domingo, 11 de diciembre de 2016

Ayer cuando fui joven


Apenas siento que fue ayer, el tiempo pasó, todo fue como un bello pero corto sueño, como el guiño de bella mujer, que te deja un buen sabor de boca, te sientes inmortal e inmoral, caminas tan de prisa, sin pausas, ni descansos, te comen las ansías por llegar, quieres descubrir y conquistar el mundo entero, las reglas del juego las pones tú, te crees pata de conejo, trébol de cuatro hojas, no escuchas consejo y si son de tus padres menos los oyes, ellos que saben de lo moderno y cool, te ríes de tus viejos, de tus raíces, de tus ancestros, los días son muy largos, cada noche es una nueva aventura, la arrogancia la llevas a flor de piel y es que todo para ti es nuevo.

Apenas ayer cuando fui joven, el sol brillaba, la luna me iluminaba y de plata me llenaba, esa luz plateada me daba energía, el cielo era estrellado y solo para mí, las aguas eran tranquilas y en un santiamén se volvían tormentosas, pero siempre salí airoso, el mejor capitán que salva su embarcación y a su tripulación, la cual está llena de amigos y junto a ellos, las mejores amigas, las más bellas mujeres, las que en cada puerto una noche con una juvenil sonrisa conquisté, a todas las tuve, a todas las enamoré y todas dijeron que sí, me dieron lo mejor, fui quien las estrenó, quien a su colina cerrada les conquistó, era como un viejo y millonario sultán, cada noche una nueva doncella para acompañarme hasta las estrellas, mientras las otras plácidamente dormían esperando les llegará su turno para junto a mí viajar por lindos lugares, montados en mi alfombra mágica y voladora.

Quién me dijo, disfruta al máximo porque todo esto un día terminará y será antes de lo que tú crees, como ingenuo joven solo sonreí, pensé todo el tiempo es para mí, no temo a la muerte, no temo a las más horribles enfermedades, a todas soy inmune, no tengo limites, mis metas son tan altas e inalcanzables pero así tambien son mis sueños, soñé sorprender a todos los que me rodeaban y más tarde al mundo entero, todo esto me sucedió ayer cuando fui joven.
  
Un día me encontré con mi juventud e inició ese hermoso y corto viaje, levante las velas y elevé el ancla, la que se quedó en mi casa junto a mis afligidos padres, quienes por la ventana me vieron iniciar mi viaje, lo hice con coraje y con arrogancia, con vanidad y una enorme confianza, así inicié ese maravilloso viaje, las cadenas las deje en mi cuarto, junto a mi mascota la que tambien se quedó esperando por mi regreso, triste al lado de viejos juguetes los que terminaron en el ático, abandonados y desilusionados, faltaron terminar mil aventuras, algunos eran nuevos y no lograron jugar conmigo. 

La aventura de mi juventud había dado inicio y sin brújula me introduje en aquel espeso bosque, lleno de deliciosas frutas y animales silvestres, los que con ilusión me vieron llegar, entre ellos murmuraron, ahí llega otro incauto, seguro se perderá como lo han echo tantos, escuche aquellos murmullos pero no les puse atención y me introduje más. 
Comí de lo que ese bosque me dio, bebí de sus nacimientos, aguas frescas pero adictivas, nunca dormí, cansancio no sentí, mi curiosidad era mayor y deseaba internarme más adentro del frondoso y enorme bosque, lugares oscuros, donde solo vi brillantes pupilas asombradas y asustadas o admiradas al ver mi juventud.

Ayer cuando fui joven, la vida era un abanico de posibilidades, pero me faltó leer la letra menuda, las instrucciones y las precauciones, no había tiempo para tales tonterías el cronometro había iniciado su agónica carrera, él era la tortuga y yo la liebre de la icónica carrera, la que creí la tenía ya ganada. Todo por no escuchar a quienes me lo advirtieron y me aconsejaron, para mí, esas historias ya estaban caducadas eran pasadas de moda, ahora son tiempos diferentes eso pensé, tambien me dije, tengo que vivir mi propia vida ellos vivieron la suya, en eso creí tener la razón.

La vida no es justa, porque nos da a probar dulces y sabrosos manjares, nos llena de sensaciones, colores y sabores, olores y texturas, nos pone todo en bandeja de plata, pero cuando apenas comienzas a probar lo que la juventud te da, asi como llegó tan pronto te la arrebatan y en un cerrar y abrir de ojos, lo que probaste y te fascinó, ya no lo tienes sobre la mesa de la vida, lo único que te han dejado es la cuenta y tú aun sin dinero para pagarla. 

Quedas endeudado pidiendo un poco más de tiempo, pero la tortuga a la meta ha llegado, mientras tú creías que ibas adelante y descansaste, holgazaneaste, solo el tiempo pedías, nunca fuiste constante ni perseverante, no disfrutaste de lo que en la mesa te pusieron, solo elegiste unos pocos manjares, imagínate si te dieran el tiempo para probar todo lo que ahí sirvieron, para el joven que con prisa y arrogancia un día llegó, no se lavo las manos, ni pidió permiso, no preguntó cual es mi lugar, simplemente se acomodó y lo primero que vio eso tomó, nunca vio el reloj que colgaba en la pared, no escuchó el tic tac, solo escuché el timbre que me anuncio que el tiempo terminó para mí. Pues detrás venían a prisa otros igual o peor que yo, mi juventud it´s over, mi juventud llegó a su fin. 

La vida es por etapas, la juventud es una bajada, no tenía que pedalear solo debía de observar el bello lugar, pero la siguiente etapa era la de montaña, esa me haría sudar, no así, si me hubiera preparado y hubiera cambiado de velocidad para frenar con motor en aquella pendiente llena de curvas, las cuales las tomé sin precaución, no las disfruté; ahora me arrepiento, solo las recuerdo, destellos, pinceladas del paisaje que no me detuve a observar, ahora desearía volver ahí, pero es tan grande la multitud que venía como el pelotón que me perseguía, ahora ellos disfrutan o pasan desapercibidos como un día pasé yo y yo sin poder volver, mucho menos poder advertirlos y si pudiera, nadie me escucharía como yo a nadie escuché.

Todo aquello fue como un click de mi interruptor y encendió la luz, esta me encandiló y como insecto hasta ella viajé y al llegar a ella, todo se terminó, asi fue, es y será la juventud, un click de on y otro de off, pasa a la velocidad de la luz, que locura, esta debería de ser eterna, un divino tesoro que no valoramos y lo derrochamos y pobres quedamos, a todo se nos entregó una pequeña fortuna la que nos volvió unos locos, unos derrochadores y con ella en un santiamén terminamos y se nos acabó, como agua entre los dedos se nos fue, no hubo tiempo de saciar nuestra sed, de lavar nuestra cara, para quitar el jabón y tanta suciedad, no me percaté que la vasija con agua tenía tan poca y la desperdicie y me quedé con sed y de sed un día morí o de inanición, no lo sé, lo que sé, es que apenas ayer fui joven y ahora ya un viejo soy. 

Ayer cuando joven fui, jugaba y ágil fui, siempre gané y si perdí lo arrebaté, no me importó si con ello le quitaba la única comida al que a mi lado estuvo, cruel se que fui y no me importó, si pude golpear antes que mi contrincante así lo hice, lo único que importaba era ser el ganador, hice a muchos sufrir, para satisfacer mi felicidad, mi necesidad, nada me importó llevar por delante de mí a quien se atravesó, fuere con buena intención, para mí siempre era un riesgo al que había que evitar, primero golpear y después preguntar o disculpar, pedir permiso era mejor que pedir perdón, arroyar era mejor que evitar, golpear era mejor que recibir el golpe, salir huyendo a esperar me dieran un sermón, robar a pedir prestado, arrebatar a esperar recibir, sonreír a llorar, eso no era para mí y si con eso hería a quien amaba eso tampoco me importaba, todo eso, ayer cuando joven fui.

Ayer cuando joven fui , como póker de ases veía las fotografías de las chicas que por mí de amor morían y de ellas me reía, no me importaban sus sentimientos, solo deseaba tenerlas a todas, de ellas no me interesaban sus corazones, ni sus sentimientos, eso no me daba placer, lo importante era agrandar mi numeración, llevar un récord que para otro fuera dificil de superar, no disfruté cada momento, pues los pasé a gran velocidad, creí podría mucho abarcar pero poco logré apretar, no sé si dejé huella, lo único que seguro sé que dejé, fue una larga estela de lagrimas y decepciones, las mismas que más tarde me alcanzarían, cuando deseoso por regresar quise probar lo que antes solo olí, ahora ni las moscas a mis heridas se acercan y yo, deseoso de una sola de tantas que antes tuve para mí, pero mi juventud ya pasó, en el recuerdo quedó, el tiempo la aniquiló y como castigo muchos recuerdos me dejó, unos que ahora me atormentan, un loco me vuelvo al pensar y recordar que una tortuga me ganó de la carrera que fácilmente pude salir victorioso y a la meta llegar, me faltó ver el reloj que colgaba de la pared, de tanta bulla no alcancé a escuchar su claro tic tac, su péndulo no logró a mi atención y curiosidad robarle un segundo y eso que se esmeró para ponerme sobre aviso, pero creí ser dueño del tiempo, que lo controlaría a mi favor, que terminaría cuando yo deseará o que duraría una centuria como minimo y si así hubiera sido, tampoco me habría servido y mas habría querido, pues la juventud es algo que hoy desearía hubiera sido para la eternidad, pero no es así, es solo una muestra de lo que el cielo es y el resto, una muestra de lo que el infierno será y es, el que hoy de viejo vivo y no se termina nunca. 

Veo el reloj y este se burla de mí, su tic tac me vuelve sordo, su péndulo me desespera, es como una navaja que en cada oscilación me habré el pecho y a mi lama deja expuesta y es que apenas ayer un joven fui y no lo sentí, de mí se largo tan aprisa, no logré retenerlo, estaba ocupado con mi vanidad, con mi arrogancia, con mi petulancia, un cielo azul, un sol brillante que no me permitió ver detrás de las nubes grises que venían hacia mí, creo que las presentí, pero luego las olvidé, ese fue mi error.

Ayer cuando todos fuimos jóvenes, ese es un tonto consuelo, que toda una generación corríamos como caballos salvajes por enormes planicies, de reojo nos veíamos, eramos unos locos, hoy sé que no fui solo yo quien sufrió esta soledad, la sangre caliente nos hervía el pecho y sin control ni freno corríamos, sin saber a donde íbamos a parar, solo deseábamos avanzar; si alguien se tropezó, ese no era nuestro problema, una mirada y seguimos nuestra carrera, sin darnos cuenta que a nuestros costados, praderas verdes esperaban ser devoradas por nosotros, ahora las recordamos y las deseamos, pero solamente estamos echados ya estamos muy cansados, la energía que teníamos la consumimos y no la repusimos y eso nos envejeció la piel, se nos debilitaron los huesos, a nuestro corazón lo cansó y este ya no bombeó más sangre caliente, si tenemos suerte nos llega una templada y a veces cálida. 

Nuestra vista ya está cansada, desde la montaña que tan aprisa subimos nos enseña a los que ahora por la pradera igual que nosotros, ayer, ellos hoy corren, vienen a ocupar nuestro lugar, el que pronto dejaremos, pues unos viejos ahora somos; ellos llegarán con el mismo brillo que un día nosotros llegamos, a los que estaban aquí sin misericordia los desplazamos los obligamos a caer por el desfiladero que esta al otro lado y hasta ahí llegaron; ahora nuestro tiempo se agota, nos queda poco tiempo para dejar de pensar que hasta ayer fuimos jóvenes.

Lindos recuerdos, eso nada más nos quedan para lastimar a nuestra mente y a nuestro corazón. Hoy con nostalgia lo recuerdo y mi corazón llora, mi alma se acongoja y mi corazón se encoje, eso nada más, hoy es un lindo recuerdo de cuando fuimos jóvenes.

¿Lo recuerdas cómo yo lo recuerdo hoy? mi corazón llora por el tiempo perdido, uno que no pedí perder, pero que se perdió en el tiempo y a este no le importa de que manera lo desprecias, si por tu gusto o por consecuencias que están lejos de tus manos, será que todo esta en ellas y a veces por debilidad y falta de carácter no lo enfrentamos para vivir mejor, pero eso ya no importa ya, es tarde ya. Si alguien aun joven lee esto, ojala le sirva, pues a mí ya no me sirve ni de consuelo, solo me causa un tremendo desvelo, pero así es la vida, ella se hizo para ser vivida, así que vívela, no permitas que ella te viva y te consuma.









    

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