lunes, 8 de agosto de 2016

La Planta: Minera


El viajero entró y buscó un lugar propicio para dejar su nave, oprimió varios botones del tablero y en una pantalla apareció una especie de radar, el cual revisaba el lugar y luego de un tiempo se escuchó...

_ No hay indicios de vida Señor.
_ ¿Vida animal? Pregunto el piloto.
_ ¡No hay señor! Dijo la vos en los altavoces.

Luego de dejar a la nave en standby se apeó de ella y por el terreno anduvo. La nave había quedado sobre una colina y desde ahí se lograba ver hacia los alrededores, el viajero quiso suspirar pero lo denso del aire no se lo permitió, este solo tocio. Pensó. 

_ Es una lastima, todo esta igual a la ultima vez que vine, sin embargo la vida sigue con o sin vida.
Se acuclilló y al suelo esculcó, al hacerlo dijo, como si hubiera alguien con él, pero estaba solo, literalmente solo.

_ La tierra esta estéril, aquí nada podría nacer, mucho menos vivir; recuerdo que aquí hubo suelos ricos en minerales y otros alimentos propicios para que naciera vida, pero hoy todo esto es como una mujer estérir, la cual no podría quedar en cinta jamás. 
Entonces lanzó lejos el puñado de tierra, si a eso se le podía llamar así y avanzó colina abajo, mientras lo hacía sus ojos se humedecían pues sus recuerdos lo llenaban de nostalgias. 
Sin darse cuenta, por ir sumido en sus pensamientos, unos bellos de aquel lugar, llegó a donde se dirigía y ahí tampoco nada, solamente lo que un día fue fuente de aguas cristalinas, bajó a la cuenca que una vez un río fue y de nuevo se acuclilló y del suelo tierra en sus manos tomó y lo de nuevo el mismo comentario: Mujer Estéril eso dijo y desde ahí observó y lo que vio era un lugar desértico, sin nada con vida pero diferente a lo que era un desierto cuando hubo vegetación y la diferencia era bien definida, lo que vio era un terreno con manchas negras y de ellos trozos de hormigón y hierros retorcidos, agujeros como si fuera la luna, además de aquello que un día fueron obras, edificaciones hechas por quienes habitaron el lugar. Pensó. 
_ Como dijo el poeta: Las obras quedan y las personas ya no están; pero ahora ni las obras quedaron, seguramente aquí, por mi experiencia hubo una extinción, las gentes se mataron entre ellos y los pocos que sobrevivieron no pudieron continuar con vida, pues era algo imposible. He estado aquí ya más de un mes y no he podido encontrar un lugar diferente a este, todo es igual, un enorme cementerio, sin fauna, ni flora, mucho menos personas. Aquí: ¡Nada!

Se levantó decepcionado del lugar en donde estaba y luego de dar un ultimo vistazo al enorme y devastado lugar, solamente con cráteres, tierra quemada o con manchas negras y de lo que un día fue, lo único que quedaba era el hormigón y hierros retorcidos nada más. 

_ ¡Bueno! Se dijo, pensando mientras caminaba con rumbo a su nave la cual lo esperaba unos metros atrás, arriba en la colina. Los cielos eran extraños, el hermoso color celeste ya no existía, era un raro color el cual no existe en el espectro de colores conocido universalmente y entre esa horrorosa cosa que un día fue cielo, apenas una veladora, una linterna con las pilas agotadas pues así brillaba el astro rey, el que un día le dio vida al lugar, era lógico que sin él no habría vida aquí al menos durante varios siglos, sus ojos ya no pudieron evitarlo y por sus mejías rodaron unas lagrimas, su garganta era un nudo de scouts; se limpió mientras caminaba hacia la nave pero no pudo evitar que una de sus saladas lagrimas cayera al agrietado suelo. 

Él escuchó el sonido que esto provocó, lo que su lagrima hizo al hacer contacto con el árido suelo, eso le llamó la atención y cuando su vista dirigió hacia el lugar de donde provenía el extraño quejido, pues eso creyó haber oído, un crujido como quejido que hizo lo que un día fue tierra y en ese lugar, el que tuvo contacto con su salada lagrima, en el lugar con el que hizo contacto, ahí algo se agrietaba e hizo que se abriera. Ya el visitante ahí agachado con la curiosidad en su mente, aumentó el agujero y, ahí, sin explicación alguna que cupiera en la lógica, un ovulo fértil de la mujer estéril, esa fue la expresión que el tipo utilizó al encontrar muy acomodada y esperanzada a una pequeña planta con apenas una hoja verde, muy verde, en el lugar se había formado una especie de invernadero que por alguna razón ocurrió y ahí la hermosa criatura -valga la expresión- un ser vivo esperando ser rescatado; tal cual, aquellos mineros que pasan muchos meses soterrados y por los cuales nadie da un centavo, pues sería imposible que sobrevivieran o como aquellos en el avión, en los Andes que lograron vencer la adversidad y comiendo cadáveres lograron soportar y sobrevivir el inclemente frió; así le pasaba a la pequeña planta y único sobreviviente en todos los lugares que había visitado y quien sabe si su lagrima no hubiera acertado, él se habría ido de ahí con el pensamiento de que el planeta era un cadáver más de la galaxia, pero en ese momento se repitió. 

_ Siempre habrá algo o alguien por quien creer y por ello he venido a este lugar con la esperanza y me encontré con una, muy pequeña pero ahí está. 

El viajero excavó y del lugar rescató a la Planta Minera; así la llamó, pues no sabía que era. Quien sabe y era una mala hierva, de esas que dicen: Mala hierva nunca muere, pero para él, era lo más bello que no veía en años. Al tenerla protegida con ella y una gran emoción en su corazón hasta su nave llegó y ahí buscó un recipiente adecuado para su invitada de honor y luego de acomodarla, agua le dio. Escribió en su bitácora y después oprimió una secuencia de botones y por ultimo oprimió "Start" y los motores arrancaron. La computadora le preguntó.

_ ¿A dónde señor? El piloto respondió. 
_ A casa Clair.
_ Cómo ordene señor... Señor ¿puedo preguntar algo?...
_ Claro Clair. Dijo el piloto.
_ ¿Valió la pena este viaje tan largo Señor?
_ ¡Valió la pena Clair! al final otros llegaran y continuaran la vida;  hoy aprendí que hay esperanzas y que la vida siempre seguirá a pesar de los errores humanos. 
_ ¿Esperanza Señor, se refiere a su invitada?
_ Exacto Clair, me refiero a la Planta Minera, me voy con la esperanza de que como ella haya muchas más por todo lo que este planeta fue y que en nuestra próxima visita ya hayan echado raíces y logremos encontrar vida.
_ ¿Volverá Señor? 
_ ¡Pues claro! y ahora con mayor razón. 
_ Pero, ¿creí sería nuestro ultimo viaje a este horrible lugar, Señor?
_ Y asi lo hubiera sido, de no ser por esta belleza verde...

La platica entre computadora y piloto así siguió por meses. Al lugar que ellos volvieron, no era otro que el mismo planeta al cual recien abandonaban, pero unos siglos en el futuro. 
Al llegar, la Planta Minera fue sembrada en el centro de su enorme jardín. 

Y ¿saben algo? no era mala hierba, era un bello y frondoso árbol, pues al final o al principio, como quieres verlo... La vida siempre seguirá y tarde o temprano será igual.

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