viernes, 19 de mayo de 2017

Charlas conmigo mismo.


Era una tarde lluviosa, esas que son oscuridad total, esas en que no cae un buen chaparrón, solo cae una perenne lluvia, una que moja tanto como si lloviera torrencialmente, en mi casa, todos en sus habitaciones durmiendo, mientras, la tarde avanzaba y el adormecedor sonido de la lluvia que caía sobre las láminas de Duralita, fabricadas en España, con una material cancerígeno, algo que me vine a enterar mucho tiempo después, es decir ahora, bueno los riesgos que conlleva ser pobre. 
Esa tarde, me encontraba sentado, extrayendo de mi maletín mil cosas, para seleccionar lo que aun servía y lo que era basura, frente a la mesa donde iba colocando cada cosa que sacaba de mi mochila, una ventana y en el vidrio quien le impedía la entrada a las gotas de agua que eventualmente a consecuencia del viento se azotaban contra él, cómo si fueran pequeños demonios dispuestos a devorarme, pero que al estrellarse contra el cristal se resignaban a resbalar con la tristeza en ellas y yo, ni enterado de ese acoso, seguía extrayendo mil objetos, cosas que me habían servido en el año anterior de mi carrera profesional y vocacional, de pronto, se encontró frente a mí, una radio, la cual fue un trabajo que realice el año anterior, lo enchufé con la nostalgia y recuerdos en mi mente de cuando me dirigí con mis compañeros a comprarlo y posteriormente cuando pasábamos las tardes, unas muy cortas, ensamblándolo, pero, por qué me quedó tan maltrecho, a mí me gusta que todo me quede perfecto, pero este no me quedó tan a mi gusto, fue por eso que no obtuve la máxima nota, el chasis, ese si que me costo doblarlo, ese material si que estaba duro y abrir los agujeros, ese fue otro problema, lo lindo fue que al conectarlo, una vez terminado, los tubos prendieron, ese fue un avance notable en ese momento visualicé cómo el filamento calentó al cátodo, tal cual, cacerola con aceite, esta al estar hirviendo dejó ascender una nube, esa nube eran los electrones, los cuales eran atraídos por la rejilla uno, cómo si esta fuera un extractor de olores. Qué bueno que soy, con una explicación cómo esta, cualquier alumno me entendería en el acto y lo más importante, fue que no explotó, como le pasó a otro baboso que se descuido y los cables se unieron, eso fue novedoso y grandioso. Veamos si aun sintoniza alguna emisora, moví el botón del sintonizador y que decepción, seguía en las mismas, solo sintonizaba las emisoras de medio cuadrante, el que hizo el Melito, ese si que era un lujo de radio, pero bueno, la diferencia la hizo el dinero que aquel poseía, yo hasta mucho hice con cumplir con lo básico. 
Bueno, ahora que me doy cuenta el cassette se terminó. Caminé hasta el equipo de sonido, era hermoso mi equipo de sonido maraca Sharp. 
Qué escucharé, algo apropiado a esta tarde lluviosa... Camilo, no; Julio, no; Roberto Carlos, mmmm, no; Perales, no; El Puma, no; Ah, aquí esta, este sí, es el indicado para esta tarde. Coloqué el cassette y le di play, el mecanismo se escuchó, el motor hizo que se movieran los engranes y estos procedieron junto al rodillo a mover la cinta del cassette, mientras pasaba por los cabezales la cinta blanca, la cual limpiaría las cabezas de impurezas y polvo y le daría el tiempo necesario para que una vez convergiera la cinta magnética, la de color café, con los cabezales; procedía a subir el volumen, ajuste los tonos, oprimí el botón de loudnes, pues era imperativo que los bajos sonaran como se debe, era una cinta del Bee Gees. Cuando la parte café llegó a la cabeza de la casetera, escuché el ¡Ahhhhhh! del trío de hermanos y luego, empezó la canción: "How deep is your love", ya estaba en el lugar de antesú esa musica y la lluvia, la combinación perfecta, me conocía de memoria la rola que vendría luego y la que llegaría después. Para ahora, tenía la mesa cubierta con mis cosa, así que inicié la selección, debería de ser muy bien selectivo para elegir lo que me podría servir y lo que no, a la basura, no estaba dispuesto a guardar y almacenar algo que no sirviera. 
Esto sí, ah, esto tambien, esto, mmmmm, será, qué hago, ah sí, esto me servirá, vaya que me recordé; esto sí, esto tambien. Cuando vine a caer en cuenta, mi mochila estaba con todo adentro, lo único que logre tirar a la basura fue el polvito que cayó cuando agité mi mochila, bueno algo a nada, era un avance. 
Luego de eso me reí al recordar que en una oportunidad en la que me encontraba en las mismas, entró mi padre y me dijo: 
_¿Qué haces hijo? 
_Hago una limpia, quiero separar lo que me servirá y lo que no... A_la_basura, por ejemplo mira esto, y esto, a la basura amigos ya cumplieron su misión en este hogar, ahora al basurero de la zona tres. Mi padre me dijo, mientras tomaba uno de los objetos elegidos para el olvido en el cementerio de la basura. 
_Esta cosa se ve en buen estado y por su forma quien sabe y serviría para muchas cosas, yo que tú la conservaría. 
_Haber mi viejo. Le arrebaté el objeto de forma curiosa, lo vi, como lo haría el mono del zoológico, lo acerqué a mi rostro, casi que lo olfatee, lo vi de lejos y luego de un riguroso escrutinio, vi a mi padre con sonrisa sarcástica en mis labios y dije. 
_Pues no, a_la_basura, jejeje. Mi padre, recuerdo que salió del cuarto y antes de cerrar la puerta me dijo. 
_Ojalá y no te arrepientas más tarde. 
_Eso no sucederá viejo, jejeje. 

Tres día más tarde, me trajeron un aparato que se les cayó y querían que se los acomodara pues, se les había desencajado, casi que lo llevaron desarmado, yo les dije. 
_No tengan pena, quedará como nuevo.  Ellos me dijeron que no importaba lo que costara, pero que lo querían como nuevo, se fueron, regresé y lo observé por largo tiempo, por detrás de mí, mi padre, él seguramente tambien hacia su análisis, yo me irrité pues, yo era el futuro técnico de la familia; qué podría saber una anciano de tantos años. En esa época mi padre recién cumplía sus 50 años. Quien de aquí a que yo cumpliera ese chorro de años faltaba que llegara el diluvio, (pero el tiempo pasó tan rápido, creo que lo mismo pensaran hoy de mí mis hijos); bueno, yo seguía en el estudio de aquello, mi padre seguía como sombra de verano caluroso en un medio día, o sea, casi lo tenía encima de mí. 

_Me permites, me robas las ideas. 
Mi padre salió del cuarto, vi que en su rostro llevaba una sonrisa, me dije: Y este de qué se ríe; de mí, ya le demostraré quien soy. Al cabo de unas tres horas ya había resuelto el problema, pero necesitaba una pieza, mi cuarto estaba hecho un desorden pues, sabía que tenía una pieza que me solucionaría el problema, en medio del desorden me encontraba, cuando mi señor padre a mi lado. 
_Oye, me has asustado, ya solucioné el problema, solo busco una pieza, una exacta y ya, por si creíste que no lo lograría, eh, cómo te quedó el ojo viejo.
_Pues a mí, bien, ¿y a ti? 
_¿A mí, a qué te refieres?, solo es cuestión de que encuentre la pieza y voalá, qué, a caso tu cabecita de algodón tiene ya la solución, es por eso que saliste con maliciosa sonrisa del cuarto ¿no?, habla viejo, di que tienes en mente, acepto sugerencias. Mi padre sonrió de nuevo y me dijo. 
_La pieza que buscas, no la encontrarás, pues, hace tres días que llegó al cementerio de la basura, ¿lo recuerdas?   Pinche condenada pieza de forma tan peculiar, era cierto. 
_¿Por qué no evitaste que la desterrara de mis cosas?, eres un mal padre. 
_No hijo, yo te dije que la pieza tenía una forma especial y que podría servir para muchas cosas, pero era tuya. 
Mi padre seguía riéndose de mí, pues ahora, cómo arreglaría el aparato. 
_¿Te ríes de mí no? 
_No, me río de que si la pieza estuviera aun entre tu cajón de cachivaches, no la necesitarías, pero como la has tirado a la basura, ahora la necesitas. 
_¿Y qué tiene eso de cómico?
 _Nada hijo, que una vez más, funcionó la ley de Murphy. Mi padre tenia razón y salió del cuarto con la razón que le daba esa cantidad enorme de años que tenía encima. 

Pero regresando a mi momento actual, me di cuenta de que el cassette había terminado de su lado A, me acerqué hasta mi equipo de sonido, oprimí la tecla de eject y la puerta se abrió, le di vuelta al cassette y de nuevo los sonidos y todo lo ya dicho, yo empecé a cantar la canción que seguía, pues ya sabía cual era la que sonaría, se trataba de la canción en la que Travolta aparece contoneándose con bote de pintura, yo regresé hasta donde me encontraba imitando el caminado de Travolta, pasé por enfrente a mi espejo y me vi, al verme me dije: Hola guapo... Me hablas a mí... Es conmigo... Te estas dirigiendo a mí... Sabes con quien estas hablando... Mucho cuidado jovencito, te puedes meter en un grave problema... Ah, me ignoras... Te hice una pregunta... Me hablas a mí... Jajaja, ese DeNiro si que se sobrepaso con esa icónica escena. Un momento, qué es esto, nooo, lo que me faltaba, una condenada espinilla y justo ahí, ah, te burlas de mí. Pues, casi vi el punto blanco carcajearse, su rostro era de placer, me acerqué lo más que pude al espejo, y sí, se burlaba la condenada, pero esto no se quedará ahí, procedí a levantar mis manos, mis dedos indices iban con camino hacia donde estaba la condenada imperfección, cuando mis dedos llegaron a su objetivo, como dos porta aviones rodeando al enemigo, esta cambio su rostro burlesco y suplicó perdón, ya no te ríes verdad, un momento mancharé el espejo, a mi madre le molesta esto, bueno, seguro seguirá dormida, luego lo limpio, procedí a ahorcar a condenada espinilla, ella gritaba pidiendo clemencia, pero yo no fui condescendiente y no me detuve hasta no ver cómo salió de mi piel, salió como el misil con objetivo ya predeterminado, escuché cuando viajaba por el espacio y disfruté cuando se estreyó contra el espejo, parecía huevo estrellado, pero sin yema, en mi rostro, el placer por haber cumplido la misión. Procedía a deshacerme de la evidencia del crimen, limpié el espejo hasta que nada quedó en él. Y eso, ah no, ahora me sangra mi cara, que asco, bueno nada que no solucione la maravillosa pasta dentífrica, me encaminé al lugar en donde se encontraba tan poderoso antiséptico, analgésico y cicatrizante para estos caso, me apliqué un poco, ah, ahora estoy peor que hace un rato, pensando bien, ni siquiera se notaba, no como ahora se nota, es enorme, lo bueno es que es solo un momento y no hay nadie que me vea. Regresé a mi lugar inicial, cogí mi mochila y la llevé a su lugar, después de todo, solo salió a pasear. 

La lluvia ya pasó, los cielos se iluminaron y apareció el señor sol, caramba, si apenas son las cuatro, y parecía que eran las seis y media, bueno, ahora a prepararme, pues las calles me esperan, el día esta hermoso, no privaré a las chicas de ver a este macho guapetón, vamos a ver, este pantalón es mi preferido, ahora solo falta la camisa apropiada para estas ocaciones, bueno, recuerdo que siempre me ponía lo mismo, parecía cromo ambulante, un comercial, eso sí, uno bien realizado. Un momento, donde está, mmmm, veamos por acá, nada, por este otro lugar, nadaaa. Entré en pánico, qué pasaba, donde estaba mi camisa preferida, la que me hacia ver cómo Robert Redford, ah condenado de Redford y su propuesta indecorosa, bueno, con esa cantidad de dinero yo podría tener ahora una enorme fila de lindas chicas afuera de mi cuarto... Veamos, tú no, tú tal vez, tú espera por acá mientra veo al resto, creo que me llevará una semana en revisar y decidir a cual, o a cuales. Redford, eres un baboso, con esa plata hubieras tenido a una docena, no solo una, y las demás noches qué, es un idiota. 
No me veo tan mal, lo único que nos diferencia mi querido Redford, es que tu tienes varios millones y yo; deja ver, me esculqué los bolsillos y vaya sorpresa, nada, ni un solo céntimo, es más, ni polvo, ni siquiera un condenado ticket de autobús, esto hay que solucionarlo, creo que mi madre sigue privada, su monedero debe estar repleto de sencillo, no necesito mucho, una de a veinticinco está bien, para un cigarrillo, unas papalinas o alguna golosina, sí, no esta bien que andes sin un céntimo, me descalcé y saben para qué, para no hacer ruido, esa me la recuerdo del ladrón sin destino, creo que ese era el nombre, como sea, mi destino estaba en el buró de mi madre, caminé con mis dedos gordo y medio, bueno con todos, me sentí Pedro Picapiedra, ya estoy aquí, deja escuchar, que bien, los escuché, sí, mi madre dormía, pues se escuchaban sus ronquidos, a viejita y dice que no duerme nada, el que no ha de dormir es mi padre, a propósito en donde está, pues de estar adentro ya le habría propinado su golpe, parece caja fuerte, un golpecito en el lugar indicado y esta se abre, en este caso mi madre deja de roncar, debo afinar mi oído, no sirve de nada, ahora mismo mi padre podría estar atrás mío y yo ni enterado, cómo le hará, es un tremendo mi viejo, debo aprender esa técnica, mi padre pudo ser un 007, de ser así no estaría yo aquí, pues cómo, pues no se habría casado con mi madre, ahora mismo andaría con alguna espía de medidas perfectas, jijiji. Mmmm, huele rico, claro, mi padre y su delicioso cafecito, bueno debo aprovechar que mi hermana la chute tambien estará dormida la huevona y que mi padre disfruta de su cafecito de las cuatro y que mi madre sigue con su concierto. 
Entré, condenadas bisagras, les falta lubricación, allá está, seguí caminando a lo cartoon y una vez con el objetivo entre mis manos, lo abrí y procedí al saqueó, hay de a cinco, de a diez, ah varias de a veinticinco, tomaré una, quien se daría cuenta que le falta una si hay muchas, mmmm, si hay muchas debo aprovecha tomaré dos, sentiré que se siente ser rico, una moneda en cada bolsillo, ya me veo, en la tienda, permítame, ah, acá tengo una moneda, cóbrese, un momento, espere por favor, que digo acá tengo otra, por favor una ronda para estas lindas señoritas. Sí, me llevaré dos, quien se daría cuenta que faltan dos. 
Salí del cuarto de mi madre, cerré la puerta, esta de nuevo rechinó, me apresuré para mi cuarto pues, el olor del cafecito era más fuerte, con seguridad mi padre asechaba, uuy, casi me coge en la movida, mi padre pasó con su taza de color amarillo, de ella salía un humito, el secreto es el humito, condenado anuncio, de él salía el rico aroma, estuvo cerca, entré de nuevo a mi cuarto, al verme en mi espejo, recordé que hacía, claro mi camisa, me dirigí hasta mi ropero, extraje todo y nada, un momento y esto, esta camisa no es mía, haber como se me ve, que asco es la blusa preferida de mi hermana, claro, ahora sé donde está mi camisa, jejeje, hace unos día la vi igual que yo, en busca de esta blusa, bueno se quedará aquí, pues a mí no me preguntó por ella, y yo no sé que esta aquí, wuajajajaja, soy malo, muy malo, me encorvé y froté mis manos. 

Ahora el problema era, ir al cuarto de mi hermana, entrar y  registrar su ropero, pero si me sorprende se desataría la tercera guerra mundial y con el carácter que se trae, iré a ver, parece que esta enchamarrada, cuando no la huevona, si esta enchamarrada estará cuajada. 

_¿Qué haces ahí espiando a tu hermana degenerado? Era el sigiloso de mi padre, quien regresaba con el cafecito en su estómago, con razón no lo olí. 
_Qué susto viejo, ¿acaso me quieres matar? 
_¿Te  hice una pregunta?
_Pues bien, lo que sucede, es que no encuentro mi camisa, ya sabes la que me hace ver sexy, guapo, hermoso, y creo que está en el ropero de mi hermanita, ya nos conoces, nos prestamos nuestra ropa. 
_Solo que te preste sus calzones. Dijo mi padre mientras se alejaba riéndose y burlándose de mí. Anciano condenado, me la hizo otra vez, debo aceptar que es bueno, cómo hará para que nadie lo escuche llegar, debo conocer su secreto mi James Bond. 
Entré y llegué hasta su ropero, suerte que las bisagras no chillaron, si no. Maldición, las bisagras del ropero, les falta lubricación, mi corazón casi se detuvo, pues la chamarra se movió con el rechinido de las puertas del ropero, quedé ahí como perro asustado y maltratado, con mis ojitos empinados hacia el cielo y en mi mente el padre nuestro, pero solo fue un susto, ajá acá está, hermanita, eres una pillina, pero atrapada, jeje, no debo dejar evidencia, pero como hago para cerra las puertas sin que el rechinido la despierte, ya sé, le canto una canción de cuna, nooo, idiota, cerra y salís corriendo, como si tu vida dependa de eso, cerré de golpe y me quedé asombrado, quien diría que así no rechinan las condenadas puertas, bueno apuntar a mi bitácora de trucos, anotado y grabado. Salí del cuarto, llegué hasta el mío. 
_¡Uyyyy! ¿qué haces ahí viejo?, a la próxima me matas. 
_¿La encontraste?
_Sí gracias, oye ¿cómo haces para que nadie te oiga cuando caminas?, nunca te escuchó. 
Mi padre dio la vuelta y se retiró con la mueca en sus labios. Pero un día lo sabré, te sacaré ese truco viejo de mil años. 
Muy bien, claro, ahora me veo muy bien, quien se podría negar a esta pinta y esta sonrisa, además de este timbre de voz tan sensual, veamos, practiquemos unas poses. No, esta no, parezco afeminado, que tal esta, mucho mejor, pero falta algo, y esta, perfecta, un momento haber jovencito que hace fuera de su lugar, era un cabello que siempre se sale, aunque le eche fijador de pelo, vaselina, que terco, será un remolino, y si me lo corto, que dices atarantado, eso te desequilibra, dejarías de ser perfecto, (quien diría que ahora mi hermosa melena desapareció), (suspiro). Ya esta en su lugar, ahora me siento equilibrado, sí, mi cabellera se parece a la de Tony Manero, sin duda, ahora unos pasitos Travolteros, excelente, nada que envidiarle al Travolta, que me falta, olí mi sobaco y estaba en orden, pero por si las moscas me apliqué más desodorante, mejor que sobre y no que hieda, ahora un poco de loción, mmmm, tocará la de mi padre, pues no tengo, este mi viejo debería de comprarse algo más de moda, sigue con sus olores a momia. 
_Hola pa, me regalas un poco de tu deliciosa y seductora loción. Mmmm. 
_Ya es tiempo que te compres las tuyas. 
_Pues lo mismo digo, pero con lo que me das al mes apenas me alcanza para comprar alcohol, jejeje. 
Mi padre me vio con el rostro fruncido, le dije. 
_Creo que te estas arrugando viejo. Mientras me aplicaba su Leather. Que bien huele ¿no?, cambia la expresión o te avejentarás antes de tiempo y me refiero a cinco minutos después, jejeje. Mi padre me siguió con esa mirada fulminante mientras yo le enseñaba todo mi amueblado, me refiero a mis dientes, como si fuera otra caricatura, cuando el perro pide perdón, me apresuré, pues, mi vida pendía de un hilo, salí de la habitación de mis padres y regresé a la mía. Bueno, ahora mis zapatos, cual me pongo, veamos, estos, claro y cómo no, si son los únicos que tengo, jejeje. Ahora me veré en el espejo de cuerpo entero, hombre, te ves como para protagonizar un éxito de taquilla, lastima que no hay por acá reclutadores de Hollywood, pues de ser así, ya estaría recibiendo un par de estatuillas. Me encaminé hasta la ventana, ya eran casi las seis, y seguía claro, era una tarde de sábado increíble, la lluvia no la arruinó, estuvo bien que lloviera temprano, pues, la noche es nuestra, bueno, mía, me acercaré a una chica y le diré: Hola primor, qué te parece este bombón. No, que locura, con esa frase me darían una paliza, mmmm. Hola nena, quieres compañía, pero que digo, parezco prostitua, no, no y no, mmmm. Bueno, primero esta sonrisa, sí, esta perfecta, ahora una mirada como si no me interesa, pero que en realidad si me interesa, pero no mucho, pero si un poco, bueno casi mucho, pues, para que se sienta bien, si no buscará a otros. 
Esto esta mejor, ahora, me le acerco, me paro a su lado y espero a que me pele, bueno, una vez se dé cuenta y ve que estoy a un costado y que no crea que quiero asaltarla, le dejo ir esta pinta, esta sonrisa, esta mirada, y ya casi hipnotizada, le diré: Hola, cómo te llamas. Sí, esa está bien, no es pretenciosa, no es insinuante, no tiene malicia, no tiene nada, maldición, necesito una frase para el conecte. 
Bueno, ya se me ocurrirá algo, una ultima revisada. Me coloqué de lado, luego del otro lado, de perfil, del otro perfil, de frente, de espalda, no para ver mis nalgas que no tengo, sino para ver ese ángulo tambien, bueno estoy bien, creo que no hace falta nada, bueno, tal vez un poco de dinero, un carro, no seamos tan pretenciosos, mejor, dinero, una moto, aunque sea una pinche bicicleta, pero no, odio mi vida, no, a levantar la moral, eso está mejor. 
En eso estaba, en la filosofía de la vida, si era o no era, esa era la cuestión, cuando escuché que alguien chifló, me acerqué a la ventana, sí, era mi primo Rolmy, que digo mi primo, mi compinche, que digo mi compinche, mi hermano. 
_Hola, entrá. 
Mi primo entró y me dijo. 
_Observame. Lo vi, se contoneaba, una pisada por un lado y la otra por el otro lado. 
_¿Qué te parece?, ya le di al caminadito. 
_Mmmm, no sé, haber tomá esta maceta. 
_¿Para qué? Me dijo muy indignado, es para que la uses como el bote de pintura, eso te dará el balance y así me imagino la escena de: Fiebre de Sábado por la Noche. Anda allá y espera, voy a poner la canción. Le di play y empezaron los Bee Gees, conté: Uno, dos, tres, andá... Y mi primo andubo, andubo puro atarantado, pero le dije: No, espérate, regresa, debes de balancear la maceta, así mirá. Yo ya me conocía bien el modito. 
_Eres muy bueno, contá de nuevo. 
_Bueno, uno dos tres, andá. Andubo mi primo, pero no, le faltaba algo, pero que era, me condolí de él que le tuve que mentir. 
_Sí, yes, ahora estuvo muy bien. 
_Tu madrina, te conozco y sé que me estás majeando. 
_Así es hijo, te esta dando una baboseada. 
_Ah, hola tío, no te vimos ni sentimos llegar. 
_Sí, parece un mago, o un ser de ultratumba nadie lo oye. 
_Mirá mijo, si movés más la cintura y quien sabe, estas imitando a una miss ¿verdad? 
_No tío, cómo cree. 
_Ah, entonces a saber, sigan con sus huecadas yo me voy a ver la telenovela. 
_Y hablando de huecadas. Dije, y mi padre gritó. 
_¿Quéee? 
_Nada señor, que por acá primo, entrá, no ves que esas enfrente a la tv. 
_Con permiso tío.
_Siga mijo. 
_Te pelaste primo. 
_Pues, él te jodió, no te fijaste.
_Sí, pero es un cabrón mi tío, quiero ser cómo él cuando sea un anciano. 
_Sí verdad, yo quiero aprender eso de llegar y que nadie te sienta. 
_¿Bueno ya estás listo? 
_Sí. ¿Cómo esta la feria? 
_Esta de lo mejor primo. 
_¿Ya hay chicas? 
_Como cien, esperando por nosotros. 
_Vamos. Espérate, antes veamos como nos vemos. 
_Mirá como esta mi peinado. Me dijo mi primo. Le dije.
_Te veo bien, momento, espera, no te movás. 
_¿Qué? Dijo mi primo asustado. 
_Es que creo que es de familia, pero tienes un pelo parado. 
_Ah, ese condenado pelo, colócalo en su lugar, que bueno que te fijaste sino que vergüenza, _Hablado de vergüenza, ¿qué eso blanco que tenes cerca de la nariz? 
_Ah, ¿esto? jejeje, es pasta de dientes, ya sabes, una condenada espinilla, se me había olvidado. _Me labo, mientras practica tu andar, agarra la mochila, que te sirva de bote de pintura. 

Me fui a lavar y mi primo caminó alrededor del cuarto con mi mochila en mano, pero no, ese andado solo lo podían hacer, el Travolta y yo. 
_Bueno, nos vamos. 
_Si vamos. 
Salimos del cuarto, nos despedimos de mi padre, quien no respondió, pues estaba con nudo en la garganta por algo que pasaba en la telenovela. Abrimos la puerta, cuando mi madre gritó desde su cuarto... 

_¿Quien agarró dos monedas de a veinticinco céntimos? 
_Apúrate, que mi padre pague los platos rotos. 
_¿De qué me hablas? 
_De nada, corré. 

Llegamos a la esquina, pues en la casa ahora mi madre era un perro policíaco en busca de sus monedas. Tenía en sus manos una balanza; con solo el peso de su monedero ella sabía que le faltaba y cuanto, eso tambien deberé de averiguar cómo lo hace. 
Al estar en la esquina, nuestra vista fue atraída como fiel insecto al que lo atrae la luz violeta, era la rueda de Chicago, la que daba vueltas para atrás, hasta donde estábamos se oían los gritos de las chicas que estaban en ella, nos vimos las caras, unas que estaban llenas de satisfacción, nos dijimos en silencio: Vamos, nos esperan nuevas bocas por besar. Y es que era un pecado que un sábado no besáramos una boca nueva. 
Nos abrazamos y caminamos como Travolta, bueno yo, mi primo no había aprendido todavía. Por detrás de los primos, el trío de los Bee Gees, era Barry quien cantaba, eran nuestra música mental, pero para nosotros, ellos nos acompañaban por la eterna y hermosa calle de una juventud que murió hace mucho y que no volverá jamas. 





No hay comentarios.:

Publicar un comentario