicho, tengo un aparato especial que no puedo andar cargando para arriba y para abajo porque se arruina y es muy caro _¡Uffff!_ sude la gota gorda.
_ ¡Ah bueno! siendo así, esta bien, ¡lléveselo!
_ Gracias por la confianza doña Panchita, le haré un presupuesto; ¿le parece? 
_ Sí, eso quiero. 

Y cuando empecé a cargar la tele con su hijo y mi amigo, con rumbo a mi casa/taller; doña Panchita me tomó del brazo y me dijo con el desconsuelo en la voz.

_ No le va a robar piezas ¿verdad?
_Doña Panchita esta hablando con un profesional no con un chapucero que nunca estudio y además, usted me conoce desde la cuna, ¿como podría yo robarle a usted?
_ Si madre, ya bájale un poco ¿no? 

Me apoyó mi amigo y nos hicimos a mi casa. Una vez en la mesa del comedor, quien por años fue mi banco de trabajo; mi amigo me preguntó.

_ Vos, lo del aparato caro eran puras babosadas ¿verdad?
_ Si mano, era para traerlo para acá. 
_ Y ¿por qué?
_ ¿Qué, por qué? ¡Es un un Phiiiiliiips!
_ ¿Y eso qué?

Dijo Fredy con la cara de miércoles (iba poner mierda, pero por educación no lo escribiré, espero me entiendan, gracias).

Bueno, una vez ya solo con mi dolor de cabeza, corrí a sacar del baúl de los recuerdos mis notas de estudiante y seguí paso a paso lo que ahí se indicaba, para acabar de joder mi paciencia el televisor era híbrido el condenado. 

_ ¡Puta! ¡que suerte mas pura mierda la mía! Me dije. ¡Aparte de ser Phiiiliiips! es un ¡hiiibriiiidoooo!

Bueno, extraje los tubos de deflexión horizontal y vertical, tambien el flyback y el yugo de deflexión; los metí en una bolsa y los deje ahí para el día de mañana ir a la Sexta Avenida (ya les he contado de ella) a las electrónicas que vendían refacciones o repuestos electrónicos y además, daban el servicio de medir esos dispositivos a nosotros los técnicos.

A la mañana siguiente, muy temprano, como todo cliente ansioso, doña Panchita en la puerta con mi madre, preguntando si ya estaba el presupuesto de su tele, pero mi madre que era una dura le estaba echando una casaca que ni el más viejo y estudiado de los radio técnicos y esto ya era palabra mayor; que aproveche que doña Panchita veía a mi madre con cara de asombro pues mi madre hablaba como todo un ingeniero. (Todo lo que el aprendí a mi madrecita que en paz descanse) Y me dirigí a la esquina, a la casa de don Mario. (También ya les conté de él y de su árbol) A esperar el bus que me llevaría en minutos hasta la sexta avenida, pues hoy día me tardo como dos horas en llegar (¡jajajaja, maldito trafico!) 
Ahí estaba con mi bolsa, cuando aparecieron con la hueva del caso: El Oveja y Rolmy
_ ¿Qué onda mano? 
_ ¿Qué hay chavos? Les respondí.
_ ¿Para dónde la tiras? 
_ Al centro, a revisar unos repuestos para un tele que estoy reparando.
_ ¿Qué decís? ¿lo acompañamos? Le dijo El Oveja a Rolmy, quienes no tenían nunca nada que hacer y así fue, nos fuimos con rumbo al centro. En quince minutos o veinte cuando había congestionamiento estábamos en la Sexta; nos dirigimos hasta la electrónica en donde me hacían un 20% de descuento por mi carné de estudiante y por; postgrado, aun seguía teniendo vigencia y extraje los repuestos de mi bolsa Chapatina y me los midieron. 

_ ¡Esta bueno!... ¡Esta bueno!... ¡Excelente!... 
Cada que escuchaba esto, mi corazón latía a mil y mis esperanzas de reparar mi primer aparato como técnico se iban por el excusado; pero Dios, que me vio en mi amargura se condolió de mí y escuché lo que deseaba escuchar.

_ Y el último mide... ¡Malo! 
_ ¡¿Malo?!
_ Así es, el salida horizontal esta en corto.
_ Y sí ¿ese esta dañado?, ¿qué sucede con el televisor? 

Dije inocentemente aunque sabía la respuesta, pero deseaba una segunda opinión de alguien que lidiaba a diario con esto, pero antes de escuchar lo deseado. Me dijo.

_ ¿Es un Philips, verdad? 

Y en su rostro se dibujó la satisfaccion, lo vi y asi lo sentí; yo respondí con amargura.

_Si vos, es uno de esos y para chingar, es mi primera reparación fuera del instituto.
_ Pues te rayaste, porque cuando este esta malo el aparato no enciende. 
_ ¿En serio? Digo, si lo sé, solo quería tu opinión. 
_ Bueno, feliz reparación, te cuesta 1.25 de dolar (para que se den una idea) Pero mi moneda por esa época estaba uno a uno con respecto al dolar USA, o sea, era lo mismo en mi moneda local.
Sabiendo que aceptarían el presupuesto lo compré y si no, me serviría para una futura reparación, pague y salimos. Pero ya relajado y en la Sexta, nos quedamos ahí el resto del día.
Almorzamos hamburguesas, vimos lindas chicas en minifalda. Entonces el Oveja dijo. 

_ ¡Vamos al Mall! 

Y nos dirigimos al mayor Mall de esa época, ahí adentro con mi bolsita Chapatina recorrimos, los corredores hasta que llegamos a unas bancas que daban a una fuente y nos sentamos ahí por un rato, antes de regresar a nuestra casa. Ya serían las cinco de la tarde y aquello se empezaba a poner buenísimo, pues los que salían de trabajar llegaban al Mall y a Sextear. 
Fue entonces cuando Rolmy extrajo los repuestos de mi bolsa y los colocó sobre la banca mientras lo hacia, los iba entrelazando entre si, como formando una serie; entonces, mientras Rolmy hacía esto, yo observé que los miembros de la seguridad del Mall se hablaron entre ellos pues, uno de ellos entró en pánico y decidió que, aquello era un explosivo y que nosotros éramos terroristas; algo entendible en los tiras de aquellas fechas. De pronto estábamos rodeados de varios miembros de la seguridad del Mall con waki toki en mano y garrotes en la otra, estos carecían de armas por aquellos dorados y recordados tiempos, al ver que la cosa estaba color de hormiga yo les dije a mis acompañantes quienes disfrutaban poniendo nerviosos a los oficiales del orden interno del Mall ,quienes permanecían ahuevados y en el lugar ya solo nosotros tres, pues seguro habían evacuado a las potenciales victimas.

_ ¡No chinguen mucha, nos van a meter al bote! 

Así que cogí mis repuestos y los metí en mi bolsa, pero para esto se escuchó en un alta voz a los oficiales de la Policía Nacional. 

_ ¡¡Ustedes tres en la banca, al lado de la fuente, dejen el artefacto ahí y coloquen sus manos sobre su cabeza!!
_ Se los dije pendejos, ahora estamos en problemas. 

Al terminar de decir esto, mis acompañantes estaban los chingones y miedosos con las manos sobre la cabeza e hincados; yo grite. 

_ ¡¡Quiero hablar con el oficial a cargo!!
_ ¡¡No negociaremos con terroristas!!  Me respondió y agregó.
_ ¡¡Coloquese con sus compañeros ahora mismo!! 

No me quedó de otra que hacer caso y me coloqué así. En mi mente se repetía, tenías que ser un televisor ¡Phiiiliiips! Se acercaron los oficiales disque anti-bombas, pues nada que ver en esos tiempos, seguramente que vieron alguna película de Rambo o de otro super héroe de Hollywood, esa sería su única experiencia en estos menesteres. Lentamente se fueron acercando hacia nosotros y yo insistí.

_ ¡¡Quiero hablar con su oficial a cargo por favor!!
_ ¡Shooo cerote! 
Fue la respuesta del Chonte (policía) Gracias a Dios que entre los oficiales anti bombas, iba un radio técnico quien de inmediato tomó su intercomunicador y dijo.

_ ¡Atención jefe°! ¡falsa alarma! ¡son solo repuestos de un televisor, no es ninguna bomba!
_ ¡Repito, son repuestos de televisor, para ser exactos de un televisor Phiiiliiips!
_ Levántense, ¿quien de ustedes es el técnico? Pregunto el oficial y radio reparador.
_ ¡Yo! -Dije- Buena suerte con tu tele Philips, pues son la muerte para cualquier técnico hijo.
_ ¡Oficiales, retirada! Dió la orden. 

Y entonces el administrador del Mall, se escuchó cuando les sacó la madre a sus despistados y miedosos oficiales de seguridad; quienes para mí, hicieron un buen trabajo, pues; ¿y si hubiera sido cierto?, era para darles las gracias, pero bueno, ya saben como son estas cosas. 

Los policías se fueron, pasaron a nuestro lado viéndonos de una manera que con seguridad nos sacaron la madre, mientras que el oficial que nos salvó me vio a mí y seguro estoy, que me dio su bendición; lo digo por el condenado televisor marca Philips.

_ ¡Vámonos a la mierda, cabrones ya vieron lo que hicieron!
_ ¡Síii! ¡vamos a ser famosos! ¡te imaginas Oveja las nalguitas que conseguiremos, pues seguro esto saldrá en la prensa y les contaremos que fuimos nosotros; Los terroristas del Mall. Yo que los escuchaba, les dije.

_ A mi me sacan de su telenovela, ya con el Philips es más que suficiente.

Al día siguiente armé el televisor de doña Panchita y Bendito seas Señor; el televisor funcionó a la perfección, yo me sentí Ingeniero graduado, pues habia reparado en mi primera reparación a un famoso y despreciado por los técnicos, un TV de marca Philips. (He de contarles que en los talleres se leían en sus rótulos: Se reparan televisores, no se aceptan los de maraca: Philiops. Asi de jodidos era esa marca, pero eran buenisimos eso sí).

_ Y ¿en cuanto salió el presupuesto? Dijo doña Panchita a mi madre, quien ya empezaba con su casaca, para ayudarme.
_ Me permites madre.
_ Claro hijo, usted es el radio técnico, diga cuanto cobrará por la reparación del televisor Phillips; dijo mi elocuente madrecita y doña Panchita nos veía con cara de susto a los dos.

_ Bueno doña Panchita por tratarse de usted y dado que los repuestos están muy caros. Le cobraré: 35 dolares (ya expliqué porque dolares) 
_ ¿Treinta y cinco usted, tanto? Como todo cliente chillón.
_ Mire doña Panchita, son 30 de repuestos y 5 de mano de obra o sea, le estoy cobrando como vecina, no como cliente. Además vea que belleza o ¿no quedó nítido?
_ Bueno, para que le digo no si esta chulo, y le agradezco mi´jo por cobrarme tan poquito. 

Así inicié mi carrera y el temor a los televisores Phillips desapareció. En el mes reparaba como diez aparatos; hablamos de unos 350 dolares al mes, un poco más u otro menos y es que el sueldo mínimo de un empleado promedio era de 60 o si mucho, un buen sueldo 100 al mes. ¡Hagan sus cuentas!

Debo contarles que jamás regresé a comprar repuestos con los pendejos del Oveja y Rolmy


                                        El Fin


SergioRaga 12.07.16



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