lunes, 26 de septiembre de 2016

La Madam 2 (Erotismo de Sergio Raga)


... Stephany salió de la habitación con una expresión de asombro en su rostro y cerró la puerta.

Los días transcurrieron y el lugar se mantenía como siempre, a reventar, entre sus clientes, políticos, famosos, millonarios, personajes que sí podían pagar las altas sumas de dinero por un par de horas o la noche entera, con una de aquellas bellas, sensuales y maravillosas diosas del amor. 

En una de dichas noches, regresaron quienes acompañaron en esa oportunidad al tipo quien hizo disfrutar de su primer y único orgasmo a la Rusa Nikita, desde ese día, nunca se escuchó a Nikita gemir como esa noche, lo hacía, pero era parte de su performance, como prostituta profesional.

- Hola hermosos, tanto tiempo sin venir, ¿no digan qué van a la competencia?
- Hola Stephany, ¿cuál competencia?, si ustedes son las reinas, las únicas.
- Ya lo sé, pero me gusta escucharlos decirlo. Jajaja. Pasen, síganme, ¿supongo que la mesa de siempre, verdad?
- Así es Stephany, tú si nos conoces muy bien, además, quiero a las mismas chicas de la última noche, estaban increibles.

Stephany, al escuchar esto aprovechó para lanzar la pregunta del millón.

- Pero, ¿hoy no veo a quien fue pareja de Nikita?, seguramente se sentirá traicionada. Jejeje.
- ¿A qué te refieres Stephany?
- ¿No lo recuerdan?, esa noche llegó junto a ustedes, un joven, al cual acompañó a Nikita, quien por cierto la pasó muy bien con él.
- Yo no recuerdo, ¿a quien te refieres, pues siempre hemos venido nosotros nada más?, ya sabes, nuestro circulo de amistades es muy reducido y se reduce a: Rodrigo, Elmer, Heraldo y yo.
Entonces dijo Elmer.

- Ya lo recuerdo, esa noche nos acompañó tu amigo, el mecánico, un tal, Sergei; era su cumpleaños y deseabas ser atento con él. Te dije que no lo invitarás, ya ves a lo que me refería. O sea, ahora lo confunden como parte de nuestro circulo de amigos.

- ¡Ah! cierto, mis disculpas Stephany, por confundir entre mis amigos a ese pobre diablo, seguramente estaba muy drogado ese día.
- Jajajaja, te comprendo bien, entonces ¿las chicas de esa noche? Con gusto Rodry.

Las esculturales chicas acompañaron a los jóvenes multimillonarios, quienes se la pasaban de lo mejor, Stephany esperaba la ocasión para preguntar por el mecánico, el pobre diablo de nombre Sergei.

- ¿Todo está bien Rodry, no necesitas nada más?
- No hermosa, la estamos disfrutando, la estamos pasando muy bien.
- Qué bien, por cortesía de la casa, la mejor champaña, para que disfruten más.
- Gracias mi amor. Dijo Heraldo, quien se levantó y le plantó un delicioso beso en la boca a Stephany. 
Ella sintió que era el momento indicado para preguntar por el mecánico Sergei.

- A propósito Rodry, ¿me podrías hacer un favor?
- Claro preciosa, dime, ¿qué quieres? Y extrajo su billetera, la cual estaba repleta de tarjetas de crédito y una buena cantidad de billetes verdes.
- No, por favor, ¿cómo se te ocurre?, el favor que necesito, es la dirección de tu mecánico, ¿ese tal...?
- Sergei...
- Sí, él, supongo que debe ser un excelente mecánico, pues de no ser así no lo contratarías para tus bellos y lujosos autos.
- No sabía que ganabas tan bien, cómo para tener un auto igual a los míos.
- No, ya quisiera yo, es que, como bien sabes soy la asistente de La Madam y ella me pidió que le busque un buen mecánico para uno de sus lujosos autos, pues tu sabes, no podemos meter a nuestros hogares a cualquier tipo y menos uno de esos, ¿verdad?
- Pues no hay problema Stephany, con el mayor de los gustos, es más, dile a La Madam que la reparación de su auto corre por mí.
- Tan lindo que eres Rodry, pero con el precio de la botella que te damos de cortesía, creo podríamos pagar muy bien al mecánico. Y rieron amigablemente los dos.

Stephany corría por los pasios secretos de la mansión, mientras lo hacía pensaba.

- Ojala y La Madam este aun aquí.

Llegó a la puerta de su oficina y cuando se dispuso a tocar; del cuarto privado de La Madam se escuchaban unos gemidos deliciosos, pero esta vez no provenían de mujer, sino de un hombre, Stephany pensó.
Seguramente quien disfruta de un buen sexo debe ser alguien muy importante, para que La Madam lo atienda personalmente. Qué bien, no se ha ido. Volveré.

Cuando quiso retirarse, los gemidos masculinos estaba en aumento, que decidió quedarse a escuchar al dichoso que moría de placer.

Adentro del cuarto se encontraba un hombre de mucha importancia, un personaje de alta alcurnia, postrado sobre una carísima cama y en su ingle, La Madam, únicamente con una diminuta prenda de vestir, la cual se le introducía en sus perfectas nalgas. Su habilidosas boca, lengua y labios, le daban al señor una deliciosa muestra de lo que ella era capaz únicamente usando esas partes de su cuerpo, sin embargo, el ver a tremenda mujer prácticamente desnuda, era para producir un orgasmo a cualquier mortal. En el termino de un minuto más, La Madam se bebía todos los jugos que le extraía a quien se arqueaba de placer sobre sedas y satines de color oro. 

Cuando hubo dejado sin una gota más a dichoso mortal, La Madam se puso de pie y caminó desnuda hasta el lugar en donde estaban las bebidas más caras del planeta; quien la veía casi desfallecido no iba a perder la oportunidad de ver el cuerpo de la mujer que para él era la más bella mujer, por lo minimo de ese país. 
Ella caminaba como modelo en pasarela y muy lentamente, sus glúteos bamboleaban en cada paso aprisionando al hilo de satín que se introducía entre tan hermosas nalgas, su espalda, la cual erguía apuntando con su cabellera a media espalda completamente lacia y de color negro hacia el mismo cielo, en sus pies, par de adorables zapatillas, las cuales guardaban celosamente a un par de bien cuidados pies femeninos; cuando hubo llegado a donde con delicadeza y sensualidad se dirigía, se sirvió una bebida en una larga y fina copa, luego de dar un sorbo se dio la vuelta y vio a quien trataba de volver a este mundo del mismo cielo a donde, ella recien lo llevó, él vio la piel de La Madam, tersa, sin imperfecciones, de color blanco, pero sin llegar a una imagen cadavérica, pues de la blancura, se veía un bronce natural, que jamás el sol pudo dar a ninguna otra piel, sus senos, dos gotas de agua enormes, pero no tanto, que caían perfectamente por su propio peso, sus pezones, dos uvas que deseaban escapar de esos pechos con rumbo hacia el cielo, lugar para donde apuntaban; la aureola de sus senos, apenas oscurecían un poco su piel, una leve pincelada, indicando acá estamos, listas para ser degustados, por debajo se veían un poco gorditas, lo que les daba una perspectiva perfecta a hermosas joyas, dos senos naturales, dos lineas bajaban hasta su vientre, la perspectiva era de unas perfectas abdominales, pero las cuales no eran visibles ni perceptibles al tacto, las lineas terminaban en la perfecta y muy bien depilada vulva, la cual se veía completamente, pues su delicada pieza femenina en esa parte, carecía de tela; luego, siguiendo la visual pareciera que las lineas que bajan en V, se prolongaban en otra, pero invertida sobre unos muslos debidamente torneados, redondeados perfectamente hasta terminar en sus delicados pies, la imagen era completamente simétrica. 
En su rostro, la sonrisa que da el placer de haber realizado excelentemente tu trabajo.

Stephany tocó con mucho cautela a la puerta, como quien nunca escuchó nada ahí adentro.

- ¿Quien? Dijo La Madam desde adentro.
- Stephany Madam.
- Ahora no Stephany, yo te llamo.
- Madam, no se irá sin hablar conmigo, es importante, por favor.
- Está bien Stephany, no lo olvidaré. Gracias, puedes retirarte.

Media hora más tarde, Stephany se encontraba con La Madam, quien ya vestía de manera impecable.

- Así que el famoso amante de Nikita ¿es un mecánico? Vaya, quien lo diría.
- Si Madam y esta es la dirección, cómo se lo prometí, tambien va ahí, el número de su celular.
- Gracias Stephany, eres una asistente muy eficiente, sin duda, recuérdame darte un incentivo por tu excelente trabajo.
- No será necesario Madam, lo hago con mucho placer.

La Madam se acercó hasta Stephany y se colocó hasta casi tocar su cara, la cual temblaba de deseo, La Madam colocó sus hermosos y carnosos labios sobre la boca entre abierta de Stephany quien ya tenía sus ojos cerrados y, La Madam hizo lo que mejor sabía hacer, le propinó delicioso beso Francés, el cual, cuando terminó, se escuchó un húmedo sonido y entre los labios de La Madam se llevó por poco más de un centímetro, el labio inferior de Stephany. Quien no regresaba de su breve viaje erótico.

- ¿Ni este tipo de estimulo quieres Stephany? 
Dijo La Madam, caminando hacia la puerta que la conduciría hasta su lujoso auto.
- Si Madam, cómo negarme. 
Dijo Stephany, con vos aun temblorosa y agitada; quien en una oportunidad sin ser lesbiana recibió de su jefa el más delicioso encuentro sexual que nunca hombre le ha dado en su corta vida.

- ¡Aló! Dijo Sergei.
- ¿Hablo con Sergei?
- A sus respetables órdenes. 
- Le hablo por recomendación de Rodrigo y deseo venga a mi casa para el chequeo de uno de mis autos. 

En cosa de dos horas, Sergei estaba frente a la lujosa mansión, hogar de La Madam.


Capitulo 2

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