martes, 13 de septiembre de 2016

Entre enfermedades te veas


En la historia humana se han registrado miles de males, centenares de ellos; mortales, hubo algunas que acabaron con buena parte de la humanidad y no escribo sobre las guerras, locales o mundiales, a lo que me refiero es a las enfermedades, un mal que llegó con el hombre y en nuestra historia se ha escrito mucho al respecto, igual numero han quedado en el camino, batallas ganadas por el hombre y han sido erradicadas, borradas del planeta, aunque se dice que hay unas que se guardan bajo siete llaves por las potencias de nuestro hogar, ¿para qué? para qué un día algún loco se las robe y las utilice para su beneficio propio, para matar otra buena cantidad de seres humanos; enfermedades que en su momento mataron a medio mundo. 

En la actualidad, siguen entre nosotros, enfermedades que causan tanto daño a la humanidad, a quienes las padecen y a sus parientes, me pregunto precisamente ahora que escribo esto; son enfermedades naturales, accidentes biológicos o son enfermedades premeditadas, un pulso entre los poderosos del planeta que se nos heredó a todos, no a unos cuantos y que iniciaron en laboratorios con su respectiva cura, como quien dice veneno y antídoto. 
Y, que no pensaron que al estar en el sistema de algún desgraciado y mal afortunado, estos virus mutarían y que los antídotos o medicinas (las curas fabricadas con la enfermedad)  no funcionarían. Pero esta es otra historia.

Estamos en un siglo que sobresale de sus antecesores por tanta tecnología, tanto invento maravilloso que antes solo era posible en caricaturas o películas de ciencia ficción, vaya que hemos avanzado y superado lo que era impensable a penas a menos de cincuenta años atrás, no digamos un siglo atrás, sin embargo aun sobreviven enfermedades mucho más antiguas que no han podido ser erradicadas, olvidadas, curadas y cada década, nuevas enfermedades que atentan contra nosotros, volviéndonos lo que olvidamos muchas veces; lo vulnerables que somos. 
Laboratorios con inversiones millonarias trabajando las veinticuatro horas, los trecientos sesenta y cinco días y con pocos avances; o, ¿ya tienen la cura, pero se les prohíbe divulgar la cura por asuntos de seguridad nacional para crear miedos en los paises subdesarrollados? los cuales dependemos de ellos y que sin nosotros, porque sabemos que ellos dependen más de nosotros la gran mayoría, la cual irónicamente somos la gran minoría en recursos y posibilidades pues, si entre nosotros nace un genio, de una lo esclavizan y se lo nacionalizan a cambio de sus billetes, como si fuera una contratación en esos equipos mundialmente famosos que se disputan a los genios en dicho deporte para sus clubes. Esta tambien es otra historia.

Bueno regresando al tema, laboratorios trabajando por encontrar la cura a tantas enfermedades que acaban con nuestros hermanos de una manera denigrante, pues no son dignas de matar de una a quienes las padecen, sino que son tan lentas y prolongadas y al final la cura, la solución digna a tanto sufrimiento no es otra más que la muerte. 
Entre tantas enfermedades de las que hablo pero que no diré nombres, por respeto a quienes las padecen, quiero decir que hay una enfermedad, la más vieja de todas, una que justo llegó con el mismo hombre y que en todos estos siglos de historia registrada nunca nadie a sobrevivido a dicha enfermedad, a pesar de que, al igual que las otras importantes, la ciencia hace mucho que empezó su cura y nada, ni un adelanto se a logrado. Han conseguido paliativos, al igual que las otras, pero su cura no, y debo agregar que entre los paliativos de las otras hay registros de que hay unos suertudos que se han beneficiado con ellos y que sus cuerpos han reaccionado de tal manera, que han salido vencedores y logran encontrar la tan ansiada salud en sus cuerpos y mentes. 

Pero de esta otra, nada, cada día vidas se pierden con ella, una enfermedad quizás de las peores, la más tremenda y horrenda, que al igual que la muerte no ve clase social, etnia, sexo y que tambien afecta a los animales, es más afecta hasta a las plantas, insectos, en fin a todo; esta enfermedad es implacable y sus síntomas son desagradables desde el primero hasta el último; tiene un tiempo de incubación de casi cincuenta años, sí, en ese tiempo el contagiado tiene la enfermedad y vive con ella sin darse cuenta, así de grave es esta enfermedad y una vez aparecen los síntomas a ser visibles es cuando te das cuenta de que estuviste contagiado y entonces es demasiado tarde, inicia tu resignación y las dolencias, pues te merma poco a poco, gota a gota, cada una de tus anteriores habilidades se deterioran y lo hace en cada una de nuestras células, no deja una sin ser afectada e infectada, todas sucumben a su infección, según registros el 99.9 por ciento no logra sobrevivir a ella, ni le permite al contagiado superar el centenar de años, pues cuando aparecen sus síntomas, la enfermedad avanza inmisericordemente, nada la detiene y cada día, año, década que pasa se hace visible como consume al individuo que la padece.
Pero como dije antes, llegó con el mismo hombre y no se ha logrado nada en los anales de la historia y se ha tomado como algo natural e inherente del cuerpo humano, animal y vegetal. 

Al igual que las otras, se sigue investigando para erradicarla o para evitar su aparición a tan temprana edad, pero los resultados no han sido los esperados, así que, la tendremos que padecer; nosotros, nuestros hijos, nuestros nietos, pues al parecer es congénita y se hereda, ya está en los genes de cada heredero, pues la sintomatología es diferente en razas, en familiares, pero el final es el mismo resultado, hacia ella vamos y no queda de otra, más que padecerla con dignidad y serenidad.  Saber qué como la muerte ella llegará y con el que la padece acabará. 

Ojalá y un día quienes nos controlan y dominan y quien sabe, tienen en su poder el poder de control, de algunas de estas enfermedades que causan tanto dolor y al final la muerte pueda ser difundida entre todos los que habitamos esta enorme casa, este enorme hogar, el cual se nos heredó a todos a cada uno de los que convivimos en él; y no les pertenece a los que se creen dueños de nuestro hábitat. Lo que quiero decir, es que un día, nadie sufrirá de ninguna enfermedad, que todas ellas serán historia y muchas serán por el hombre olvidadas, ¡ah que dicha! ser parte de esa generación pero, cuidado, no se alegren futuras generaciones pues siempre existirá esta enfermedad, la peor de todas, la que nunca ha sido posible erradicarla, desde que el primer ser humano puso pie sobre esta bendita tierra, llamada: Tierra, esa enfermedad si que la sufrirán hasta los días postreros. 

Nadie se salvará de padecerla, por las características de su sintomatología.    La enfermedad de la que escribo y a la que me refiero, se llama: Vejez. 

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