jueves, 22 de septiembre de 2016

Amor a Primera vista


Algunos dicen que el amor a primera vista es algo que no puede suceder, algo imposible de ser, mientras que otros lo aseguran con tal propiedad, pues aseguran que ellos lo vivieron más de una vez y no faltan aquellos que lo confirman gritándolo a los cuatro vientos, que ellos son el resultado de un amor a primera vista. Sí, que se vieron y en el acto se enamoraron y que hasta la fecha viven aun enamorados. 
Lo que yo pienso, es que nadie puede, ni tiene el derecho de debatir cada una de estas experiencias, es de respetarlas y si lo es, o no lo es, pues eso solo lo podrá aseverar quien lo vivió en carne propia, como una experiencia propia. 
Además, el amor es algo tan especial y esplendoroso y lleva con él y en él, historias tan complejas, como otras tan simples, situaciones que realmente nos ponen a pensar quien tiene o no la razón.
Por mi parte, les contaré, que yo viví una experiencia de estas y puedo asegurar con propiedad que el amor a primera vista sí existe, pues lo viví en carne viva, una experiencia que... 
Bueno, mejor les cuento la historia.


Era época de adolescentes en mi barrio, pues, los que ahí vivíamos, todos ahí nacimos y llegamos juntos a esa problemática edad, para unos, fue ave de paso, mientras que para otros fue una tortura, luchas internas con su yo interior, peleas en casa con sus padres y hermanos mayores, otros iniciaron su lamentable camino a la perdición, el mundo de las drogas, por otro lado, a otros, les ganaron los vicios permitidos e iniciaron su vida de fumadores, tambien aquellos que iniciaron su vida de alcohólicos. Por mi parte, a mí lo único que siempre me interesó, fue el sexo opuesto, las chicas, las mujeres, no importaba como estas fueran: Altas, bajas, gorditas, flaquitas, no importaba; lo único que importaba, era que tuvieran pelo largo y falda, creo haberme enamorado hasta de una escoba con faldas. -Pero esta es otra historia-.

Por esa época, en la que nos convertimos en hombres culicagados, tambien unos años antes o meses, tambien lo hicieron las insoportables e inaguantables niñas chutes de juegos infantiles, ellas iniciaron su transformación y de aquellas muñequitas de trapo sucio, se convirtieron en muñecas de colección, otras en unas Barbies

Recuerdo que una tarde, vi pasar a Eva -nombre ficticio- era una chica nueva en el vecindario.

- Hola ¿qué hacen?

Pregunté a mis amigos, quienes estaban como zanates y garrobos en el árbol de don Mario, pues era muy temprano. Los saludé con el ritual de esas fechas, cada saludo duraba casi un minuto y aquellos ese día eran cuatro, el saludarlos llevó su tiempo.

- ¡Nada!

Dijeron casi al unisono, algo que me llamó la atención fuertemente, pues era obvio que algo pasaba y yo lo sabía, porque no deseaban que me enterara.

- ¡Ah!, bueno, córrete un poco.

Le dije a Dany y me senté a su lado, mientras ahí sentados bajo el sol y cubriéndonos con las ramas de aquel valioso árbol, la platica era la de siempre, chicas y más chicas. También les comenté, bien lo recuerdo, que Rolmy había visitado un nuevo prostíbulo y estaba buenísimo, la mejor carne a un precio accesible para nuestros bolsillos, cosas importantes para nuestra edad, tal cuales esas eran. 
De pronto toda la paz en el árbol se desvaneció, mis amigos se colocaron como lo harían hoy, para la foto de perfil de Facebook, se acicalaron el cabello, acomodaron sus mudadas, hubo quien encendió su único cigarro para parecer hombre de mundo e importante y a la vez verse mucho mayor, el único que siguió tal cual, natural e ignorante de lo que por el lugar acontecía era yo, al ver que todos dirigieron su vista hacia un punto en especial hice lo mismo y entonces la vi, era ella, Eva, quien bajaba por la eterna y larga bajada, nosotros en el árbol, al centro del bulevar, ella sobre la banqueta contraria a nuestra cuadra, yo la vi, ella caminaba en cámara lenta y  a su cabellera la despeinaba el aire; ella, adentro de un jeans, uno celeste o desteñido, pero parecía que solamente lo traía pintado sobre su piel, caderas y piernas perfectas, un poco más arriba, una playera de color lila la cual, tambien parecía pintada y trataba de esconder o por lo menos disimular un par de hermosos senos de regular tamaño a mí me parecieron perfectos, sobre su cabellera despeinada, ella se coló sus gafas para el sol y dejó a la vista de simples mortales un par de ojos con cejas perfectas y enormes pestañas y, en sus iris las aguas cristalinas de un manantial, su  andar, perfecto equilibrio sobre un par de tenis Adidas de color rosado, los cuales se encargaban de mantener verticalmente perfecta al ser más bello que en mi corta existencia jamás había visto y eso que había visto ejemplares muy bellos y de muchos colores, sabores y tamaños, muchos para mi edad la verdad, ella por fin pasó frente a nosotros, pero ella ya nos había visto con mucho tiempo y distancia, algunos de mis cuates quedaron mudos y se dedicaron solamente a verla, mientras que otros se atrevieron a decir alguna mulada que según ellos, fue el piropo idóneo para tan  bella hembra, ella nunca sonrió, simplemente su paso siguió, pero yo vi que sus ojos me vieron por un breve instante o al menos, eso deseé y creí, para mí, Eva me vio y  juro que hasta me sonrió. Yo, al igual que mis amigos la seguí con loa mirada sin lubricar mis ojos, pues nunca me permití parpadear, pues si lo hubiera hecho, me habría perdido de un segundo o mili-segundo de apreciar tanta belleza.
Cuando por fin pasó frente a nosotros y siguió camino abajo, nos permitió verla por la espalda; ¡Dios mio!, que majestuosidad, esa mujer era perfecta, todo en su lugar y en las proporciones perfectas. Que alguien dijo, lo que recitaba un viejo anuncio de autos, uno que era perfecto, el cual no tenía ni un solo error para que le compitiera la competencia y esa frase era: ¿Y, no tiene televisión? era lo único que le faltaba para ser perfecta, pero apara mí, ella tenía el futuro en ella, yo vi que tenía una LCD led. 
Nadie habló, ni respiró, hasta que la distancia y el tiempo le permitieron desaparecer en el final de nuestra calle, la cual era una prolongada bajada. 
Cuando ella desapareció de nuestra vista todos regresamos a nuestra posición y creo que pasó una media hora y nadie dijo nada, creo que lo que pensábamos o hacíamos era repasar lo que acabábamos de ver. Fredy se levantó de su rama y dijo.

- Nos vemos muchá.

Nadie respondió, al rato se levantó Willy, luego Julio, después nos quedamos ahí, uno a la par del otro, mi primo Rolmy y yo. Despues de ello y ya solos.

- ¿Te gustó? ¿qué te pareció?, ya hice mis averiguaciones y se llama Eva.
- En mis oídos se quedó un eco que repetía: Eva... Eva... Eva...
- Ah, pues, está linda la chica, ¿cómo dices que se llama? Dije como quien no quiere nada
- ¡E-v-a!, ¿estás sordo?, ¿no te gustó acaso?
- Pues, no está mal la chica, digo... Eva.
- ¿Crees que tenga novio? Me dijo ingenuamente mi primo, un experimentado en el arte de la conquista, pero con Eva, había que andarse con pie de plomo.
- Bueno, una chica como Eva debe de tenerlo y si no lo tiene es porque ella no quiere o porque esta tan bonita y eso le ahuyenta los chicos, o sea, que nadie se anima ni hablarle, como ves, iba sola. Bueno primo, nos vemos después de almuerzo y damos una vuelta. 
- Ok, hasta el ratón. Dijo, nos dimos la mano y nuestro saludo. 

Y, cada calabaza para su casa. Mientras me dirigía a mi sacro santa casa, en mi mente esa imborrable imagen, la de Eva, ahí comprendí que me había enamorado a primera vista,       - cómo pueden darse cuenta, ese amor sí existe -.

Esa tarde salimos y cuando con mi primo me reuní no dije nada respecto hacia donde nos dirigiríamos, pues ya sabía a dónde iríamos.

- Si querés bajamos, allá abajo casi nunca hemos ido, ¿qué opinas?
- Me da igual, total, si no hay nada bueno subimos a dónde siempre. Dije, como quien no quiere ir, pero en mis adentros grité: ¡¡Síiiiiii!!!

Bajamos muchas veces, casi todos los días y nunca la vimos, no supimos en donde vivía, pasábamos horas esperando en diferentes lugares para dar de casualidad con Eva, pero nada. Una noche de vigilia, por donde veíamos que ella se perdía cuando la lográbamos ver bajar, ahí estábamos, cómo policías cuidando la estación; ya entrada la noche apareció un Honda Civic, uno bien chilero, qué bárbaro, que lujo de auto; este lo escuchamos a varias cuadras, pues traía el auto-estéreo encendido con los éxitos del momento, nos dijimos, pues, ya estábamos todos, primero llegamos mi primo y yo y después, uno a uno aparecieron el resto. 

Dany se colocó a bailar al escuchar la música, mientras yo me dije; ese carro no es de aquí, pues por acá son contados con los dedos quien tiene uno y los que tienen ya son carcachas, además me sobraban muchos dedos o sea los carros del vecindario, eran tal vez tres o cinco a lo mucho. Un mal presentimiento se apoderó de mi cuerpo y mi mal presentimiento se hizo realidad, frente a una casa de dos pisos, una muy bonita de la cual ignorábamos quien vivía ahí, pues como dije antes, nunca íbamos por aquel lugar, el auto se detuvo, apago la marcha y solo se escuchó la musica, ahí estuvieron como media hora, mientras ese tiempo transcurrió, Dany y ahora Julio seguían bailando. Rolmy y yo, eramos unos gatos salvajes observando nuestra presa. 
Por fin las puertas se abrieron y del Hondita salió Eva y a su lado un chavo mucho mayor que ella y que nosotros en edad, se dieron un beso, yo quise ver que fue en la mejía; y él se quedó ahí parado hasta que Eva entró en aquella hermosa casa, luego dio marcha a su auto, pasó frente a nosotros del otro lado del bulevar, abrió la ventanilla y arrojó hacia nosotros una colilla de cigarro y se lo tragó la oscuridad, nadie a excepción de mi primo y yo, nos percatamos que del auto bajo nuestra Eva.     

- Bueno muchá, nos vamos, ya hace frío y a estas horas no creo que veamos a Eva, dijo Julio y ellos se fueron, quedándonos ahí, mi primo y yo.

- ¿Qué opinas? Me preguntó mi primo un poco desilusionado, yo respondí como todo un experto.
- Pues, esta claro ¿no?, Eva no es pulga que brinque en nuestro petate, a ella le gustan ese tipo de tipos, con carro y que sean mucho más mayores que nosotros.
- Si, eso pienso, lastima ¿no?
- Si. Dije con mi corazón enamorado y destrozado, abrazados, los primos se fueron a sus sacrosantos hogares.

Esa noche, me dije: Realmente me gusta, pero no creo que me haga caso, no perderé mi tiempo con ella. Palabras que hoy resuenan en mí, pues renuncié a ella sin darme una oportunidad la cual, por lo que en mi vida logré, pudo haber sido otra historia, yo estaba enamorado de Eva y fue, amor a primera vista.

El tiempo pasó y nos conformamos solo con verla pasar, nunca nadie pasó de un tonto piropo o de simplemente verla, eso nadie podía evitarlo. 

Pues bien, en uno de mis viajes a la Sexta avenida, ya entrada la tarde, luego de comer una hamburguesa y de dar unas vueltas por la sexta viendo vitrinas y chicas, miles como Eva, subí a un ruletero, el cual me llevaría hasta la esquina de mi casa, subí en él, ya estaba casi lleno, me senté y sin darme cuenta, pues mi pensamiento le pertenecía a Eva, el amor nunca logrado, en una de las vueltas del ruletero a una velocidad que a los pobres pasajeros de la segunda y tercera edad incomodaba y al chofer le sacaban la madre, además que le gritaban que le bajara el volumen al auto-estéreo, a lo cual, el condenado piloto hacia lo contrario y oprimía más el acelerador y con su ayudante se reían, burlándose de los que ahí iban con las caras blancas que ya vomitaban. Pues en una de esas vueltas increibles, la luz incidió en quien estaba enfrente de mí, con su mirada clavada en mí, eso llamó mi atención y al verla con atención, ella evadió mi mirada y se hizo la disimulada. Era Eva, yo ya no le quité la mirada de encima y ella la sentía pues, cuando le era posible me veía y arreglaba su linda cabellera, subía sus cejas, lamia sus labios tambien los mordía, me daba miradas de perrita regañada, en fin, era evidente que Eva me coqueteaba y yo, simplemente la veía fijamente, sin parpadear, la escaneaba de pies a cabeza, observaba complacido lo que ella con su expresión corporal me enviaba; para mí, eso fue suficiente, como si hubiéramos tenido en ese viaje el cual me pareció muy corto, un encuentro amoroso, el cual para mí fue tocar el cielo. Sí le gustaba a Eva, llegamos a nuestro bulevar y en lugar de seguir hasta su casa y de hablarle o por lo menos hacerme su amigo, yo, ya estaba conforme, de que la amaba desde el primer día que la vi y eso para mí ya era más que suficiente. Nunca sabré si ella sintió lo mismo por mí esa tarde noche que me vio sentado frente a ella, ahora me digo; quizá tambien se enamoró de mí a primera vista y por un tiempo al igual que yo, ella me amó. Pero eso nunca lo sabré, pero eso quiero pensar que sucedió.

- ¡Bajan! grité al chofer.

El ruletero paró justo en la esquina de mi casa, me puse de pie y nuestras miradas se encontraron, sus ojos, como agua cristalina de manantial, ella me vio y ambos sonreímos, caminé hasta la puerta y de nuevo, antes de bajar la vi y ella me veía como diciendo; vivo más abajo, no me acompañas: pero yo dije; no gracias, de nuevo sonreímos. 
Al estar en tierra, ella me siguió por la ventana y yo ahí quedé hasta que el ruletero se perdió con mi amor al final del bulevar. 
A nadie le conté lo que pasó, ni a mi primo, pues de hacerlo me imagino lo que me habría pasado, para mí la conquista de mi amor se consumó, pues me dije, nunca antes la vi en un colectivo, siempre la vi en un auto de lujo y con tipos mayores a mi corta edad, aquello era un caso perdido para mí.

El tiempo pasó y pasó y mientras, yo saliendo con mi chica en turno, otra muy linda por cierto, regresaba de nuestra cita y de una visita al cine, no para ver la película, sino para pasar casi dos horas besándonos en la oscuridad de la sala del cine, al volver me bajé por donde me invitaron a una fiesta, un repaso, a pesar de que la fiesta ya estaba por terminar, pero cuando me fui acercando, aquella casa estaba que no cabía un alma, algo extraño, pues para cuando las fiestas estaban por terminar cada quien salia de ahí con su pareja o la conquista de esa tarde, pero aquello estaba como si la fiesta recien empezaba, la música estaba increíble, me acerqué y de entre la oscuridad, apareció Dany con mi primo.

- Vos, de lo que te perdiste, vení, entra y verás porque está esta mierda toda llena. 
Entré como pude a la casa, escoltado por mis amigos y a media sala con la blusa pegada en su piel, lo cual no dejaba nada a la imaginación, parecía como si estuviera topless, sus pezones hinchados, aquello era un espectáculo digno de un pista de streaptease, sí, era Eva la que bailaba como una bailarina de película y con ella uno de nuestros amigos, pero de otra pandilla, un chico tan particular y sin nada que envidiar, uno más de la banda, me refiero, que no era uno de los que con ella antes vi y que me hicieron poner mis pies sobre la tierra y conformarme a amar en silencio. Y justo cuando la olvidaba de nuevo aparece y con otro igual a todos nosotros. La fiesta terminó y ella salió de la casa de la mano del Checha, vaya contrariedad, cuando por mi lado pasó, me sonrió y me dijo.

- Hola, te cuidas.

Yo quedé mudo, al darme cuenta de mi error, quienes se alarmaron y preguntaron, fueron Dany y Rolmy, aparte de que los que oyeron, me vieron con cara de; ¡que pilas este chavo, lo saludo esa nena!, el crédito lo compartí con el Checha, aunque quien la llevaba de la mano era él y no yo.

- ¡Sergio! ¡te saludó!
- ¡Yo la escuché muy bien cuando te habló!
- ¡Además te sonrió!
- ¿Acaso hay algo que no sabemos? 
- Contá, ¿por qué te saludo y te habló? cosa que no ha hecho con nadie del barrio, hasta hoy que se la lleva de la mano el Checha.

Mientras caminamos hasta nuestro sacrosanto hogar, les conté a Dany y a mi primo, de ellos recibí el consuelo y ahí terminó la historia de amor a primera vista para mí, para todos, pues al verla de novia del Checha, Eva perdió todo atractivo y es que hacerse novia del Checa, eso era para bajarle la moral a cualquiera y no es que Checha estuviera tirado a la perdición, ni que no mereciera, pues feo no era, era popular tambien con las chicas, pero la diferencia entre Checha y yo, fue que él se arriesgó y que estuvo en el lugar y la hora indicada, mala suerte para mí, pues si no hubiera ido con mi novia de turno esa tarde y hubiera llegado a la fiesta que me habían invitado, tal vez esta sería otra historia.

¡Ah!, tiempo después, supe que se casaron y se fueron a los USA y desde ese día, nunca más supe algo de Eva. Espero que aun estén juntos y que alguna vez, Eva me recuerde como la recuerdo hoy yo. Cómo ven, si existe el amor a primera vista, por lo menos, en mi caso el amor fue de una mitad de la naranja o quién sabe y lo fue la naranja entera. Pero eso, nunca lo sabré.




Tomado del libro: "Historias de un adolescente Tímido 2". De: Sergio Raga.

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