miércoles, 16 de noviembre de 2016

MICULAX 4


Las semanas transcurrieron y los primos seguían en las mismas fechorías, ahora ya no solo eran gallinas, buscaban satisfacer su lujuriosa y enferma mente con otros animales a los cuales podrían estrangular para sentir el mismo efecto al momento de la eyaculación, la contracción de los esfinteres en este caso el ano, y luego de violarlos se dirigían al pueblo a venderlos para luego irse a chupar hasta ponerse a verga; ahora lo hacían en otros pueblos aledaños al oriundo, esto por iniciativa de Mariano, para no ser, en una descubiertos y evitar que la policía los metiera en el bote.

Tanto Mariano como José, eran dos jornaleros y de ello vivían, de lo que ganaban al día, en trabajos agrícolas, en trabajos del campo. Pero sus vicios y adicciones anormales; además de darles placer, un placer enfermizo y que por a su astucia mental, les permitía ganar un dinero extra, con esto extra, lograban saciar sus vicios, el de emborracharse y fumar; ya no era un cigarrillo, ahora podían comprar una cajetilla, en otras palabras, habían subido su nivel de vida.

Una madrugada, José seguía con un sueño recurrente, soñaba que vigiaba a niños bañándose desnudos en el río y eso le causaba excitación, la cual, lo despertaba sobresaltado y excitado, al grado que, luego se masturbaba, algo que después de hacerlo lo asustaba, pero a la vez inconscientemente o ya consiente, lo deseaba.

En una madrugada, un par de horas antes de levantarse para dirigirse a los campos a trabajar la tierra, otra pesadilla, esta vez sobresaltado brincó de la cama, pues, fue tan real que no hubo erección, solo miedo, su corazón palpitaba muy agitado y se preguntaba: ¿Por qué la frecuencia de esos sueños? ¿Por qué, el deseo por niños? ¿Por qué, no soñaba con una rica mujer? 
Salió de su rancho y se dirigió hasta la pila, y su cara lavó, después, casi metió la cabeza en ella, el agua estaba muy fría, esto lo hacía, para lograr sacar de su cabeza aquellas ideas que lo tenían confundido, atormentado y asustado; pero una vez sacó la cabeza de la pila, con aquella agua tan fría, de una madrugada a inicios de enero, sintió que el miedo le habia abandonado su cuerpo y ya tranquilo, regresó a su casa y se terminó de vestir, se preparó y tomó café y luego, cuando el sol apareció por el horizonte, con las primeros rayos del sol, tomó su machete, su herramienta de jornalero y tomó camino hacia una de las fincas en donde trabajaría mientras no se terminara el trabajo ahí, pues al terminar para lo que  se les contrataba, habría que buscar en otra finca o con alguien que tuviera la necesidad de contratar hombres para trabajar la tierra. 
Se perdió entre los árboles por donde se encontraba el camino y caminó por varios minutos en soledad, en su mente, el mismo pensamiento, José iba metido en sus ideas depravadas, esperando con ello, encontrar otra buena idea, para llevarla a su lugar de trabajo y compartirla con su primo y entre los dos, poder perfeccionar esa idea. 
Pero algo lo trajo de regreso a la realidad.

__Buenos días vos José.

Se trataba de un patojo que se dirigía con rumbo al pueblo a cumplir una encomienda de su taita.

__Buenos días vos.

Respondió José al patojo, quien siguió su camino en sentido opuesto al que José llevaba en ese momento, pero no habría avanzado mucho, cuando José sintió que del estómago le subió un extraño calor, el cual le llevó a su mente ideas lujuriosas, las cuales lo excitaron como nunca imaginó, se detuvo y vigió para todos lados y lo único que vio, fue la neblina que del suelo ascendía y detrás de él, el patojo que a penas se veía ya perdiéndose entre lo blanco de la neblina. 
José se apresuró para darle alcance al patojo quien lo saludo muy educadamente hace unos pocos minutos, mientras lo hacía, su mente maquinaba como podría convencer al ishto para detenerlo de su andar por un instante, el suficiente para hablar con él; mientras más lo pensaba y se acercaba al que ya era visible otra vez, su excitación subía de tono, lo mismo que sus ansias, lo mismo que el latir de su corazón, en su estómago sentía miles de cosquillas agradables, las cuales lo emocionaban mucho más, algo que le hacía apresurarse para dar alcance al ishto quien todavía no se daba cuenta de que era perseguido por José Miculax...

__Vos cerote, ¿por qué venís tan tarde? te van a echar a la mierda.

Así lo recibió Mariano, quien ya echaba punta en su trabajo, José no respondió, simplemente se colocó a trabajar al lado de su hermano. Pero se le veía ausente de su cuerpo, cómo si solo hubiera llegado a trabajar el cuerpo de José.

__Vos hijueputa, ¿qué traes, por qué no me respondes?

Pero José seguía ignorando a Mariano, tampoco se daba cuenta de lo que hacía, pues estaba haciendo mierda lo que debía de hacer, estaba chingando el terreno. 
Mariano lo tomó por el brazo y lo agitó, para que volviera en sí, pues aquel era un cuerpo sin alma. Mariano vio en la mirada de José algo que lo aterró, José ya no era el mismo, algo lo había cambiado...

__José, primo, ¿qué te pasó?, estas pálido, parece cómo si no tuvieras vida, ¿qué hiciste? Seguro no fue nada bueno. 

Luego se que José fuera agitado por su primo, este se tomó de la cabeza y después a su primo le dijo con mucha emoción, sus ojos tenían un raro brillo.

__Trabajemos o nos mandan a la mierda vos Mariano, después te cuento. Y, no fue nada malo, fue algo muy bueno vos, ya te cuento a la hora del almuerzo.

Mariano quedó tranquilo, pero a medias, pues, algo había sucedido con José, pero ni idea de qué era.

__Bueno, contá, ¿qué pasó? ¿por qué llegaste raro hoy en la mañana?
__Nada vos cerote, deja qué coma tranquilo, hace lo mismo, luego te digo, o mejor, te llevo        pa´que mires vos mismo cuando salgamos de aquí.

Ambos comieron tranquilos, mientras lo hacían, José le comentaba a Mariano sus ideas de como hacer más dinero matando animales luego de ser violados, Mariano se emocionaba al escuchar lo que José le sugería y a su mente insana, tambien le llegaban ideas, las cuales eran complemento de lo que su primo con emoción le comentaba, ellos, muy alejados del resto de jornaleros, para no ser escuchados y así descubiertos en sus fechorías ya realizadas y las que ahora planeaban realizar.

Cuando la tarde les llegó, limpiaron sus herramientas de trabajo y la mayoría de peones, cansados se despidieron de ellos, pues casi todos caminaban acompañándose, menos ellos dos, un par de cabrones solitarios, además al resto de jornaleros no le hacían gracia las bromas a las que ellos estaban acostumbrados, así que para el resto de campesinos era mejor que ellos tomaran caminos diferentes al resto de hombres trabajadores.

__Bueno Mariano, acompáñame por acá.
__Y ¿qué putas, para qué queres que caminemos por ahí?, ¿acaso tenes algún animal o bestia vigiada? 
__No mula, es para enseñarte porque llegué tarde hoy.
__Es cierto vos José, si no me has contado ni mierda de hoy temprano, ya se me había olvidado. __¿Que putas hiciste? 

Preguntó un intrigado y curioso Mariano; José emocionado sonrió y Mariano de nuevo vio aquella horrible mirada en los ojos de su primo.

__Vos seguíme cabrón.

Los primos se introdujeron en un apartado del bosque, lejos del camino, metido muy en el bosque del altiplano, el frío se sentía ya, la oscuridad se hacía presente a pesar de que el sol aun estaba sobre el horizonte fuerte e irradiando calor, pero el lugar boscoso era muy frío. Caminaron un buen tramo, hasta que por fin llegaron al lugar secreto de José, uno que sería muy dificil para ser encontrado ni por casualidad por otro aldeano de Patzicía.

__¡Mirá aquí está!

Dijo José Miculax con mucho orgullo y esa extraña mirada en sus ojos. Cuando José llegó al lugar secreto, todos los sentimientos y sensaciones que hace casi doce horas sintió, las volvió a sentir. 
Mientras que su primo Mariano, veía con asombro la imagen que su primo con orgullo le mostraba.


Continuará...


 

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