miércoles, 14 de diciembre de 2016

Cardiología


En la sala de cardiología del Hospital General, se encontraban en cama varios corazones hospitalizados, algunos recien salían de una cirugía debido a un incremento en el colesterol, otros, debido a un ataque cardíaco. Pero al fondo de la sala se encontraban otros corazones recien ingresados. 
A estos, solo se les escuchaba lamentarse, murmullos nada más, sollozos, pero nadie se animaba a decir nada para aliviar la tensión que en ellos vivía, no estaban ahí por una cirugía, no estaban por un colesterol elevado, el que tapó algunas de sus arterias, no habían sufrido un paro o ataque cardíaco, ellos estaban ahí sufriendo a causa de un mal amor, una mala experiencia, que los dejó en aquella condición y en la sala de un hospital especialista en cosas de corazones. 
Despues de varios días quejumbrosos y sin importar lo que a sus compañeros convalecientes les sucediera, alguien dijo.

-Los diecisiete son buenos, pero se vuelven malos si te enamoras del corazón equivocada.

El resto de corazones en la sala dejaron de lamentarse y se volcaron hacia el joven corazón, quien se atrevió a romper el silencio y a la vez el hielo. Entonces otro corazón dijo.

-¿Y qué te pasó? Cuenta, hablar es bueno, eso lo sé por experiencia. 

Algo, a lo que el resto estuvo de acuerdo y al joven corazón lo invitaron a hablar para así, desahogar sus angustias, las que le tenían ahí en terapia.

-Bueno, les contaré. 
Dijo; luego dejó escapar un suspiro. Y agregó. 

-Tengo a penas diecisiete y ya sufro de amor, ¿lo pueden creer?
-¡Claro! 

Dijo otro corazón que se encontraba dos camas más adentro. El resto de corazones lo vieron a él tambien, pero este solo eso dijo y callado quedó otra vez. El silencio hizo que el joven corazón siguiera con su historia.

-Pues, conocí a otro corazón, me atrajo de él, su color tan rojo y sus latidos tan fuertes, eso fue lo que me enamoró, pasaron los días y cada minuto más enamorada de él, un día, el se dio cuenta de mis sentimientos o alguien le dijo lo que yo sentía por él que se me acercó y con mucha ternura me habló y luego que lo vi, sus latidos fueron más fuertes y los míos tambien se aceleraron, algo que él observó y entonces me acarició, yo se lo permití, entonces luego de aquella deliciosa y tierna caricia, mis aurículas besó. Fue maravilloso, luego salimos por un par de semanas y a la tercera semana, convencida de que me amaba como yo a él, le entregué mis ventrículos, la experiencia fue mucho mejor de lo que yo había imaginado, ahora estaba mucho más enamorada, él me amó y yo a él. Pero después de varios encuentros amorosos, un día se alejó de mí; y cuando de nuevo me lo encontré, él pasó por mi lado con otro corazón, era bella como él, era de un rojo oscuro profundo y sus latidos hasta a mí llegaron, él me ignoró como si no me conociera y entendí que solo fui una víscera para él, obtuvo de mí lo que seguro ahora buscaba de esa otra y me dejo tirada, destrozada, así me encontraron mis padres por la calle y con una enorme depresión que me impedía latir como se debía, pues mis latidos a penas llegaban a 30 por minuto, se alarmaron y así vine a dar aquí.

Todos en la sala se compadecieron de este tierno y joven corazón, quien ahora lloraba. Entonces otro que estaba a dos camas antes que ella, habló.

-Yo no tengo tu edad, yo soy mayor y soy varón, me creí con la experiencia suficiente y un día me encontré con un bello corazón a quien al verme observé como latió muy fuerte, eso me atrajo hacia ella y con mucha pena le dije, hola, ella me respondió con un latido especial, creí por mi experiencia que sería diferente a las que antes de ella mis parejas fueron, la invité a salir y ella aceptó, se veía tan diferente, tan recatada, tan confiable, en fin, tan diferente a las que antes conocí, me dije, este corazón es diferente, creo que es la indicada para entregarle mis diástoles y sístoles, los que hasta ahora me guardé, los que hasta ahora me dije, cuando la encuentre para ella serán. Una noche se los entregué, ella con gusto los aceptó y felices fuimos por dos años, compartiendo mis sístoles con sus diástoles, en resumen, todo iba como siempre lo soñé, pero lamentablemente yo era pobre y ella tenía antes de sus honestos diástoles otras metas y entre los dos, apareció un corazón por el cual circulaban glóbulos de color dorado, esto a ella le atrajo de él y por este me dejó, nunca ella fue mía, pero en cosa de un par de semanas me enteré que ya era amante del corazón dorado, así lo llamaban, intente provocarme un paro pero un amigo lo impidió y a este hospital de emergencia me trajo. Esa es mi historia. Cómo puedes ver, mi historia es mucho peor que la tuya, pues tú apenas empiezas a vivir, crees que no hay futuro, que no hay un mañana, pero estas equivocada, claro que lo hay, el mundo espera por ti, mil corazones que laten fuerte esperan por ti afuera de aquí. 

Cuando el joven corazón terminó su triste historia, una que alentaba al corazón de diecisiete años a sobre ponerse y a seguir con su joven vida, la que apenas empezaba, otro corazón se escuchó que habló al final de la sala, se trataba de otro corazón, uno como de unos 75 años de edad, quien estaba conectado a un monitor y junto al monitor, un resucitador pues, ya en dos ocasiones lo usaron para regresarlo a la vida. 

- Escúchalo jovencita. -dijo el viejo corazón- y tú amigo, tambien escucha lo que les contaré, pues como yo lo veo, para los dos la vida empieza, claro, en diferentes perspectivas, pero para ambos hay esperanzas y muchas de lograr hacer realidad sus sueños de amar y ser amados pues, para mí ya no hay esperanza alguna. Ambos corazones, quienes hablaron antes que el viejo, dijeron casi juntos.

-¿Por qué? 

El viejo se tomó un momento, pues lo que habló lo agitó y en el monitor se escuchó la alarma de que algo no andaba bien con él, pero no fue como para que el cardiólogo o la enfermera entraran a revisarlo. Después de un descanso, el viejo corazón siguió con su historia.

-Yo conocí a un bello corazón como a tu edad -le dijo al segundo que habló en la sala- al verla casi me da un paro cardíaco, pero después de esa falsa alarma mi corazón bombeó mucha sangre, sí que era fuerte por aquella época, -suspiró el viejo y siguió- no descansé hasta que la conquisté, eso me llevó como al rededor de un año, ese corazón si que se daba a desear y para mí, eso me causaba ganas de vivir para lograr conquistarla y amarla. 
Un día, por fin ella me aceptó y después de seis meses de novios nos casamos, fuimos felices por casi 50 años. 

El viejo corazón, callado se quedó, pues el monitor de nuevo se activó. En la sala, además de la alarma del monitor, solo un silencio total se escuchó, incluyendo a los que estaban en la sala de al lado en recuperación, por sus cirugías, ellos tambien atentos los escuchaban y en silencio, todos esperaron a que el monitor se callara. Así lo hizo después de como 15 minutos, pero debieron pasar otros cinco más para que el viejo iniciará de nuevo su charla, 

-Gracias por esperar a que me normalizara -dijo el viejo a quien se le  escuchaba cansado y algo agitado- Los mejores años de mi vida fueron al lado de ese bello corazón, un corazón que me amó hasta el final, pero no tanto como yo a ella -el viejo se quedó en silencio y a sus lagrimas limpió- Hace un mes, ella se me fue, no con otro, jajajaja -río con nostalgia y un poco de entusiasmo- mi bello corazón murió, alguien disparó su arma y en ella se detuvo el proyectil, su muerte fue súbita, no sufrió. Yo corrí hasta donde ella se derrumbó, la tomé entre mis venas, la besé, pues supe que nada podría hacer para salvarla, pues sobre mí, toda su preciosa sangre, yo traté de evitar que su sangré tocara el suelo, pero ella, quien bombeaba con fuerza, pues era de un enorme corazón, sin sangre se quedó, murió del plomazo y tambien desangrada, yo sentí que moría con ella, pero fuerte fui y soporté hasta que la sepulté, pero mi soledad, esa si que no la soporté y un día me dio un infarto. Iba en el autobús, cuando me desplomé, alguien que iba en el bus, resultó ser un bombero, él me dio los primeros auxilios y luego una ambulancia me ingresó aquí a cardiología del Hospital General; me operaron de urgencia, yo ya no deseaba vivir y la verdad no deseo vivir, quiero morir e ir junto a ella, yo sé que ella me espera y yo desespero por estar con ella. 

El viejo dejó de hablar y en la sala a muchos se les escuchó latir fuertemente, se les escuchó llorar, aquellos que disertaron antes comprendieron que una vida los esperaba afuera del hospital, fuerzas de un corazón viejo sintieron que por su aorta les llegó. 
Pero al cabo de una media hora, todos meditaban su situacion, mientras otros deseosos de salir de aquel lugar para así la vida disfrutar, algo los trajo de vuelta a la realidad y era ver pasar a los enfermeros y al doctor de turno corriendo por el pasillo, pues en el monitor se escuchó el sonido constante que ni un solo corazón en esa sala desearía escuchar. 
Al fondo, detrás de una cortina solo se escuchaba al doctor gritar.

-¡Eleven a 400 joules!... ¡A un lado! -la descarga se escuchó y a todos los acongojó- luego del sonido que el resucitador producía el cardiólogo repetía. 
-¡Apártense! 
Y de nuevo otra descarga, hasta un masaje le dieron al viejo corazón, pero este no reaccionó. Lo que luego se escuchó, fue de nuevo al doctor decir.
-Hora del deceso, diez de la noche con veinte minutos. 

Cubrieron al viejo corazón y salieron los paramédicos y el cardiólogo con una cara de amargura por no haber podido salvar al viejo corazón, quien seguro feliz ahora estaba junto a su corazón amado. 

Pero algo milagroso ese día sucedió en la sala de cardiología y era que; muchos corazones se recuperaron rápidamente y pronto les dieron de alta. 
El cardiólogo tomó fama como profesional en su especialidad, pero lo que nadie supo, era que la historia del viejo corazón fue quien motivó al resto de corazones en la sala de cardiología y sanaron.

¡Ah!, por cierto, el corazón de diecisiete y el veinteañero decepcionado, empezaron a salir, y ya llevan dos años felizmente juntos, parece que iniciarán muy pronto la segunda parte de la historia inconclusa del viejo corazón, quien les devolvió la esperanza y la ilusión.



                                      El Fin  









No hay comentarios.:

Publicar un comentario