martes, 20 de septiembre de 2016

Suelta y libera tus deseos por mí (Erotismo de Sergio Raga)


Suelta, los deseos que llevas adentro por mí.
Has que tus ropas se desvanezcan ante mí.
¡No apagues la luz!, quiero ver lo que pronto sera mío.
Deseo ver la sensualidad que me atrajo de tí.
Quiero disfrutar de tus curvas, de la candidez de tu piel que estará sobre mí.
Acércate, provoca mis labios, quiero beber la sensualidad que guardas para mí.
¿Sientes mi nerviosismo, ves lo que provocas en mí?
Oleré el perfume que habita en tú piel, esa piel que se guardó solo para mí.
Suelta junto con tus deseos, tu hermosa y sensual cabellera, la que hoy resbalará en mí.
Ven, camina lentamente, deja ver esas caderas en movimiento y llega hasta mí.
Bendigo esta noche que estarás junto a mí.
No importa si ya hubo alguien antes a mí.
Él, nunca dejó huella en ti como la que hoy yo dejaré en ti y en mi.
Recuéstate sin dejar de verme, impaciente ya estoy de ti, no vez lo que provocas en mí.
Sediento estoy por beber toda esa miel que has acumulado solo para mí.
Nunca en otra mujer vi tanta belleza y me alegra que esta noche sea toda para mí.

Te comeré de pies a cabeza, no dejaré un solo espacio en tu piel por donde mi boca no pase,
tambien mi lengua degustará de la delicia que tienes en tu piel y es para mí.
Siénteme, la travesía dio inicio, acarició tus delicados pies, mi lengua saborea lo salado de tu piel, esa miel; rara mezcla que escapa de cada poro de tu piel, avanzo por tus inquietas piernas no me presiones, pues detendrás mi camino hacia la felicidad, mejor disfruta del roce de mis labios, de mi lengua y de cada mordisco que deja huella en ti, mi cuerpo esta ardiendo, pero mi piel no quema, solo acaricia, disfruta de mí, como yo de ti, ¿me sientes en tu centro mujer? el cual esta tan caliente pero no me importa si mi boca hoy se habrá de quemar es mi deseo morir con quemaduras de pasión de tercer grado, de deseo de tercer grado, de erotismo de tercer y cuarto y quinto grados. 
Quema mi piel, que por ti como bombero apagaré en breve tanto fuego que sale de ti, de cada poro y de tu entre pierna, siento que me ahogo, que dicha morir sobre tu piel desnuda que me grita en cada poro; ¡te deseo!, ¡tómame soy toda tuya! ¡no pares y sigue con tu expedición erogena! 
Descubre cada rincón en mi piel que me da placer y a ti vuelve loco al escucharme decir: 
¡Sigue!... ¡Sigue!... ¡Más!... ¡Más!... ¡No te detengas!... ¡Ahí, justo ahí!... 

Ha pasado algo de tiempo y ahora muerdo, beso y succiono cada seno, los cuales están como rocas y tú que te encorvas para que ellos entren más adentro de mi boca, ella ya no da para más, pero te los ha dejado húmedos y pidiendo más, pero ahora, me muerdo mis labios, deseo besar los tuyos y con ello dar inicio a la danza del amor, que nuestros cuerpos bailen la danza del amor, que lo hagan con el mayor erotismo que hombre y mujer jamas hayan antes bailado, esos movimientos en tu vientre que me llevan hasta adentro de ti y me hacen tambien salir de ti, pero sin alejarme ni soltarme, pues pronto me deseas otra vez adentro de ti. Mientras esa danza deliciosa se lleva a cabo entre nuestras caderas yo muerdo y beso apasionadamente tu cuello, creo que pronto vas a morir, pero no importa pues estoy listo para revivírte con mis besos y caricias y al regresar a la vida, a gritos me pedirás que de nuevo te asesine, pero de placer. 

Nuestros cuerpos cubiertos de saliva y de sudor y en ellos, miles de sensaciones, de emociones, tu piel erizada pues, tus poros quieren explotar al unisono con tu vientre; eres una bomba de tiempo que al estallar me inundará del mayor placer, tus uñas penetrando en mi espalda flajelándome de amor y deseo, quiero sufrir heridas profundas, no te detengas que mi pólvora aunque esta mojada, esta pronta a encender y una vez coja fuego nada podrá apagarla, detenerla. 
La explosión esta en camino, te lo advierto, que cuando suceda te llenaré de lo mejor que tengo guardado para ti. 

Y ambos cuerpos estallaron, hicieron tremenda explosión, que en el cuarto solo escombros quedaron de ellos dos; piernas separadas, pechos abiertos, bocas sensuales y jadeantes, pechos agitados que no recobran el control, uno al lado del otro, tal cual cadáveres que han muerto, pero de placer. 


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