viernes, 28 de abril de 2017

Amor de Gatos


Dos gatos; uno pardo y el otro negro.
Se pierden en la noche, sobre los tejados corren,
no persiguen a ninguna rata.
Solamente corren, para sentir el viento en sus rostros,
dos gatos extraños, pero que se encontraron,
se maullaron y luego de eso el pardo huyó.

El gato negro, le dijo; no corras, espera,
a mí no me importa que no seas de un genuino color negro.
El otro se detuvo y también le dijo; 
¿dices la verdad o me engañas?

Creo que ese maullar fue sincero, mi instinto no me engaña,
¿no te engañó, mi extraño color de un negro que a muchos a burlado
y hasta al verme se han santiguado?, 
pero no eres del negro que trae mala suerte, 
esa desgracia solo me pertenece a mí.

No digas eso, para mí eres un lindo gato, 
eso crees, creo que si eres sincera,
jamás he mentido, bueno, tal vez una vez 
que fingí que me ahogaba con una bola de estambre. Jajaja. 

¿Y eso por qué?
era para que me dieran algo de comer, pues tenía hambre,
¿y te funcionó?, por supuesto que sí, 
no me vez lo esbelta que estoy.

Yo lo que veo, es una gatita de un negro y lindo pelaje,
eso le has de decir a todas las gatas 
que en la azotea cada noche te esperan.

Te juro que no, esas son malvadas y traicioneras,
pero a ti te veo sincera, para ser una gata parda,
gracias, nadie antes me dijo cosa más bella. 

Ven y acompañame, te enseñaré la ciudad y te llevaré
hasta el Empire State
desde allí veremos a una enorme y bella luna,
¿en serio, me invitarás a ese extraño lugar?, 
pues para ya vamos y tu ni enterada.

Ambos gatos corrieron por los tejados, las azoteas,

por alguna ventana de donde salió volando un zapato,
pero a nadie lo hirió, solo les asustó y ellos dijeron;
estuvo cerca, pero viste, era una zapatilla cara y de cristal.

Mira que belleza hay en la gran ciudad, 
parece como si el cielo hubiera bajado a descansar, 
es verdad, es bello este lugar,
nunca antes vine por aquí, de mi vecindario nunca salí, 
no me atreví sola a salir, por miedo a no poder regresar, 
pero ahora, ese miedo se alejó si estoy a tu lado, 
eres un lindo gato negro.

Ya estamos por llegar, 
¿sabes?, aquí estuvo otro que mucho amó
y hasta la vida dió, 
¿en serió, qué fue lo que le pasó?,

Pues, la verdad no me se la trama, 
solo sé que era un enorme gorila;
¡Ah sí, de él oí!, 
creo su nombre era un tal: King Kong

Se enamoró de otra parda como tú, 
pero lo traicionó, no te preocupes eso yo no lo haré, 
de eso no me preocupo, ni tampoco tengo miedo, 
de lo que si me daría un tremendo dolor, me aterraría
y hasta moriría como el tal: King Kong.

¿Y eso qué sería? ¿qué te daría tanto dolor? 
uno tan grande cómo el de ese mono,
ese dolor, me lo daría si no te vuelvo a ver.

Pero, yo si te quiero ver  otra vez más
y estar contigo, maullar contigo, 
reciclar calzado, a caso no sería un tremendo negocio, 
¿te lo puedes imaginar? una zapatería
y de propietarios tú y yo.

Si hay un negocio que te quiero proponer 
y es, ¿qué si te quieres conimigo casar? 
ser mi pareja para siempre.

Pero tú te mereces una gata negra de verdad, 
cómo lo eres tú, ya te dije, 
que esas no me interesan, no son verdaderas,
son traicioneras. 

Mira, el Empire State esta aquí, 
ven y subamos por aquí,
ten cuidado, afila bien las uñas, 
pues son como cien pisos por escalar, 
nada me hará desfallecer ni me hará caer.
Eso solo me lo podría provocar un beso tuyo.

Quedaron en silencio, pero siguieron en su ascenso
y así, hasta que llegaron al mismo lugar 
en donde sufrió el podre del King Kong

La gata parda, quedó asombrada al ver tal maravilla,
es majestuoso, dijo, con admiración 
y de su pecho se escuchó un ronroneo, 
ella se sentó para disfrutar del espectacular lugar.

Vió cómo las estrellas se cnfundían con las luces de neón
el gato negro no vió lo que tantas noches antes observó,
solo se dedico a ver enamorado a la gata parda 
que a su lado se sentó.

Él lentamente se le acercó, y a su lado tambien se acurrucó, 
se sentó y tambien se acomodó,
ella sintió su calor, ambos ronronearon 
y en un beso se fundieron.

Sus colas se entrelazaron, 
cómo si fueran las manos de dos enamorados,
al tiempo suspiraron y después maullaron, 
así la luna más se les acercó.

Ella se asustó, pero la luna le dijo; 
no te asustes bella minina, que hoy me viene a visitar, 
o a observar; no, yo te he venido a admirar, 
pues, eres muy bella. 

La luna se lo agradeció 
y por detrás de una oscura nube se escondió, 
para que así, la gatita no se viera parda, 
sino se viera negra, cómo la noche, 
algo que al gato no le importaba. 

Luego acercaron sus cabezas, se sobaron sus orejas, 
sus patas lamieron y luego, de nuevo se besaron.

Dos extraños, que se encontraron por casualidad 
en algún tejado de la enorme ciudad, 
ella miedo sintió al ver al gato negro. 
Pero lo que él sintió al ver a la gata parda, 
fue un gran amor a primera vista.




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