martes, 29 de noviembre de 2016

Rosita Alvirez (Las canciones de mi vida)


A finales de la última década del año mil ochocientos, en Coahuila de Zaragoza México
En un barrio de Saltillo, Coahuila Mexico, hacía su primera comunión la niña más bella de toda esa región. Ella en la fila de las niñas, al lado de ella, peleando por estar al lado de Rosita, sus amigos de infancia y de catecismo; Hipólito y Marcos. 

__Amén. Dijo el padre cuando terminó la misa.

Unos años más tarde, en la misma iglesia, una bella señorita, en la iglesia de Saltillo, se celebraban los quince años de la más bella señorita de la región; Rosita y en la primera fila de las bancas de la iglesia muy decentes y con traje de gala; Hipólito y Marcos, amigos y ahora ambos enamorados de Rosita. 
Esa noche, en la fiesta de cumpleaños de Rosita, se la disputaban los amigos, entre ellos Hipólito y Marcos, entre el resto de jóvenes, los cuales, todos con esa mirada de atracción deseaban bailar con Rosita y a ella que le gustaba tanto bailar, sin malicia con todos bailó, eso a Hipólito y a Marcos no les gustó.

__Esta rechula la condenada de la Rosita, ¿verdad Marcos? 
__Si Hipólito, la más chula que jamás en el pueblo se ha visto.
__Pos cómo, si como Rosita no hay otra en todo el pueblo y te confesaré algo amigo, estoy enamorado de Rosita.

Marcos quien tambien la amaba no dijo nada, por pena, pues Marcos no era tan valiente como lo era Hipólito, quien penqueaba a todos en el barrio, era fornido y de muy buen ver, pero un burro, mal hablado y vacilador; todos en el pueblo lo respetaban, pero por temor a su temperamento, pues todo lo solucionaba con golpes. 
Como Marcos, Rosita, ambos de quince años, mientras que Hipólito de diecisiete, esa era otra ventaja de Hipólito sobre Marcos, experiencia con las señoritas de la región, pero a la única que a Hipólito desde niño siempre le interesó, era su Rosita.

El tiempo pasó y tanto Marcos como Hipólito, eran la sombra de Rosita, ellos le espantaban sus pretendientes y la pobre de Rosita no lograba conseguir un novio, pues sus amigos no la dejaban, o más bien no le permitían a nadie que por temor a sus amigos, ellos no se le acercaban a Rosita.

Para recibir el año de mil novecientos, el nuevo siglo, el alcalde municipal anuncio que ese treinta y uno de diciembre de mil ochocientos noventa y nueve, habría una fiesta para recibir el nuevo siglo. Los empleados municipales, coparon paredes, árboles, postes y todo dónde se pudo; anunciando la tremenda fiesta de ese fin de año, algo que a Rosita emocionó, pues si había algo que a Rosita le gustaba más que otra cosa en la vida, eran las fiestas, para presumir su bella figura y su bello rostro de un moreno claro, además de que el baile era su pasión y como hasta el día de hoy no había estrenado sus labios, pues nadie le habia propuesto pedir fuera su novia, a excepción de Hipólito, pero para Rosita, él era como su hermano al igual que Marcos, quien seguía enamorado de Rosita pero en silencio.

__Hola Rosita, ¿nos vemos por la noche en la fiesta de fin de siglo?
__Pos aun no sé si iré, pos mi madre, quien aun sigue sufriendo con la muerte de mi padre no quiere darme permiso.
__Pero si tu padre ya hace varios años que falleció. Dijo Hipólito.
__Eso le digo yo, pero ella no quiere dejarme ir y seguro eso lo usa de pretexto.
__Bueno, si tu no vas, entonces tampoco yo iré, pos, ya sabes que la única que me gusta en el pueblo eres tú, mi Rosita Alvirez.
__Ya empezaste Hipólito, ¿por qué no dices que solo yo te falto para tu larga lista de novias que has tenido en el pueblo? 
__Pos ya sabes, qué yo a ti te quiero como un hermano, al igual que a Marcos.

Hipólito solamente se sonrió y dijo.

__Entonces, ¿paso para darte tu abrazo de año nuevo?
__Esta bien Hipólito, gracias.

La hora de la fiesta llegó y Rosita en su cuarto arreglándose para la fiesta, aun sin la autorización de su madre, pues era un baile tan especial y ella no quería perderse aquel acontecimiento. Además de la capital, llegaría una de las mejores orquestas del momento y un grupo muy popular de la localidad.
En todas las calles se veía y escuchaba la musica y las luces de esa particular noche, la última del año.

__Rosita ¿qué crees que haces?
__Mamá ya empiezas, ¿sabes que a mi me gustan los bailes? y este pos más, ¿no ves que es algo muy especial, es el ultimo de este siglo? Mamita por favor, no te opongas y déjame ir. Ya mi apá hace mucho que murió.
__Lo sé mija, pero es que tengo un palpito, una extraña sensación en mi pecho, así que no vas.
__Perdón amá, pero esta vez no te obedeceré y a la fiesta yo iré, ya soy mayor de edad y no podrás impedir que yo vaya a la fiesta de fin de año, que digo del año; del siglo mamita.

Rosita besó la frente de su madre y muy emperifollada de su casa con rumbo al salón municipal salió.

__Espera hija. Dijo la madre y con angustia su bendición le dio, Rosita con mucho amor a su madre la abrazo y le deseo un feliz año y además le agregó.

__Ama, no tengo la culpa de que a mi me gusten los bailes. Y se despidió.

Camino para el baile social con unas amigas; Rosita se encontró y juntas pa´ el salón se dirigieron, mientras caminaban, de una cantina Marcos a Rosita la vio y se dijo. 

__Hipólito, dijo que Rosita no iría al baile. 

Y se sonrió, con malicia lo hizo, pagó la cuenta y de la cantina con rumbo a la casa de Hipólito salió. Al llegar a la casa, desde afuera le chifló e Hipólito en seguida  de su casa salió.
__¿Qué paso amigo?, éntrale.
__Te traigo un notición mi amigo. 

Dijo Marcos y lo hizo con una rara sonrisa en los labios.

__Habla, desembucha ya. Dijo Hipólito, mientras regaba a unas margaritas que lo apasionaban tanto.
__Rosita iba con rumbo al baile. Dijo Marcos y lo sonsacó.
__¿Qué, pero si dijo que no iría al baile? 
__Pos, creo que te mintió, quiza para no bailar contigo y conmigo.
__Eso lo veremos, pos, ella solo conmigo bailará para recibir el nuevo siglo y esta noche mi novia Rosita será.

Marcos con ilusión se rió, mientras Hipólito subió a prepararse para el baile. Marcos esperaba que con un desaire de Rosita, se olvidaría de Rosita y renunciaría a su amor o a su obsesión y entonces, marcos podría confesarle a Rosita todo su amor. 
En breve, apareció Hipólito con las mejores galas y en le cinto su pistola, la que nunca en casa dejó, desde que su padre al cumplir dieciocho años le regaló.
Con mucho gusto e ilusión Hipólito y Marcos con rumbo al palacio municipal se dirigieron, cada quien con su historia en mente.

Mientras estos pasaron a una cantina a tomarse un trago para tomar calor y valor, Rosita con un chilango bailó, se trataba de Javier, el cantante de la orquesta que llegó a amenizar la fiesta, mientras la orquesta descansaba y el grupo local tocaba, viejas pero buenas canciones, Rosita feliz con Javier, bailando, este se encontraba feliz por bailar con Rosita la mujer mas bella que jamás vio.
A la fiesta entraron Hipólito y Marcos y con ansiedad los dos buscaron a Rosita, a ellos se les acercaban las chicas de Saltillo, pero para ellos, ellas no les interesaban y con muchas ganas se empinaban para con Rosita dar.

__Irene (la mejor amiga de Rosita, Hipólito le preguntó) ¿no has visto a Rosita? Marcos preguntó, ella celosa, les contestó.

__ Pos anda muy contenta bailando con un chilango cantante de la orquesta, precisamente el que ahora canta. Se le ve muy entusiasmada, solo con el juereño a bailado en lo que va de la noche.

Esto a los dos enfureció, Marcos suspiro y el Hipólito su pistola en el cinto acomodó. 
Por fin con Rosita los ojos de los dos dieron, ella salía del baño, donde sus mejías polvió y se veía rechula la condenada.

__Allá viene Hipóloto. Dijo Marcos.
__Ya la vi hermano, mira que rechula se ve la condenada.
__Vamos, con ella quiero bailar. Dijo Hipólito, Marcos a su amigo temido lo siguió. Pero mientras avanzaban la orquesta dejo de tocar y a un descanso se retiró, mientras que los locales se prestaban a tomar sus instrumentos para darle viaje a la siguiente tanda.

__Hola Rosita, que bueno que te dejo tu amá venir
__Hola Hipólito, hola Marcos, que bueno verlos.

Mientras hablaban Rosita veía con insistencia hacia el lugar de los músicos de la orquesta que de la capital llegó.  Y el grupo local empezó a tocar su tanda y Rosita vio como Javier con rumbo hacia donde ella se encontraba, él iba, Rosita sabía que era para bailar con ella toda la tanda del grupo local.

Hipólito quien se percato. A Rosita luego invitó.

__Rosita ¿quieres bailar conmigo esta canción? Rosita sin dejar de ver al chilango, Javier, con pena y decisión a Hipólito le dijo que no.
__Ahora no Hipólito, estoy un poco cansada. 
Esto, ni Marcos, ni Hipólito se lo creyó, pues sabían bien que, a Rosita le gustaba mucho bailar.

__ Oye Marcos, Rosita como es la más bonita ya ves cómo me desairó. Marcos a su amigo esto le dijo.
__A las muchachas les gusta que les rueguen. Sácala otra vez. Dijo Marcos. Y el Hipólito de nuevo a Rosita la invitó.

__¿Bailamos Rosita? Y esta dijo de nuevo que no. Hipólito se puso colorado, tal cual tomate de la pura vergüenza, pues todos en el salón, veían como el más deseado por las señoritas del pueblo, la Rosita lo desairaba, negándose a bailar con él.
__Rosita no me desaires, la gente lo va a notar.
__Pos que digan lo que quieran pero contigo no he de bailar.

Lo que a Hipólito, lo coloco esta vez, casi morado de la cólera, del coraje y la vergüenza. Marcos que le conocía muy bien el carácter que se traía Hipólito en toda la vida, le dijo a su amigo.

__Contente Hipólito, contente que te conozco.
__Pos si me conoces, hazte a un lado. Dijo Hipólito todo endemoniado a su amigo de toda la vida y agregó.
__Pos a ti tambien te agujero si te ponés en medio. 

Hipólito echó mano a la cintura y su pistola sacó, al ver como Rosita se dirigía al centro de la pista a bailar con el cantante Javier. 

Y cuando su pistola del cinto sacó, a la pobre de Rosita de 21 años, nomas tres tiros le dio, pero esa noche Rosita estaba de suerte pos, solo uno era de muerte y al suelo sin vida cayó. Al ver a su amiga Rosita en el suelo sin vida; Irene pensó: 
__Cuando vaya a los bailes no despreciaré a ningún hombre.
En el salón, todos como estampida huyendo para la calle salieron, entre ellos iba Javier con el rostro blanco como papel.  

La policía de una a Hipólito encima le cayó y el arma le quitó y frente al presidente municipal lo condujeron con las esposas en sus manos. 
Rosita ya estaba en el cielo dándole cuentas al Creador. Mientras que Hipólito ya esta en la carcel dando su declaración.
__Pos, ¿qué hiciste Hipólito?
__La maté, la maté, por pizpireta a Rosita Alvirez maté.
__Pos, firma tu declaración. Y el Hipólito la firmó.  


Basada en ¿una historia real? 
Hipólito estuvo preso hasta 1911 en la carcel, hasta que para la revolución junto a otros presos salio para unirse a las fuerzas revolucionarias y de ahí se le perdió la pista. Eso cuentan los que narran esta historia que dio como resultado un corrido muy popular en México, que lleva por nombre Rosita Alvirez.



Adaptación de la versión de: El Piporro. Por: S. Raga.

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