martes, 25 de octubre de 2016

Mueve esas nalguitas al ritmo de los tambores


Oye negra, mueve esas nalgas, mueve esas caderas, pégate un poco más y baila con sensual movimiento en las caderas. 
Pónme caliente con cada movimiento, para adelante y para atrás, un paso para el alado y el otro para el otro lado, mueve esas caderas de manera circular, que quiero sentir cómo me paras... El corazón, con cada movimiento que tienes en el centro de tu cuerpo. 
Mira esas nalgas, todas redonditas, cómo suben y bajan y esa faldita tan cortita que te deja ver hasta la rayita. La frontera entre lo mejor y lo más mejor. 
Pégate más, fúndete con mis caderas, quiero sentir ese huesito castigador y tambien los dos de tus caderas, que le dan esa forma en "V" y de lavadero; sobre él quiero lavar este par de jeans que ahora sucios ya están, asi los tienes tú ya. 
Pues, me has puesto mal para la vista de los demás, de los que nos ven, no para lo que por tu frote siento en cada movimiento de esas caderas; el sube y baja de ese par de nalgas redonditas y calientes. 
Me imagino, cómo estará tu vientre; igual que mi frente: Mojado, pero yo de puro sudor por el calor que de tus caderas me sube a la cabeza, pero la que sostiene mi sombrero. 
Me lo quito y me arrodillo, todos creen que es un paso de baile que me acabo de inventar, pero la realidad es, que quiero sentir tu olor, el de tu feminidad, que de tus piernas ahora se logró escapar, pues aunque no quieras, ese bamboleo y ese restrego de tus caderas tambien a ti te tendrán ya caliente. 
Y entre tus largas y morenas piernas el sudor que corre por ahí, ya yo sé que no es sudor, aunque salado si estará, pero el verdadero sudor te baja por la frente y te llega hasta los senos.
Que tambien los siento restregarse sobre mi pecho. Los siento duros y esos pezones que ya están hinchados. 
Mira, tú al igual que yo, estamos los dos bien duros, pero no puedo dejar de bailar. 
Pido al Creador, que esta canción dure una eternidad, pues yo tenía el numero uno, pero ahora que ta han visto bailar y el movimiento de tus caderas; ya están en la lista como cien. 
Y, estos ya vieron por debajo de tu faldita la deliciosa frontera. Esa que separa la atracción de la cosa sabrosa, jugosa y caliente que ahora bien depilada estará. 
Mira la morena, grita la abuela; así era yo de buena para los tambores y para a los hombres levantar, ahora esta, está tan buena, que a los muertos con esos movimientos va a levantar. 
Y con esa faldita tan chiquita, que a su padre ya no le alcanzó para poder comprar más tela, para poderle pagar más tela al de la tienda, viejo mañoso de tú padre se aprovechó y le subió los precios para poder de la morena disfrutar. 
Ella trajo cosa buena para el pueblo alegrar, alegró los corazones de todo el pueblo. 
Que bueno que tuve el numero uno, pues gracias a eso ahora yo la disfruto, pero me preocupa la fila que ahora llega a los doscientos condenados ya. 
Y yo que me la quería ligar, para luego llevarla para la pradera, para que bajo la luna nuestros cuerpos bailaran al ritmo de la luna y las estrellas, que seguro hasta allá me vas a llevar y un poco más allá. 
Mueve tus caderas mamita, cosita buena, agáchate un poco más, para ver primero; tus tetas y luego una vuelta para ver esas nalguitas. Que buena que estás; no quiero que mi morena baile con nadie más. 
Pégate un poco más, escucha los tambores y muévete para arriba y para abajo, restrega tu cadera contra la mía, siente lo que te espera. Yo siento lo que veo. 
Mueve esas caderas de manera circular, pero hazlo lento, pues si sigues con ese ritmo mi pantalón se va a arruinar y se va a notar que la estoy pasando muy bien y esas manchas no son lavables. 
Que cosas las que me haces morena, dónde aprendiste a bailar así, con ese movimiento de caderas que a mí me pone tan mal para la vista de los demás. 
Pero, si esto fuera en la intimidad, estaría disfrutando un poco más de lo que disfruto ahora con el ritmo de los tambores.
Mueve más rápido esas caderas, suelta la cintura, esa diminuta parte de tu cuerpo, pues lo demás que Dios te dio, esta abundante en carne, lo que no le dio a mi mujer, la que ya no será, pues después de ti, con nadie quiero estar, que no sea esta morena que baila como si fuera batidora. 
Tus pies polvorientos, se ven tan sensuales y esas prolongaciones de tus bellas caderas tienen las medidas perfectas, como el cuero de los tambores. 
Agítate como si tuvieras el mal del sambito, pero con esa picardía que tu cuerpo moreno tiene. Paren ya, que yo ya me muero y la fila ya cruzo la esquina, hasta allá solo se oye el jolgorio que ahora esta en la plaza, lugar donde se armó el pachangón. 
Y yo fui el primero que sintió ese movimiento circular de tus ricas caderas, el sube y baja de tus redonditas nalgas y la dureza de tus pezones; mamita estas bien buena. 
Cómo hago para sacarte de aquí sin que se arme la madriza; hijueputa que ritmo me pones y, yo que ni se bailar, pero nadie se dio cuenta, pues todos no despegan la mirada de tus ricas nalgas y esa rayita que tu faldita no logró tapar. 
Mira tu tanguita colorada y en tus senos nada, pues no necesitan nada para dejar de colgar, la tela no logra disimular lo duro de tus rosados pezones, los que me tienen a más no poder dar. Maldita sea, la canción esta por terminar, yo ya terminé hace varios minuto, pero tú sigues como si nada, moviendo esas caderas que Dios te dio para disfrutar al ritmo de los tambores. Mira que buena que estás. 
Maldita sea, la melodía ya se terminó, ahí viene la estampida de calientes con su numero en la mano y en la otra de empujones que se dan, mejor me hago a un lado y me coloco en buen lugar, para poderte disfrutar desde mi lugar. 
Lograr ver esas nalgas moviéndose de manera circular y a imaginar el sufrimiento de tu tanga colorada metida donde yo quisiera estar... 

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