miércoles, 7 de diciembre de 2016

Mentiroso, mentiroso.


En la década de los setentas llegó a nuestra casa un primo, Dagoberto(+) era su nombre, pues una década después fue asesinado, pero esta es otra historia. Dagoberto llegó a nuestra casa acompañado de mi tío, quien habló con mis padres para que lo recibieran como huésped mientras estudiaba una carrera profesional, ya que en el pueblo, ubicado en el oriente; no habían instituciones tan prestigiosas en cuanto a educación se refiere y él quería para su primogénito un futuro mejor que el de él, a pesar de que mi tío en asuntos de negocios hizo una enorme fortuna sin tener más que una educación básica. 
Mi primo se quedó viviendo con nosotros, recuerdo que mis padres no le cobraron ni un céntimo, pues se trataba de un familiar; así eran mis padres, a costa de que el dinero extra siempre nos hizo mucha falta en nuestra casa. 
Mi primo Dagoberto era un par de años menor que mi hermano, el de en medio y se acoplaron por ser casi de la edad, mi hermano Juan de inmediato lo presentó con su clan de amistades y este se integró al grupo de inmediato, a partir de entonces mi hermano y Dagoberto compartían la misma habitación, salían al cine con los cuates, se echaban las cervezas, más que primos parecían hermanos. Carlos(+), quien era un amigo de Juan y casi como de la familia, pues él era huérfano de padre y madre y adoptó a nuestros padres y el resto de la familia como si fuera la propia, Carlos tambien fue asesinado como treinta años más tarde, pero esta es otra historia, la cual ya esta a la disposición. Para que la recuerden; ... Carlos padecía de cáncer, leucemia y sobrevivió a esta enfermedad, pero su problema, era que cuando se embolaba se volvía muy violento y fue degollado en una cantina de mala muerte...

Mi hermano, Juan, siempre fue muy popular en el barrio y entre sus amistades femeninas me atrevería a decir, que las mejores, estaba en el top de las chicas, por tal motivo Dagoberto conoció a Thelma. Para mi corta edad en aquella década la recuerdo como a una hermosísima mujer, de la misma edad que ellos. Todos estaban enamorados de Thelma y ella; no sé de quien, pero seguro de alguien de la palomilla.

Una tarde, Dagoberto separó a mi hermano y a Carlos del grupo y muy seriamente y cautelosamente, les habló; y esto les dijo.

__ Primo, Carlos, antes que el resto se enteren, quiero contarles algo, por nuestro cariño primo y por que me has presentado a todos en el barrio y a vos Paliducho (Carlos) quien sos como otro primo más, pero por favor, lo que les he de contar que no lo sepan los demás, pues es la condición que Thelma me puso para aceptar ser mi novia.
__ ¡Qué! 

Dijo un asombrado de Carlos, a quien tambien le gustaba Thelma y quien al parecer un día, con un par de tragos entre pecho y espalda, le preguntó a ella, si quería ser su novia y esta de una le respondió que no, y le confesó, que estaba enamorada de alguien del grupo y esperaba que este se atreviera a decirle lo que Carlos hoy le pedía y para no tener problemas con su enamorado secreto, prefería no hacerle caso a ninguno, -esto indicaba que ya otros se lo habían pedido-. 
Carlos aceptó la honestidad de la chica y siguieron siendo buenos amigos, pues nadie quiso perder la amistad de tremenda mujer.

__ Bueno primo, pues en hora buena, te llevas a la más bella chica entre todas las demás del grupo, no te preocupes, que si ella te lo pidió, nosotros respetaremos esa condición. ¿Verdad paliducho?
 __ ¡Eh...! ¡Sí...! ¡Claro amigo...! ¿No sabes la envidia que siento?

Y se estrecharon la mano en señal de que todo estaba bien, incluso el secreto de Dago y Thelma. Pero Dago, tambien les pidió de favor que ya no visitaran a Thelma, para que su noviazgo no fuera incomodo, a lo que sus primos estuvieron de acuerdo y prometieron que mientras ellos fueran novios, no visitarían más a Thelma, ellos, mi hermano y Carlos se encargaron de alejar al resto de Thelma, de una manera sutil para ayudar a Dagoberto y es que, cómo no ayudarlo, si estaba bebiendo miel de la mejor flor.

El tiempo transcurrió con toda normalidad y como todas las tardes a la misma hora, Dagoberto se despedía de sus amigos y tomaba con rumbo a la casa de Thelma.

__ ¿A dónde ira el Dago todas las tardes a la misma hora? 
Preguntó Dante, otro miembro del grupo y desde luego el resto tambien se inquietó por la pregunta de Dante, pero mi hermano y Carlos rápido respondieron a la pregunta de un Dante muy intrigado.

__ Dagoberto esta sacando unos cursos de una materia importante, la cual, si no la aprueba no pasará el año. Ya saben, cosas del colegio. 
Esto se sacaron de la manga mis hermanos y todos quedaron tranquilos. Pero el Taltuza hizo otra pregunta mucho más dificil de resolver.

__ Muchá, ¿por qué no vamos a casa de Thelma? Ya tiempo sin verla, yo creo, ya debió regresar del viaje que Juan y Carlos nos dijeron había hecho, ¿no creen?

Todos secundaron al Taltuza, pues deseaban ver a la bella chica, mis hermanos se vieron las caras y Carlos dijo.
__ Yo pasé hoy y todavía no regresa, en la casa solo esta la vieja de su tía.
__ ¡A la puta, esa vieja me cae mal! 
Dijeron todos casi al unisono. Carlos le acaba de salvar el pellejo a Dago y a Thelma.

El tiempo siguió y una tarde Dago, les dijo como siempre a mis hermanos; cacheteándose la cara, indicativo de que era un carita, por tanto, era lógico que Thelma estuviera con él, esta expresión de poca madre y poca humildad ya tenía a mis hermanos molestos, pero se resignaban, pues cada tarde religiosamente aquel se iba a casa de Thelma. 
Esa misma tarde, mis hermanos decidieron salir a dar la vuelta a la colonia y así lo hicieron, caminarían una media hora, fumando un cigarrillo cada quien, cuando llegaron a un terreno baldío, fue Carlos quien se dio cuenta de un hallazgo increíble. 

__ ¡Mirá choco! ¿Aquel que está sentado sobre aquella enorme piedra, no es el cabrón del Dago?
__ ¡Bien Paliducho, es el cerote del Dago! ¿Pero que hará ahí? ¿Ves por algún lado a Thelmita?
Preguntó Juan a Carlos, para esto ya se habían retirado, para que mi primo no los cachara en la jugada.
__ No, no la veo, mira como mira su reloj, ese cabrón nos ha tenido engañados por todo este tiempo.
__ Seguro que sí. Respondió un molesto de Juan.
__ Vamos a sacarle la madre al mentiroso, mentiroso. Dijo muy sacado de onda Carlos, pero mi hermano lo detuvo por el brazo. 
__ No, tengo una mejor idea. Dijo mi hermano y eso hicieron.

Tomaron otra ruta y se dirigieron con rumbo a la casa de Thelma, llegaron y tocaron el timbre, en breve apareció el rostro bello de Thelma por la puertita de la puerta metálica y principal de su casa. La cual abrió con ansiedad al percatarse de quienes eran, ella salió emocionada, pero a la vez muy molesta y se paró frente a ellos, únicamente los separaba la puerta de la verja. Ella con brazos cruzados les reclamó.

__ ¿Por qué no habían venido?, ¿por qué me tienen abandonada?, ¿qué, acaso ya no soy su amiga?, ¿qué les hice para que me sacaran del grupo? ¡Malos!
__ Perdón mi reina, si nos dejas entrar te explicamos todo. 

Dijo mi hermano mientras Carlos asintió con la cabeza y con enorme sonrisa de felicidad en su rostro. Thelma les abrió la puerta de la verja y los abrazo con mucho cariñó y su mejía les besó y luego los invitó hasta la sala de su casa, lugar en donde habían hecho muchas fiestas y se la habían pasado de lo mejor hasta antes de la mentira de Dagoberto.
Tanto Carlos como Juan, le contaron toda la historia a Thelma, quien malhumorada les dijo.

__ ¿Eso les dijo?, nunca me haría novia de él, es muy guapo, pero le han escuchado la boquita que tiene, ¿y su comportamiento?, eso no va conmigo.

Una vez aclarado todo, mis hermanos reunieron a todos y los pusieron al tanto de lo que sucedió todo este tiempo, Dante y el Taltuza querían moronguiar a Dago, pero mis hermanos no se lo permitieron, mejor decidieron hacer lo siguiente, con la autorización de Thelma.

Al día siguiente, la rutina de siempre, cacheteadas en el rostro, peinar la barba y salir con rumbo hacia donde su doncella. Despues, como unos quince minutos más tarde, Thelma se hizo presente al lugar en donde Dago pasaba el tiempo fumando, algo que a Dago puso muy nervioso, ella se sentó a su lado, como quien no sabe nada, ahí estuvieron platicando, Thelma insistía en que él le dijera que hacía ahí en solitario, mientras que Dago evadía la respuesta. 
En cosa de cinco minutos luego de que Thelma hizo acto de presencia y mientras todos se daban de golpes carcajeándose en el mismo lugar en donde mis hermanos lo descubrieron, entró en escena la palomilla, esto aterró a Dagoberto, cuando Thelma lo alertó.

__ ¡Mirá, quienes vienen por allá...! 
El pobre de mi primo se puso pálido como si fuera a desmayarse, pálido como papel nuevo. Mientras recobraba las fuerzas y el color le regresaba al rostro, todos los rodearon. Fue Carlos quien dijo.

__ ¿Qué dicen los tortolitos enamorados?
Thelma se le quedó viendo al rostro de Dagoberto, quien no supo que responder, entonces todos se le echaron en cima a camorrearlo por ser un: Mentiroso, mentiroso.

Mi primo, pidió a mis tíos lo cambiaran a una casa de huéspedes, pues ya no pudo con enorme vergüenza y presión del enorme grupo de amigos.

... Una semana antes de aquel acontecimiento tan bochornoso para mi primo, este, en un bar, junto a los amigos, observó que uno de ellos en el cinto llevaba una bella pistola, mi primo lo emborrachó y la pistola le robó... Pero esta, tambien es otra historia.





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