viernes, 10 de febrero de 2017

La Historia del Rock and Roll (Según Sergio Raga)


Bien, ya nada importa mueve y agita mi corazón, el diablo lo traes adentro de ti con esa comezón, asi qué muévete, agítalo y sácalo de ti mujer. 
Ella no me comprendió y siguió con tremenda comezón, a su cuerpo sin sentido sacudía y sus caderas balanceaba de un lado para el otro, mujer sensual, dejando a todos boquiabiertos con cada movimiento de cadera sensual, sus cabellos viraban por doquier, la musica solo ella la podía escuchar, para todos los que la veían nada tenía razón ni sentido, pero yo sabía que ella no contenía toda la picazón, esa que el diablo le había llevado a su sensual y bello cuerpo de mujer. 
Al darme cuenta, a mi alrededor los que la veían empezaron tambien a mover y agitar su corazón, yo pensé el diablo ya entró en la audición, ellos tambien sienten esa picazón, cómo locos todos agitaban sus cuerpos, nada los podía detener, pero para mí solo aquella bella mujer era la que llamaba mi atención, se veía hermosa con cada movimiento de sus caderas y su cabellera volando por el aire que ella misma provocaba. 
Le puse atención y empecé a escuchar una linda canción, seguro la que la tenía con esa picazón, la que ahora todos escuchaban y como ella sus caderas contoneaban y sus cabelleras por el aire volaban. 
No me dí cuenta cuando un pie empezó a dar tímidos brincos, fue hasta que sentí un calor trepar por mis piernas, ahora mi pierna daba brincos también, como atacado por el mal del sambito. 
Dios mío, ¿será que ya entró en mí esa picazón?, cuando me dí cuenta mi otra pierna comenzó con la inquietud y en mis oídos esa linda melodía, el diablo comenzó a utilizar mi cuerpo y en mí, esa incomoda pero deliciosa picazón. 
Sin darme cuenta me encontraba como loco al igual que los otros, danzando una rítmica y loca canción que no sonaba en ningún parlante, pero que si la escuchábamos y esa nos daba tremenda picazón y agitación en el corazón. 

La era del Rock and Roll, había llegado y estaba tan fuerte, pues llegó para quedarse. 

La chica estaba bañada en sudor y eso provocó que hasta mí llegará un delicioso aroma, era su perfume de mujer mortal, en el lugar se sentía ese aroma que agitaba mi corazón y que a mi cuerpo hacia brincar y a mi cabellera agitar, era tanta la emoción y esa rica picazón. 
Al lugar llegó la policía y entró en el lugar y uno de ellos, quizá el jefe, esto gritó: 

__¿Que pasa aquí? Están alterando el orden en el lugar. Ya muchos vecinos se quejaron. __¡Compañero!... ¿Qué diantres sucede aquí, que no hacen caso a la autoridad? 

El poly al no escuchar respuesta de su compañero dirigió la mirada hacia él, pero este ya tenía esa picazón, el diablo entró en su cuerpo y se olvidó de su uniforme; el policía quien pidió orden en el lugar decidió abofetear a su compañero, para hacerlo regresar a la razón y la cordura, pero cuando su mano la levantó para golpear a su azulado compañero; mientras su mano por el aire viajaba con tremendo golpe razonable; la visión se le nubló y lo que él vió, era, como su brazo se agitaba al ritmo del Rock and Roll, la picazón también a él le entró, el diablo estaba adentro de él.
Cuando los indignados vecinos vieron que la policía ya no salió de aquel lugar, sonaron las sirenas, llegaron los bomberos al lugar, las personas decentes del lugar decían. 

__Seguro es una magia negra de los negros. ¡Hagan algo por favor! Detengan eso que no entendemos y lo llaman Rock and Roll. 

El jefe de bomberos dijo.

__No se preocupe señora, esto lo calmaremos con un baño de agua fría, ya verá como todos vuelven a la cordura. 
__Ay gracias a Dios. 

Dijo una de las viejas quejosas, el jefe de los bomberos dió la orden, pero sus subalternos brillaban por su ausencia, el jefe dijo.

__¡Huy! ¿Y mi escuadrón? 
__Entraron agitando las caderas al lugar, ahora están ahí con tremenda picazón. ¿Qué no los  ve? agitando las caderas y sus cabelleras.

Dijo otra respetable señora y vecina del lugar, mujer de tez blanca. 

__¡Diantres, yo solucionaré esto!

Dijo el jefe del cuerpo de bomberos y se dirigió al carro de bomberos, sacó tremenda manguera y con ella lista se dirigió y encendió la bomba para que el agua saliera con tremenda presión, apuntó hacia el lugar; mientras lo hizo él no sintió que sus pies rebotaban con tremendo ritmo. También él se asustó y a la manguera le dio On, esta expulsó tremenda cantidad de litros de agua a gran presión, pero vaya sorpresa, a quienes bañó, fue a las respetables denunciantes. Estas se encontraban empapadas y malhumoradas, el jefe del escuadrón de bomberos les pidió perdón y dijo.

__Con permiso señoras, pero ahora tengo una picazón. 

Y dando brincos rítmicos en la cadera y agitando su cabellera al salón entró, adentro aquello era una locura pero con alegría, nadie lograba detener a tremenda picazón; afuera las distinguidas damas, ahora empapadas se acercaron y formaron un tumulto, ellas se acomodaron como pelotón de fútbol americano y su estrategia decidieron; pero esto dijo una de ellas.

__La culpa de esta revolución la tiene ese chico de Memphis, un tal Presley, él con ese movimiento de caderas a todas a vuelto locas, él creo esta nueva ola del Rock and Roll y le llaman el Rey del Rock, dicen que los negros lo influenciaron, deberíamos de ir a condenarlo.
__Eso haremos.

 Dijo otra de las viejas aun empapadas y salieron con rumbo a la corte del condado, pero mientras avanzaban se atormentaban al ver como sus dedos gordos de los pies empezaban a brincar con ritmo y en ellos, una rara picazón.

__Dios mío señoras. Apurémonos, pues esa condenada picazón pronto nos  llegará hasta el calzón. ¿No lo sienten en sus dedos gordos del pie? 
__¡Si! 

Dijo otra con una deliciosa sonrisa en sus labios. 

Por fin llegaron a la esquina, el lugar donde se encontraba el juez del condado afectado. 

__Señoras; el señor juez esta en sesión. 

Dijo el secretario.

__¿Cómo así? 

Dijo una de las indignadas y húmedas señoras. 

__Dígale que su esposa está aquí, que urge me atienda y, que es una orden. Pues orden debe poner en este lugar.

Sus acompañantes aplaudieron a tan valerosa señora.

__Pero señora; no puedo decir esto a mi jefe. 
__¿Por qué no? Diga señor secretario.

Insistió la dama ahora más incomodada.

__Porque, la sesión del señor juez, esta precisamente en el salón. Y si me disculpan, yo ahora cierro el juzgado y me dirijo a magna sesión, pues la picazón entró en mi y les digo, es deliciosa; ¿no ven como se mueven mis rodillas. 

Las señoras vieron asustadas al señor secretario, mientras este pasaba el candado en el juzgado y agitando su corazón, caderas y su bisoñé hacia el salón se dirigió. 

Las viejas se vieron las caras y se preguntaron.

__Y ahora, ¿qué hacemos con esta maldición llamada Rock and Roll? 
__Amigas hagan algo por favor, que la picazón ya me llegó hasta mi calzón.

Dijo la más vieja de todas. 

Las demás gritaron.

__Amiga detén la picazón, vamos a la estación de radio y pongamos la denuncia para que paren esta maldición y que llegue a la gran ciudad nuestra condenada situación y que lo sepa el Señor Presidente de la Nación y nos mande al ejercito para que ponga control en este recóndito lugar. 

Corrieron las indignadas y aun húmedas viejas a la estación de radio y al Dj gritaron. 

__¡¡Detenga la programación, le traemos tremendo notición!! 
__Lo siento señoras, pero el Rock and Roll llegó y se quedó, nada lo puede detener ya. 
__¿Quéee? ¿esta usted fuera de control? 
__No mis señoras; pongan atención y agiten su corazón y dejen entrar en sus cuerpos esa picazón. Dicen que es el diablo, pero eso no es verdad, es solo la nueva ola, un nuevo ritmo del que ya tenemos hasta un Rey. 
__¡¡Elvis Presley!! 

Dijeron al unisono las señoras aun indignadas, menos la que tenía picazón en el calzón, esta movía sus caderas al ritmo de tremendo y nuevo ritmo sin control. 

Las señoras dijeron.

__Ya perdimos a una, ¿qué hacemos? Piensen por favor.

Dijo la que lideraba aquel montón. Para ahora, otra grito.

__¡¡Qué viva el Rock and Roll que rica esta picazón!! Con permiso, me voy para el salón. __Agárrenla y llévenla a la capilla, que nuestro guía espiritual le de la santa unción o que la exorcice, pues esta es una negra maldición. 

Se apostaron en las puertas del santo lugar y las atendió el sacristán.

__Respetables señoras, ¿qué se les ofrece.
__Vea hermano, traemos a esta señora poseída por esa porquería llamada Rock and Roll.
__Pero señoras, esa no es una porquería, menos una maldición, la señora no esta poseída. 
__Pero hermano, dice tener una picazón en el calzón. 
__¿Señoras mías? 

Dijo el sacristán con las mejías coloradas...

__Y, ¿quien de usted antes no las tuvo? ¿o me lo van a negar? 

Dijo con tono picaron el sacristán. 

__Mire hermano sacristán, usted es un baboso. Llame de inmediato al señor cura por favor. __Como diga señora, pero ya le dije que eso no es lo que usted con aires e infulas viene a reclamar a la santa iglesia. Pero no les puedo negar la entrada. Pasen por favor, el señor cura está en el confesionario, hagan su cola por favor. 
__¡Que cola, ni que nada!, esto es de urgencia, mírela, a la pobre le sigue la picazón. 
__¡¡Siiii!! 

Dijo otra con gran emoción.

__Y tú, ¿por qué hablas así? 

Le dijo la lider a la señora quien risueña y nerviosa le apresuraba a que hablara con el señor cura; el sacristán dijo.

__¿Qué no la ve, es evidente que la respetable señora ya tiene la picazón en su calzón. 
__¿Es cierto eso vecina? 

Pero la vecina y compañera ya no dijo nada y sus caderas agitó con tremendo ritmo, su corazón se agitó también y su cabellera canosa por el aire tambien voló. 

__¿Pero qué es esto? 

Dijo el señor cura. 

__¿Por qué no respetan el lugar en donde están? si quieren calmar su picazón váyanse directo para el salón. 
__Es que por eso estamos aquí señor cura. Queremos nos ayude a terminar con esta locura. Mire bien, somos muchas las que estamos en contra de esta nueva ola llamada Rock and Roll. __Perdón mi señora, pero yo solo la veo a usted y a esta otra venerable señora. 
__¡¡¿Quéeee?!! Y ¿dónde esta el resto?

Preguntó con sentimiento y cólera en su corazón. El sacristán moviendo sus caderas, pues se le veía mover bajo su atuendo colorado. Dijo.

 __Las señoras están disfrutando de su picazón en el salón, solo queda usted y esta venerable señora en andador tambien. 

El sacerdote dijo.

__Lo siento señora, pero ante esta nueva ola de nombre: Rock and Roll, tanto la iglesia como yo no tengo nada que hacer, me retiro a rezar diez Padres Nuestro y mi rosario también y usted debería hacer lo mismo antes de que le llegue esa picazón. 
__Señor cura, por favor respete, no ve que soy una digna señora y mi acompañante es digna vecina de esta comunidad, no ve que anda en andador.
__Pero mire que bien mueve la cintura, yo creo que esta locura del Rock and Roll le darán la cura a su tortura. 
__Es cierto mi vecina, lo siento, pero ya siento esa picazón del Rock and Roll, perdón pero quiero recuperar mi cintura, así que al diablo este andador y me voy para el salón. Ven hijo acompáñame hasta el salón. 

Le dijo al sacristán, quien de inmediato se retiró el habito colorado y del brazo juntos salieron moviendo rítmicamente la cintura y su cabeza, agitando el andador de la señora con rumbo hacia el salón. 
Ahí quedo tirado de lado del andador, la única que seguía con aquella tortura.

__¿Y, ahora qué hago? Dios mío. 

Dijo y se santiguó y de la capilla desilusionada y aun mojada sola salió; llegó hasta el parque y en una silla se acomodó, ahí por largo tiempo permaneció. 
Pensativa se encontraba cuando a su lado un chico de cabellera negra y patillas en sus mejías se acomodó, este educadamente le preguntó.

__¿Qué le sucede mi respetable señora? ¿qué la tiene con esta pena aquí en solitario sentada? 

La señora le quiso responder, pero lo hizo como siempre, viendo al rostro de su interlocultor y al ver quien amablemente le preguntaba, ella como loca grito... 

__¿Eres Elvis Presley?, el Rey del Rock and Roll.
__Para servirle, mi bella y respetable señora. ¿Me acompaña? Voy para el salón. Todos ahí me esperan par escuchar mi música y ver a mis caderas contonear con el ritmo que esta de moda, lo han nombrado: Rock and Roll. 

A la señora, por fin le llegó la picazón a sus calzones y del brazo del Rey del Rock, hacia el salón juntos se dirigieron ... 

Y así nació el Rock and Roll.

Moviéndose y agitando caderas y el corazón, y con esto, decían, el diablo en el cuerpo se les metió y entonces sentían esa deliciosa comezón. Pero lo que sucedía, era que había llegado y para quedarse: El rock and Roll.




                                     El Fin 



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