lunes, 7 de noviembre de 2016

Terremoto


Resultado de imagen para terremoto en guatemalaResultado de imagen para terremoto  guatemala del 76Resultado de imagen para terremoto  guatemala del 76
Imágenes tomadas de Google


Era de noche, creo de madrugada, las tres de la mañana. Y todo sereno; hubiera dicho el velador en otra época aquella madrugada. 
Hora en la que muchos dormíamos placenteramente pues, es la mejor hora, es cuando entras a un sueño profundo, será el frió de la madrugada o su extraña oscuridad. 
Mi cuarto, lugar acogedor, en él, una cama humilde pero acogedora, con cabecera de madera a la cual no le entraba polilla alguna, sobre ella, un viejo radio de marca Singer, el cual, era la delicia para un pre adolescente al que le gustaba escuchar los éxitos del momento; la cabecera contaba con dos compartimientos con puertas corredizas, en las cuales guardaba libros de lectura de erotismo, pero no light, como los del escritor Raga, pero si que eran una delicia para la mente del jovencito que dormía plácidamente. 
En otras partes de la ciudad, algunos retornaban a sus hogares luego de pasar un momento embriagante con sus amigos. En los hoteles de paso, parejas engañando a sus esposas, las cuales los esperaban con un sueño inquieto en sus hogares. En los hoteles capitalinos, dormían turistas del extranjero y tambien del interior del país muy cómodamente. La noche era calmada y propicia para un reparador descanso. 
Pero para los animales domésticos, ellos no descansaban tan plácidamente, por el contrario, sus corazones se inquietaban, su instinto animal de supervivencia les anunciaba que algo raro estaba por suceder. 
Los relojes en todo el país, todos seguían con su segundera su imparable andar, y el de nuestra catedral, tambien se encaminaba a dar la hora: Tres, con un minuto y cuarenta y tres segundos. Todo era normal esa madrugada de un 4 de febrero de 1976. 
Pero si todos hubiéramos estado pendientes de aquel reloj de nuestra catedral, tal cual, cuando a coro gritas la cuenta regresiva un 31 de diciembre para recibir alegremente un año nuevo, la alegría hubiera sido algo aterrador. 

Cuando la aguja segundera del reloj iba por el segundo cuarenta y dos y la aguja cambió al siguiente segundo... Serpientes gigantescas se agitaron en su apareamiento bajo la superficie de la tierra y esta se agitó como no lo hacia desde el año de 1917 y 18; la tierra se agitó como si fuera una hamaca, se mecía para un lado y para el otro, cómo si se tratara de una cuna de un bebe mecida amorosamente por una madre, pero que esta vez ella estaba encolerizada, como si estuvieras sobre aquellos caballitos donde se mesen los niños o las sillas de los ancianos, las mecedoras; asi se movía la tierra firme y con ese movimiento tambien la tierra cruelmente y sin misericordia se elevaba y luego descendía, pero lo hacía con cólera, cómo aquella tormenta en alta mar; olas gigantescas que se elevan y luego caen... Se trataba de un mortífero terremoto, el que nos sorprendió a todos esa madrugada.

Recuerdo que me desperté pensando que mi hermano me hacia una broma moviendo mi cama, (después lo hizo muchas veces despertándome muy agitado y asustado) pero con esa supuesta broma, tambien se escuchaba el tronar, el rugir de los tejados, como cuando hay una gata en brama, huyendo de cien gatos calientes. Yo seguía sin entender que sucedía, me preguntaba; debe ser un sueño, a pesar de que mi cama se movía como lo hacía la cama en la película: El Exorcista, en aquella escena que luego de que la cama se agitara, ascendió por el aire hacia el techo. Mi cama parecía un caballo desembocado, un toro en el ruedo que ansía deshacerse de su jinete, pero lo que me termino de despertar, fue cuando mi radio cayó sobre mi rostro. Entonces escuché gritar a mi madre desde su habitación...

__ ¡Terremoto levántense!

Al escuchar aquello, me levanté de inmediato, pero el hamaqueó y las vibraciones de la tierra no me permitían vestirme, la tierra se hamaqueába y se sacudía en sentido vertical, ademas el crujir de las paredes y de los tejados. Aquello era algo que te causaba pánico, era algo horrible sentía cómo si la tierra se abriría y te tragaría; creo que muchos pensaron que el fin del mundo habia llegado. Los hoteles de paso, con los amantes bajo los escombros; los hoteles en algunos pisos muchos habían quedado encerrados y heridos, otros con peor suerte, habían muerto, bajo los escombros, entre ellos; los turistas que habían llegado a conocer al país de la Eterna Primavera y los que llegaron del interior, tambien habían perecido. 

Muchos pobladores pobres, campesinos de los pueblos en los departamentos tambien habían muerto, por causa de que sus casas aún eran de adobe, casas construidas en el siglo pasado y me refiero al siglo XIX. 

Salimos a las calles, en ellas habían personas en ropas intimas, camisones, otros casi desnudos por dormir de esa manera, otros con las ropas al revés. El terremoto que duro unos largos segundos casi el minuto, ya había pasado, pero no las replicas, las cuales eran horribles, pues ahora ya sabíamos que era un terremoto y no queríamos que la tierra se abriera y nos tragara, los cables del tendido eléctrico se mecían, como las cuerdas de los niños jugando a saltar la cuerda, los firmes y erectos postes se movían como palmeras movidas por el viento y aquel horrible rugir que nacía en la misma tierra y se elevaba por las casas para amplificarse. 

Esa madrugada en la cual murieron aproximadamente 23,000 personas y 67,000 quedaron gravemente heridas, además hubo más de un millón de damnificados, no terminaba y detrás de un temblor, llegaba otro y eran fuertes.  En nuestro barrio, todas las casas quedaron en pie, creímos que lo mismo había sucedido en todas las zonas. 
Pero cuando apareció el sol tímidamente por las montañas, cómo quien no quiere ver el desastre que sabe que sucedió y teme ver lo peor, lentamente fue ascendiendo, hasta que por fin amaneció. 
Según yo, lo peor había pasado ya, pero no, ahora no había alimentos, agua ni medicinas, los hospitales no se daban a basto, aquella era una ciudad moribunda y por la radio se escuchaban solo noticias que aterraban mucho más a la audiencia y más cuando encendimos la televisión, los canales que aun podían transmitir nos permitieron ver que nuestro país estaba por los suelos, destruido casi en un 90%, en algunas zonas nada habia quedado en pie. 

Ese día mi madre junto a otras vecinas se dedicaban a encontrar alimentos, pero todo era en vano, mientras que nuestros padres y hermanos mayores se dedicaban a conseguir palos para armar las champas donde pernoctaríamos las siguientes noches, pues no era seguro dormir en las casas de habitación, todos nos trasladamos a los campos y espacios de áreas verdes, lugar en donde se levantaban aquellas enormes champas; la nuestra parecía un circo, gracias a un vecino que era militar y del cuartel se trajo lo necesario para el que sería nuestro hogar por semanas. También se formaron cuadrillas de vecinos para cuidar nuestros hogares que quedaron a merced de los amigos de lo ajeno, otros no cuidaban nada solo se dedicaron a beber licor y quedaron tirados como si fueran victimas del terremoto y de sus casa, les robaron cosas d valores, pobres viciosos, pues si el terremoto no los mató sus mujeres casi que los matan.

Cuando creímos que todo era una mala experiencia la de aquella madrugada, justo a medio día, del día siguiente, la tierra nos dio el tiro de gracia y de nuevo con cólera y enorme energía se agitó, dejando escuchar su fuerza y advirtiéndonos, ustedes no son nada para mi furia, para mi fuerza; las señoras gritaron en las calles... _¡Otro terremoto! Nuestros corazones se agitaban como nunca antes lo habían hecho, pues esta fuerza era tan poderosa y las viviendas que quedaron a medias, terminaron de caer y lo que antes fue una colonia, un barrio, ahora era un enorme terreno baldío, un enorme cementerio. 

En los noticieros del mundo se anunciaba la tragedia, Un terremoto de 7.5 grados en la escala de Richter. 
La ayuda internacional no se hizo esperar y de inmediato empezaron a llegar, la ayuda llegaba en helicópteros de doble hélice, helicópteros Chinook, de ellos colgaban unas redes imagino que con medicinas y alimentos para aquellas regiones en donde no podían aterrizar. 

La tranquilidad regresó con el correr de los días, a pesar de que los temblores no se detuvieron durante semanas, pero ya eran con menos fuerza, menos intensidad, pero si que asustaba sentir a la tierra moverse bajo tus pies, que te hacian hasta perder el equilibrio. 

Esto era raro en aquellos tiempos, pero hoy casi son pan diario, será que el planeta es ahora más chico y con eso de las redes sociales las noticias son instantáneas; no lo sé. 
Pienso que nuestro planeta se sacude como perro, queriéndose deshacer de la plaga que lo habita. Pero esta es otra historia.






No hay comentarios.:

Publicar un comentario