miércoles, 22 de marzo de 2017

Un amanecer, ella se llevó mi alma


Un atardecer me pidió mi amor,
con jubilo y emoción yo se lo entregué.
Por la noche nos fundimos en placer,
esa noche fue mágica, nada nos duró.
Pero a la mañana siguiente perdí su querer;
ella conmigo no amaneció.
Seguro temprano de mi lado se fue.
Yo aun cansado y sonrisa en mis labios
deseoso de beber el manjar matutino,
me quedé con solo las ganas y una desilusión.
¿Esto no le debería de haber pasado a una mujer?

Otro atardecer me volvió a encontrar.
Al verla yo me emocioné, 
nueva ilusión me invadió sin querer todo mi ser.
Me saludo, me dijo hola sin hablar,
sus dedos, por debajo de sus labios a penas los movió.
Le devolví el saludo con una sonrisa de oreja a oreja.
¡Creí volver a renacer!

Esa tarde me pidió de nuevo mi amor,
con la misma emoción y nueva ilusión, 
yo se lo entregué.
Nos llegó la noche, y nos la bebimos 
por cada poro de nuestra piel.

Esa noche no quería dormir, 
pero el cansancio por fin me venció
y dormido profundo quedé, 
sobre su torso, adherido a ella quedé,
para que no me vuelva a suceder lo de la otra vez.

Pero al despertar con las mismas ansias 
y la misma sed de la otra vez, 
ese amanecer de nuevo solo desperté,
en mis brazos, atrapados y con fuerza 
abrazando una fría almohada.
¡Me lo volvió a hacer!

Nunca hubo otro encuentro y yo muriendo, 
pues en el último encuentro le entregue, 
no solo mi cuerpo, tambien le entregué mi alma
y para mí, ya nunca hubo otro amanecer.

Me dicen; un día volverá o si no, otra encontrarás.
Para mí, nada tendrá sentido, 
si no recupero lo que esa mujer se llevó consigo.
Pues quien podría amar 
con un corazón vacío, con un cuerpo sin alma.
¡El amor, no tendría sentido jamás! 

Desde ese día, aquel amor perdido
me dejó completamente vacío y sin un querer, 
no podré enamorarme otra vez.
Pues con ella se perdió mi alma. 
¡Y con ella, tambien se marchó mi amor!

Yo me sigo preguntando:
¿Esto no le debió pasar a una mujer?






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