miércoles, 12 de octubre de 2016

Ángel o Demonio


Ella me derrite y me alcanza, me desarma y me deja sin armas para defender a mi corazón, 
de quien cada día cae una piedra de la muralla que le formé para que nadie me lo rompa 
por amor. 
Esa mujer es Demonio o es un Ángel que no puedo controlar, viene a mí con sus alas desplegadas y una aureola en su frente, me equivoco y bajo la compuerta y una vez adentro 
se transforma y otra piedra de mi muralla protectora al suelo cae. 
Ella es como el Caballo de Troya, pero lo que trae por dentro es muy hermoso y delicioso 
ya la he probado y confieso me tiene dominado. 
Ella me quiere romper el corazón, me lo ha advertido es cínica y malvada, es adorable y dulce como la miel, soy enfermedad y ella es mi remedio, cuando me sana las heridas, inicia de nuevo esta batalla, deja de ser santa y se vuelve en lo que me atrae y amo tanto de ella, un demonio que domina a mi corazón.

Ella es experta en el arte del engaño, tiene una calma en sus ojos negros que hipnotizan mi cordura y me atrapa entre su piel cobriza, donde guarda un cálido calor que me aleja el frío que tengo en cada uno de mis poros. 
Pero ese cálido calor se convierte en un incendio y calcina mi piel, causando quemaduras en mi piel y entra en mí, va directo al corazón y cuando se le aproxima al suelo se desploma otra roca de la muralla que aun protege mi frágil corazón. 
Despliega sus alas doradas y se coloca su aureola, para entrar camuflada en mí, me conoce muy bien, sabe que no puedo negar su entrada. 
Ella es mala, pues cuando esta adentro de mí, me acaricia, me derrite con su magia, con sus caricias de mujer experta en el arte del amor, su piel se funde con la mía y me hierve la sangre, sobre mi pecho coloca sus bellezas femeninas, me distrae y cuando siento que la tengo solo para mí y la voy a poseer; se le caen sus doradas alas y su aureola se torna roja y la calidez de sus ojos negros en azules cambian y de ellos sale la luz de la maldad y otra roca se desprende de la muralla que protege lo más puro que en mi habita y que tengo en mi corazón.

Ella no toca, solo entra, conoce la clave para abrir mi pecho de par en par, la veo y me derrite y de nuevo me alcanza, la veo viajar del mismo cielo y yo, sigo ahí tendido esperando por la miel con la que me controla, es calculadora, es misteriosa, es bella como el amanecer de una noche oscura sin estrellas, sin luna, me adormece y no sé que hacer, ni que decir, para evitar que me incendie toda mi piel, besa cada poro que se quema en mi piel, es un bálsamo que sana mis heridas y me da un alivio pasajero. 
Ya pocas rocas protegen a mi corazón, me pregunto, qué hará con él cuando nada lo proteja, cuando quede expuesto ante la Santa o la Diabla, aun no entiendo ella que es, no logro descifrar su acertijo. 
Baja del mismo cielo y cuando me alcanza y me atrapa, se convierte en su  esencia de maldad, quedo ahí tendido, sin armas que pueda utilizar para repelerla de mi cuerpo y con rabia arremete contra la muralla que protege a mi corazón.

Ella, un día sé que logrará derivar la ultima piedra que protege a mi corazón, me pregunto; qué hará cuando me conquiste el corazón, lo hará para siempre suyo o lo hará añicos y los pedazos los dejará regados por el camino y ya no la volveré a ver, ira en busca de otro corazón para destrozarlo y dejarlo como al mío por el camino tirado, destrozado sin poderse remendar. 
Ella tiene ese poder, me derrite y me alcanza, me desarma y entra en mí, en busca de mi corazón, me da miel con su piel, sacia mi lujuria con su cuerpo cobrizo, remedio que sana mis heridas para engañar a mi mente y lograr llegar hasta donde se propuso un día llegar. 
Ella me engañó con sus alas doradas y su piel blanca y acaramelada, pero debajo de esa imagen que me llega del cielo hay otra que es experta en incendiar mi piel, es magia, es fuego, es pasión, es miel, pero tambien es hiel, tiene fresco aliento, pero tambien suda fuego con el que quema mi piel. 
Me deja postrado sin fuerzas y ya sin defensas entra y atraviesa la muralla que por días ha venido quitando piedra por piedra, la muralla que un día con esmero construí para protegerlo de mujeres como ella.

Ahora dormido, pero veo todo se a quitado, su disfraz de ángel y su color blanco acaramelado se convierte en cobrizo, de su cuerpo angelical nace exuberante hembra y de sus ojos pacificadores de color negro nace un azul profundo, del cual extrae aquella luz con la que día a día una piedra al suelo cayó, mira a mi corazón latir sin poder escapar, pues me dejaría sin vida, lo toma entre sus manos pero la sorpresa no me la llevo yo, se la ha llevado ella pues al tener contacto con él y sentir su latir puro e inocente su piel se desmorona y aparece el ángel que del cielo viene y me enamoró, su maldad se terminó, sus ojos negros de nuevo son, me sonríe, me acaricia, me sana las heridas y me da su miel.

Ahora que la Diabla se murió y de ella solo el bello Ángel quedó, con cuidado coloca de nuevo a mi poderoso corazón quien la transformó, cierra mi pecho abierto, me sonríe y a mis labios besa con pasión; la persecución terminó. 
Ahora su calma la tengo yo y si quiero la alcanzo y la abrazo o la desecho, ahora ella es quien esta a mi merced pero la amo y nada puedo hacerle, ni que decir, me rindo a su amor y ella lo recibe y abre sus alas doradas y abrazado me sube al cielo para seguir compartiendo su miel y en las blancas nubes nos amamos sin descanso. 
Quema mi piel, pero con calma, con candor, con amor, de saberlo, hace mucho que habría derribado la muralla de mi corazón y se lo habría entregado, pero de ser así, hoy estaría recogiendo los pedazos por el camino y de ella nada sabría, pues su batalla la tendría hoy con otro.  

No hay comentarios.:

Publicar un comentario