miércoles, 7 de septiembre de 2016

Moto Taxi


Esa mañana Xavier se levantó como de costumbre a la misma hora, se dirigió al baño y mientras se bañaba, pensaba en lo bueno que sería este día para él; mientras Xavier se secaba, su esposa Xiomara salía de la cama con rumbo a la cocina a preparar el desayuno acostumbrado para su esposo Xavier, esto sucedía mientras él se vestía.

_ Buenos días mi amor.

Dijo Xavier a Xiomara con el acostumbrado y amoroso beso de cada mañana.

_ Buenos amor.

Respondió al esposa de Xavier, mientras le colocaba el desayuno sobre la mesa y ella se sentaba al lado de su esposo, para que mientras él desayunaba platicaban de sus planes a corto plazo. Luego de casi veinte minutos, Xavier dijo. 

_ Gracias.

Y se dirigió a lavar sus dientes, Xiomara lo esperaba al lado del auto que llevaría a Xavier hasta su oficina en una zona central, Xavier entró en su auto, una camioneta Ford del año 94, pero esta no arrancó, Xavier insistió hasta que la batería se agotó y ya no pudo arrancar la camioneta.

_ Bueno, tocará irse en bus.

Dijo Xavier algo desilusionado pues, la delincuencia estaba suelta y subir a un autobús, era como jugar a la ruleta rusa.

_ Pero tienes cuidado, Dios te bendiga.

Dijo Xiomara un tanto preocupada y se despidieron con otro beso, Xavier apresuró el paso y justo al llegar a la parada de buses uno estaba por salir de la terminal de buses, Xavier corrió hasta darle alcance y con el bus aun en movimiento, él ingresó en el bus, el cual iba ya con regular cantidad de pasaje, caminó hasta medio bus y ahí había un lugar vacío el cual tomó y se sentó, al hacerlo chequeó su reloj y se percató que iba un poco atrasado, solamente suspiró y le sonrió a la persona que compartía el asiento con él. 
Abrían avanzado, en tiempo como unos treinta minutos pero en distancia pocos kilómetros. Fue cuando Xavier quien iba pendiente de sus pensamientos por la pena de que llegaría tarde a su trabajo, cuando un sonido poco usual para los que no utilizan mucho el servicio urbano lo trajo a la realidad.

 _ ¡Dios mio lo mató!

Fue lo que gritó quien a su lado viajaba y adentro los parroquianos se arrojaron al piso del autobús, mientras Xavier escuchaba los gritos histéricos de algunas féminas que viajaban en el bus. 
El chofer del bus había fallecido de cinco balazos, tres en el pecho y dos en la frente, debido a las extorsiones y que seguramente, este se había negado a pagar y a cambio pagaba con su vida, algo cotidiano hoy día, el autobús siguió su marcha pero sin control, pues nadie lo conducía, se detuvo de golpe cuando contra un árbol del bulevar lo detuvo, sobre el bus unas ramas cayeron dejando escuchar un sonido el cual provocó mucha más histeria; a los costados pasaban los curiosos con su celular en mano tomando fotos y videos. 
Ahora ese bulevar estaba mucho más congestionado que antes, los pasajeros mientras abandonaban el bus observaban con horror el cadáver del chófer y otros lo hacían con indiferencia; el cuerpo sin vida del chofer, un hombre de aproximadamente cincuenta años, en su cabeza con dos agujeros y los ojos perdidos en la nada y con su pecho ensangrentado, con los brazos colgando por los costados, su boca abierta quizás cuando se encomendó a Dios al ver a su sicario frente a él apretando el gatillo del primer disparo, los cuatro restantes él ya no vio nada pues, el primer balazo le dio en la cara y acabó con su vida. 

Xavier, pasó al lado del desafortunado y su corazón se agitó de tal manera, pues era su primera experiencia de este tipo, bajó del bus sin saber que hacer, pero al ver que los que junto a él viajaban en aquel bus corrían para abordar otro bus, mientras que otros llamaban un taxi, pues para todos, esta experiencia era el pan diario y a sus jefes no les interesaba lo que recien cada quien vivía, más bien les descontaban el día y el séptimo por llegada tarde, para las empresas, no hay justificación que sirva en cada llegada tarde. 
Para esto se escuchaban las sirenas de los bomberos, pues las de la policía faltaba mucho para que aparecieran. Cuando Xavier logró reaccionar se dio cuenta que solo él estaba, de todos los que en el bus viajaban, de ellos ya nada, todos iban con rumbo a sus trabajos.

_ ¡Taxi exprés!

Gritaba un joven sobre una moto, algo extraño para Xavier, pues ignoraba que existiera este tipo de servicios, él pensó.

_ ¡Qué buena idea y con estos se llega pronto a su destino! 

Entonces Xavier corrió para abordarlo, pero antes de él, un joven con mochila en espalda se sentó en asiento de copiloto del motorizado y le dio la dirección; el motorista salió como si se tratara de una carrera, culebreando entre la fila de autos de aquel bulevar con tremendo congestionamiento, Xavier dijo. 

_ ¡Allá hay otro! este no me lo quitan. 

Y a la moto se subió, cuando lo hizo, dijo.

_ A la sexta avenida y doce calle de la zona cuatro por favor, pero dese prisa, pues ya voy tarde.

El de la moto, quien se sorprendió cuando este en su moto se sentó no respondió nada, simplemente arrancó la moto e igual que el otro entre los autos se escabulló, quien manejaba aquella moto taxi llevaba un casco con careta de plástico completamente negro, una chumpa de cuero de color negro, pantalón de mezclilla y tenis blancos sin calcetines, lo que permitía a Xavier ver que quien con pericia conducía la motocicleta veloz y de alto cilindraje, un tatuaje muy particular.

_ Bonito tatuaje, yo no me haría uno, pues debe de doler mucho ¿verdad?

Pero el tipo no dijo nada, Xavier dijo.

_ ¡Qué baboso! qué me ha escuchar con este ruido de la moto y ese casco.

Luego se río, burlándose de él mismo.

_ ¡Oiga! este no es el camino que nos conduce a la dirección que le di.

Dijo preocupado al conductor de la moto, pero este seguía sin emitir sonido, más bien pasó de largo donde hubo que cruzar para llegar a la dirección del lugar de trabajo de Xavier, este pensó.

_ Estos cabrones se conocen unos atajos, seguramente eso es. 

Mas adelante de ellos, en una calle no tan transitada, pero si con regular cantidad de autos, no como para provocar un atascón, el motorista aceleró y le dio alcance a un auto de lujo, un mercedes benz de color oscuro, negro o azul, cuando le dio alcance, redujo la velocidad y al lado del auto pasó observándose tanto el piloto como Xavier sus imágenes reflejadas en los vidrios polarizados del lujoso auto, el motorizado aceleró y adelanto al auto como unos cincuenta metros, luego redujo la velocidad y el auto lujoso le dio alcance y lo rebasó, Xavier se preguntaba. 

_ Y este, ¿qué onda le pasa? 

Cuando el auto le sacó como ciento cincuenta metros y viró en una calle menos transitada, por la cual solo iba solo otro vehículo adelante del mercedes, el motorista aceleró de nuevo y en esa calle tambien cruzó y le dio alcance al  mercedes, cuando lo rebasó el motorista hizo una maniobra y quedó frente al mercedes; de entre su chumpa sacó una arma de tipo militar y haló el gatillo, los altos calibres penetraban por el parabrisas y tambien por la lamina del lujoso auto, el cual perdió el control y al lado de la moto paso, mientras que el tipo con casco negro seguía disparando al vehículo, quien iba completamente descontrolado; hasta que se empotró en un paredón, fue que el piloto de la moto dejó de disparar, aceleró la motocicleta y se retiró del lugar a una gran velocidad, el pobre de Xavier no sabia que debía hacer, pues estaba en shock, solamente se sostenía para no caer de la motocicleta, el habilidoso motorista en cuestión de minutos estaba muy lejos del lugar en donde cometió el asesinato.
Cuando se sintió a salvo, bajo la velocidad de su moto y con la pericia que le caracterizaba volteo y Xavier se vio reflejado en los vidrios de la careta del casco negro, sin pensarlo mucho Xavier entendió y de la motocicleta se lanzó, luego de él caer sobre el arriate de ese lugar, el motorista de nuevo aceleró y ya no se observó más, desapareció en cuestión de segundos.     Xavier, aun tirado sobre el arriate no creía lo que había sucedido, su corazón casi se le salí del pecho, el cuerpo se le entumeció y casi que se desmayó por breves segundos, luego de permanecer unos pocos segundos, casi el minuto fuera de si, volvió en sí y levantó su cabeza y la calle seguía vacía, su ropa con rotos en varios lados, raspones y moretones en varios lugares de su cuerpo, aun muy adolorido, se levantó, sacudió su ropa y pensó. 

_ Dios mio ¿qué hago?, voy a la policía, a los bomberos, a la oficina o mi casa. ¡Por la gran puta! ¿por qué me pasó esto?, comenzó a caminar sin un lugar fijo aun elegido, simplemente caminó; llevaría varios metros caminando sin rumbo alguno, cuando pasó frente a una tienda que vendía electrodomésticos, en la vitrina se vio reflejado, se dio cuenta que parecía un andrajoso, se enfocó en su imagen sobre los cristales para acomodar lo que se podía, arregló su cabellera, su corbata. 
Mientras se acicalaba, vio las imágenes del asesinato del mercedes benz, imágenes captadas por las cámaras de seguridad del estado y, cual fue su sorpresa, cuando en el noticiero le hicieron un acercamiento a uno de los dos asesinos del embajador, quien se conducía en el auto lujoso. Era él, Xavier no escuchó lo que los periodistas decían pues los aparatos no tenían sonido y si lo tenían no se escuchaba en donde el estaba parado y paralizado, Xavier imaginó lo que no escuchaba, pues alcanzó a leer los labios de quien daba la noticia.

...Las cámaras de seguridad lograron captar el rostro de uno de los asesinos del embajador de Colorandia, las autoridades han iniciado su persecución, no tardaran en dar con su paradero. Del otro se ignora su identificación pues llevaba un casco negro, el cual cubría su identidad, no dudamos que las autoridades localicen a este asesino en pocas horas, pues el presidente de Colorandia ha llamado a nuestro presidente para exigirle la captura y deportación de este asesino. Mientras tanto, las familias de los chóferes asesinados, específicamente el asesinado el día de hoy sobre el bulevar, no tienen esperanzas de que se haga justicia, por no ser alguien importante. Estaremos pendientes de este asesinato que pone entre la espada y la pared a nuestro presidente. En otras noticias...  







 

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