viernes, 23 de diciembre de 2016

Ni un Roce y yo queriendo (las canciones de mi vida)


_ ¿Qué te parece el lugar? ¿Está bonito verdad? 

Le dijo su amiga, quien la invitó a salir esa noche, pues llevaba tiempo sin salir, luego de la ruptura con su pareja.

_ Está bien, no está mal.

Respondió la chica no muy convencida, mientras miraba a su alrededor, cuando lo hizo, al otro lado del lugar se encontró con unos ojos que la veían con atención, ella disimuladamente vio para atrás de ella, para verificar si no había alguien que le pudiera llamar la atención a quien miraba fijamente hacia donde ella se encontraba, pero, nada, detrás de ella no había nadie solo la salida del lugar, ella con mucho disimulo vio de nuevo y se encontró con quien la veía hacía ya un rato, él acariciaba su cabello, para llamar su atención, ella al percatarse de que él la buscaba con la mirada, bajaba la suya o hablaba con su amiga quien ya se encontraba acompañada por alguien, se repetía por adentro: -Mi amiga ya esta acompañada y tú sigues ahí mirando nada más, me confundes con tu mirada, ¿será qué te atraigo o simplemente miras por ver?, me encantas, ven a mí, siéntate a mi lado. Esto pensaba la chica, quien no lograba disimular que el chico quien la veía con interés la atraía mucho. 
Este seguía entre sus amigos haciendo cosas que le agradaban a la chica, cosas para llamar su atención, en otras ocasiones hacía como que no la veía, pero en realidad usaba un enorme espejo que había en la pared del lugar para observarla, pues su mirada le buscaba la de ella. 

Mientras este coqueteaba, ella fantaseaba con él, ella se imaginaba sudando y con la mirada perdida en el techo sentada sobre él completamente desnuda. Esto le causaba a la chica mil sensaciones, las cuales llevaba un tiempo sin sentir, se decía: -Tantas cosas por decir, pero estás como si nada, me confunden tus miradas y todo se queda en eso, simplemente en miradas seductores, haces cosas que me desconciertan, creo que deseas lo mismo que yo. Mientras mi amiga sigue a mi lado, besos y abrazos apretados, caricias elevadas de tono y yo sigo aquí, deseando aunque sea un roce de tus dedos, deseando llenarme de placer, deseando sentir en mi boca tú sabor, ni un roce y yo queriendo hacerte el amor.

El tiempo transcurría y solo eso, miradas, ahora más insinuantes, ya no eran disimuladas, ahora eran tan evidentes, pero el chico no salía del grupo de amigos. 
La chica se decía: -Uno de nosotros va a tener que rendirse, uno de nosotros va a tener que decidirse, uno de nosotros tomará la iniciativa, si no eres tú, seré yo. 
El chico la veía y ahora le saludaba con su copa, ella respondía con una picara sonrisa, pero solamente eso, nada de tomar la iniciativa. Habían muchas cosas por decir para llegar a mí. Se decía. Pero tú, no te propones por hacer nada, no vienes hacía mí, me confunden tus miradas, haces mil cosas que me agradan, mil cosas para llamar mi atención, cosas como acariciar tu cabello, ríes y me ves, mientras lo haces tengo sueños contigo, pero mientras tu mirada solamente me busca una y otra vez. Mi amiga a mi lado disfrutando del placer con un desconocido que si se atrevió, besos y abrazos apretados. 
La chica de al lado, quien la llevó a ese lugar, ya muy caliente, le dice.

_ Amiga, te va a tocar irte sola, ¿no hay problema verdad? ¿tú me entiendes verdad? lo siento, te veo mañana y te cuento como me fue, adiós.

La chica se levantó y se largó del lugar con quien se levantó en el bar, ella se quedó ahí, aun deseando un roce de la piel de quien aun la veía con insistencia pero que no se atrevía a llegar con ella a pesar de que ahora era el momento indicado pues, había quedado sola, pero el chico no se proponía acercarse hasta ahí, seguía como si nada, pero sus miradas lo confundían aún. 

_¿Será que todo quedará así, solo miradas nada más? 

Se repetía la chica ya algo inquieta y nerviosa, pues el chico le gustaba como nadie antes le atrajo.  -Uno de nosotros va a rendirse, uno de nosotros va a tener que decidirse. 

Mientras que su miradas en ella otra vez. -Y yo no puedo ya contener todo este deseo de placer por él. La chica seguía soñando con lo que podía ser esa noche llena de placer, un placer que le hacía mucha falta pues, hacía mucho no tenía una cita.

Cuando ella se resignó de que nada pasaría con ese chico, empezó a preparar sus cosas para irse, pero cuando vio por última vez al chico quien la tenía deseando un roce de su piel, soñando con lo que pudo ser esa noche, buscando el sabor de su boca en la suya, ni un roce y ella deseando llenarse de placer, ella se asustó pues, cómo era posible que pudiera enamorarse de alguien que aun no conocía.

El chico se levantó de su lugar, dejó al grupo de amigos y se encaminó hacia donde se encontraba la chica deseosa de un roce de su piel.

_ Al fin, ahí viene, me haré la desentendida.

Se dijo y así lo hizo, pero el chico siguió de largo, paso a su lado y ni un solo intento por acercarse a ella, lo vio alejarse de ella, se dirigió hacia afuera del lugar, ella desepcionada tomó sus cosas y pidió la cuenta, la pagó y salió de aquel lugar en donde por unas horas soñó con lo que pudo ser, soñó con llenarse de placer, soñó con el sabor de los labios de quien la vio y no dejó de llamar su atención toda la noche, haciéndo cosas agradables para llamar su atención. 

Así, muy desalentada llegó hasta la bocacalle pues, llegaba por la calle un taxi, ella levantó su brazo y le hizo la parada, pero este iba ya ocupado y siguió su camino, la chica bajó la mirada pues, se iba de aquel lugar muy desilucionada, desepcionada, se sentía que no era deseada por nadie, iba tan deprimida que juró no volver a un lugar como al que ahora dejaba. 
Pero en ese momento de depresión y meditación, se detuvo ante ella un auto lujoso, último modelo, de color rojo y sillones blancos, descapotado pues, la noche era fresca, cuando el auto se detuvo ante ella, quien lo conducía le pregunto con sonrisa en sus labios.

_ ¿Te llevo a algún lugar?

Ella exaltada y emocionada con sonrisa en sus labios, respondió de inmediato.

_ Sí, claro, gracias.

Abrió la puerta del auto y entró en él, se acomodó, dejando a los ojos del conductor dos preciosas piernas bronceadas, la minifalda le llagaba hasta donde iniciaba el blanco de su ropa interior.

_ Soy Javier y no he dejado de fantasear contigo toda la noche, esperaba el momento indicado para acercarme a ti, pues no quería me dieras un no.
_ Yo soy Alice y esperé toda la noche por ti, pero pensé que no te gustaba, pues nuca que llegabas a mí y cuando te vi salir, me asusté y me desilucioné, ya me iba sin ti, pero te llevaba en mi mente y en mi corazón.
_ Perdona que pase por tu lado y no dije nada, pero el mesonero me avisó que alguien deseaba salir y mi auto se lo impedía, así que me tocó salir a mover mi auto, pero llevaba en mente, que al entrar de nuevo al bar, no pasaría de tu mesa, me quedaría contigo, pero cuando iba a acomodar mi auto vi que detenias un taxi el cual, gracias a Dios no se detuvo, entonces me dije, esta es la oportunidad que he esperado toda la noche.

El auto rojo y los chicos deseosos de un roce de su piel, de conocer el sabor de sus labios, deseosos de llenarse de placer, ambos se perdieron por la calle soñando con lo que más tarde sería...




Inspirado en la canción del mismo nombre: Ni un Roce de: A. Gabriel, P. Massadas y M. Sullivan
Historia de: A. Gabriel, P. Massadas, M. Sullivan y S. Raga

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