miércoles, 31 de mayo de 2017

Amanecer del señor Sol


Amanece y por el horizonte se asoma el sol,
quiere ascender y colocarse sobre su trono,
pero la noche anterior lo tiene desvelado y acongojado,
se siente avergonzado.

Amanece y solo se logran ver sus lindos colores,
los que se prenden de las primeras nubes 
que encuentra antes de ascender, 
las pinta de colores anaranjados y azulados,
espectáculo que solo logra ver 
quien se levanta junto con el sol.

Amanece y sobre el mar las aguas brillan,
se aprecian destellos que llegan con cada
uno de sus rayos, los que lanza como dardos,
que advierten que esta por desperezarse y levantarse.
Las olas se mecen sobre la arena cómo arrullándolo
para que siga desperezándose. 

Amanece y los gallos cantan su alegoría 
para quien aún solo da señales de que está por llegar,
pero que aun no termina de desperezarse
y que se dará otra dormidita, 
pues sigue con esa perecita.

Amanece y la hora es la propicia para que aparezca,
se asoma con sus mejillas rojas (coloradas), 
él dirá que es por calor,
pero todos sabemos que es por la trasnochada,
aparece tímidamente lanzando sus rayos colorados
con mucho UV, para quien lo ve, se proteja bien de él
y así no se percate de su desacato y arrebato. 

Amanece y él asciende con gallardía y elocuencia,
se da la importancia de una majestad, 
con ímpetu de cómo quien dice, ¿quien manda acá?
son ustedes los que me deben una reverencia.

Amanece y la muerte le empieza tambien,
él sabe que debe brillar mientras le queden fuerzas,
él lo hará con agilidad y con fortaleza 
a sabiendas de que, ya no hay nada que se lo impida,
para él la tierra esta a su merced.

Amanece y mientras avanza el día,
él asciende más y más, pues bien sabe que una vez en la cima, 
lo dificil será mantenerse en ella
y que como todo lo que sube, luego baja; 
tambien esa ley, él la debe respetar, para dar ejemplo;
pues, pronto él deberá caer de nuevo a descansar. 
Solo que esta vez no habrá de dejarse embaucar
por la linda noche que la noche de anoche, lo hizo trasnochar, 
por irse de rumba con tan linda luna.

Así le cogió de nuevo la noche 
y como llegó tambien se alejó.
Pues la reina de la noche reclamó su trono 
y este, como todo un caballero se lo cedió.
Pero esta vez, otra invitación ya no le aceptó,
por tener que madrugar a la mañana siguiente;
responsable y trabajador, su majestad el señor Sol.






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