viernes, 5 de mayo de 2017

Maldición del Sábado por la noche


Se reunieron en donde lo dispusieron, nadie llegó tarde, de manera puntual aparecieron cada uno por cada esquina, serían las 9:30 de una noche fría y con llovizna, las tenues luces de los postes se abrían paso para hacer su trabajo entre la neblina, las calles solitarias y oscuras de un viernes que no se olvidaría, con paso seguro, cada uno avanzó hasta el punto de reunión, de sus bocas el vaho del frío, se sobaban sus manos para que entraran en calor y evitar así se les acalambraran, uno de los cuatro, con orejeras, eso parecían a la distancia pero no, eran sus audífonos, por ellos escuchaba la música que lo transportaba, mientras avanzaba casi que bailaba.

Hola. 

Dijeron cada uno, mientras se saludaban en parejas, hicieron comentarios de que noche más extraña, pero hubiera sido más raro quedarse en casa una noche de viernes, platicaron por un rato, Dany les ofreció un cigarrillo, lo recibieron con gusto, pues lo necesitaban para entrar en calor, fue Rolmy quien encendió cada cigarro, aspiraron el cancerígeno humo que en esas fechas ni se sospechaba que lo fuera.

Bueno, y ¿ahora qué?

Dijo Rolmy. Uno más del grupo dijo.

Pues nada, a divertirnos ¿no?

Caminaron juntos por medio de la calle, sin importar si les llegaba algún vehículo -los alcances de una juventud que se cree eterna-. Caminaron varias cuadras y mientras lo hicieron iban dejando su peculiar manera de protestar, quebrar algún retrovisor, desgarraban algún anuncio, jalonaban algún cable que se le pudiera dar alcance, robaban a un pernoctado indigente sus cartones, quien no se atrevió ni siquiera a hablar, pues era perder energía y calor que necesitaba para poder sobrevivir a la noche. 
Unas cuadras adelante, lees dio alcance un auto, quien desde una cuadra atrás les levantó las luces para hacerse sentir, ellos lo sintieron pero hicieron como que no vieron nada, este al acercarse a ellos, no les bocinó, solo aceleró el motor del auto, pero lo que logró fue que los cuatro se detuvieran en el acto, quien conducía, desde la cabina vio cómo las cuatro siluetas se dieron vuelta, hasta quedar frente a quien esperaba que los jóvenes se hicieran a un lado, pero los cuatro permanecieron retadores frente al auto, de ellos, solo se veía cuatro bultos oscuros, de los cuales expedían humo de los cigarrillos que se encendían cuando quemaban el tabaco, quien permanecía adentro del automotor, les bocinó, pues se intranquilizó al ver lo desafiante de los que seguían inmóviles frente al coche, el conductor bajó su vidrio y les gritó.

¿Quieren que los atropelle? ¡idiotas!

De uno de los brazos, precisamente del chico de en medio, se dejó ver una extensión de su brazo, -seguramente un artefacto metálico para romper el vidrio del automotor-. 
Pero en eso las luces parpadeantes de una patrulla se hicieron notar por las paredes del barrio, luego se escuchó el sonido amedrentador de la policía, por el alta voz se dejó escuchar al oficial de la policía, quien preguntaba si todo estaba en orden. 
Los desafiantes muchachos, se hicieron a un costado, el objeto había desaparecido del brazo de quien lo dejó aparecer en escena. El auto pasó por en medio de los cuatro, estos en silencio observaron el automotor, quien iba a dentro frunció su ceño, eran dos personas sexagenarias, que regresaban de un velorio. Por detrás el auto, pasó la patrulla, al hacerlo les digo a los chicos.

Circulen por favor.

Y se perdió en la siguiente esquina, este viró hacia la derecha, mientras que los señores siguieron recto, luego del incidente, se reunieron de nuevo los cuatro, y se apropiaron de la calle de nuevo, siguieron su rumbo sin rumbo, pues esa noche era para divertirse, alocarse, drogarse, pasarla bien hasta el amanecer, las calles seguían vacías, mientras ellos seguían haciendo de las suyas. 
Más adelante se toparon con una sexo-servidora, quien esperaba cliente bajo un poste, estos al verla se acercaron a ella, esta les ofreció sus servicios, además les pidió le obsequiaran un cigarrillo, Dany se lo colocó en sus sensual boca, mientras que Rolmy procedió a encenderlo, la chica les respondió.

Gracias guapos. 

Y acarició el rostro de los dos. Dany le tomó el brazo con fuerza, ella se asustó y exigió que la soltara, pues le estaba haciendo daño.

Vaya. Miren a la señorita. ¿Acaso no estás acostumbrada a que te hagan daño y te la metan hasta por el culo?
¡Suéltame imbécil!
Creo que no se va a poder, pues me debes un cigarrillo. ¿Cómo lo pagarás?
De que me hablas idiota.
De que creo que me pagaras en especies, ¿verdad chicos?
Creo que sí, cuatro polvos por un cigarrillo, te salió barato ese cigarro nena.

Dijo Fredy. Con lujuria en su mirada.

Tráela por acá dijo Sergio. Ellos obedecieron, le taparon la boca y la condujeron hacia un callejón oscuro, lugar en donde la prostituta fue cuatro veces violada. 
Sobre el húmedo suelo quedó ella tendida, sin deseos de gritar ni de protestar, pues se había encontrado con cuatro engendros, ella sabía perfectamente que si hacía algo quizás hasta podría morir, una mala noche para ella, pero a la larga una de la cual salió ilesa, no en su orgullo. Con las ropas regadas por cualquier lado y desnuda, así fue abandonada y los cuatro siguieron su camino. 
Otra vez a media calle, avanzaron y por la lejanía se escuchaban las sirenas de bomberos o policías, a quien le podría interesar, estos seguían dejando a su paso la maldad que llevaban en sus cuerpos esa noche de viernes.

Adelante, se encontraron con un grupo de jóvenes los cuales, bebían cervezas mientras jugaban a las cartas, estos los vieron y se detuvieron a unos cincuenta metros de ellos, quienes bebían y estaban algo ebrios, se pusieron atentos a quienes los observaban, aquellos ya no fumaban simples cigarrillos, ya tenían en sus cuerpos algo de coca y de mariguana.

¿Qué nos miran maricas hijos de puta?

Gritó el más borracho del grupo, eran seis. Los cuatro amigos no respondieron nada, el resto trató de calmar a quien se había alebrestado, mientras lo contenían al bolo envalentonado, los cuatro que viajaban por en medio de la calle con armas en la mano, se les vinieron encima, uno recibió un golpe que le quebró la quijada y quedó desmayado sobre la calle, al envalentonado le insertaron un cuchillo en la enorme barriga cervecera. A todos los dejaron moribundos, les bebieron sus cervezas, no tomaron su dinero, no se trataba de ello, se trataba de diversión,         -Sana diversión de viernes por la noche-.

Dejaron la calle ensangrentada, y siguieron su camino, tal cual, los cuatro jinetes apocalípticos, unos quince minutos más de violencia sin sentido, se toparon con un auto, al verlo, uno de los cuatro; Sergio, dijo al resto.

Esperen, vean, ¿no es este el auto de unas calles abajo? 
Yo creo que sí. -Respondió Dany-.
Sin duda que sí. -Dijo Fredy-.
¿Qué haremos al respecto Sergio? -Dijo Rolmy-. ¿Lo destrozamos?
No. Creo que mejor será que lo confisquemos. ¿Qué me dicen? -Todos estuvieron de acuerdo-.

De un golpe certero, Fredy rompió el vidrio del chofer, una vez quebrado, con el mismo artefacto, limpió los cristales que aun quedaron, luego se introdujo en él, mientras cada uno del resto del grupo de amigos, uno en cada esquina del auto, vigilando mientras que Fredy hacia lo que bien sabía, encender el auto. Una vez encendido, entraron en él y dejando mucho caucho sobre el pavimento, se dieron a la fuga. Por la ventana, la señora que vio cuando se llevaban el auto.

Rufino, despierta, que se han robado el auto.
¿Qué? ¿qué se robaron qué?  
El auto Rufino y no me extrañaría que fueran los mismos que se te pararon enfrente hace una hora.
Llama a la policía mujer, ¿qué estás esperando?

Para ahora, los ahora cuatro ladrones, habían atropellado a más de un perro callejero, se subían a las banquetas y arrollaban los basureros, cualquier cosa que les produjera placer. 
Iban a gran velocidad, pero fueron sorprendidos por la patrulla que antes les advirtió que circularan, pero obviamente no se refería a esto, el uniformado prendió luces y sirenas y la persecución tomó su curso, los chicos iban con la adrenalina a flor de piel y no pretendían detenerse por nada, ni nadie, esa noche lluviosas de viernes había llegado para eso. Por varias calles la auto-patrulla les persiguió, pero nada que les pudo dar alcance.

Virá a la izquierda y a media cuadra a la derecha y te metes en ella y apagas luces y motor. 
Así lo hizo, se agacharon los cuatro, el patrullero pasó a gran velocidad por la calle principal creyendo que se le iban, pero ellos quedaron ahí disfrutando de su agilidad. 
Ahí estuvieron por un rato, fumaron y se drogaron otro tanto más, la noche apenas daba inicio para los cuatro malandrines. Estuvieron haciendo además, un recuento de los hechos de ese viernes, estaban orgullosos de lo hasta ahora logrado. 

Bueno, arranca esta mierda y vamos a seguir disfrutando de esta maravillosa noche. -Dijo Dany-.
Sergio asiente con la cabeza, mientras que enciende un puro. Fredy obedece y da marcha atrás, pues, estaban metidos en un callejón sin salida, cuando hubo salido y colocó la marcha hacia delante, algo les golpeó por detrás en seco, sus cabezas se abalanzaron con violencia y quien les dio, no se detenía, seguía golpeando el auto robado.

¿Qué putas le pasa a este cerote, acaso esta drogado? -Cuestionó Rolmy, mientras buscaba su cigarrillo sobre sus huevos-.
¡Acelerá! que este debe ser un desquiciado -Dio Sergio a Fredy-.

Fredy aceleró y avanzaron sin detenerse ante semáforo en rojo, por el retrovisor se veían los dos focos del auto que los arremetió.

Ahí viene el hijueputa. -Dijo Fredy con el susto en los labios-.
Pues piérdelo, que no nos de alcance. -Grito Dany, y se le escuchó nervioso-.

Pero por más que Fredy maniobró, no pudo evitar recibir otro golpe violento en la cajuela del auto, sus cabezas de nuevo se abalanzaron hacia adelante.  

Hijo de puta. ¿Qué quieres de nosotros? -Grito Rolmy, mientras de nuevo buscaba su cigarrillo de mariguana sobre sus huevos-.

Despues de este golpe, las luces desaparecieron por el retrovisor. Fredy dijo con un tono de alivio a sus compañeros.

Creo que lo perdí. -Todos gritaron de júbilo-.
Bueno, volvamos a la diversión. ¿Les parece? -Dijo con entusiasmo Sergio-.

Y cuando todos respondieron con alivio que estaban de acuerdo, Fredy frenó abruptamente.

¿Qué putas te pasa, nos quieres matar? -Dijo Dany disgustado, pues dio contra el vidrio-.
¡Miren! ahí enfrente esta ese hijo de puta. Solo se ven los silvines, pero seguro que es él. 
Sí, ese cabrón debe de ser. -Dijo Sergio-.

Fredy colocó la reversa y cuando empezó a mover el auto, se escuchó un rechinido de neumáticos y ellos, veían cómo el auto se les dejaba ir encima. Recibieron otro golpe, esta vez fue mucho más fuerte que los otros, se quedaron sin una de las dos luces, el golpe fue duro que por unos instantes quedaron privados. Cuando regresaban en sí, escucharon y vieron, cómo el vidrio del copiloto explotaba en mil pedazos justo en el rostro de Rolmy, algunas chayes se le incrustaron en el rostro, este gritó por el dolor.

Acelera y sácanos de aquí. -Dijo Dany, muy exaltado. Mientras que Fredy hacía lo imposible para salir del lugar en donde se encontraban-.

Aceleraron y pasaron por un lado del auto que les perseguía ya hace unos cuantos y muy largos minutos. Lograron salir de esta, pero el rostro de Rolmy estaba cubierto en sangre, además, este se quejaba por el dolor.

¿Qué hacemos con Rolmy, esta muy herido? -Preguntó Fredy mientras conducía sin rumbo alguno-.
¿Lo llevamos al hospital? -Dijo Fredy-.
¿Qué hacemos Sergio? -Gritó el Dany-.
Contrólate cabrón que estoy pensando, no podemos llegar al hospital solo así como así, sin explicar que sucedió, se olvidan que andamos en un auto hueviado y todo lo que hemos hecho esta noche, nos busca la policía. ¡Cállense y déjenme pensar!

Todos se callaron, menos Rolmy quien seguía sufriendo. Avanzaron por la oscura calle en una madrugada ya de sábado, el viernes había terminado.

Detente ahí adelante, veré como está este cabrón. -Fredy se detuvo en otra calle angosta-.

Sergio y sus amigos observaron el rostro de Rolmy, estaba muy mal, cristales en sus mejillas, otras en el cuello y la que más dolor le causaba, era la que tenía arriba del parpado. 

¡Maldición, hijueputa malnacido! -Gritó un impotente de Sergio, al ver a su primo bien chingado-.
Dale una buena dosis de coca. Tal vez así se calma. -Dany le hizo una línea larga, el doble de lo normal sobre el capó del auto. Rolmy procedió a absorberla, pero justo fue cuando el auto se empotró contra una de las paredes del angosto callejón dejando atrapado entre los hierros del auto y la pared de ladrillo a Rolmy, el resto salieron apenas lastimados, pero por Rolmy ya nada que hacer, estos salieron huyendo al ver como el auto aceleraba como deseando pasar por encima del carro de los señores quienes esperaban noticias del auto robado. 
Los tres amigos corrían como viles y sucias ratas, perseguidas por gato negro o pardo. A unas cuadras, observaron como el auto que los golpeo viajaba en retroceso para salir del angosto callejón.

¿Qué hacemos? perdimos a Rolmy y al auto, además, tengo lastimada mi pierna. -Dijo Fredy-.
Yo tengo dislocado el hombro. -Dijo Dany pegándose un golpe contra la pared para regresar su dislocación a su lugar, Sergio estaba entero-.  
Vámonos de aquí, no tardará en llegar ese maldito.

Tomaron a Fredy para ayudarle y así caminar más a aprisa, sin saber para donde coger, siguieron recto unas dos cuadras y luego cruzaron hacia la derecha, siempre lo hicieron así, Fredy iba herido y eso les hacía lento el andar.

¡Maldición! -Dijo el mismo Fredy-.
¿Qué? -Respondieron los amigos-.
¡Miren allá!
¡Es ese maldito, nos encontró! -Dijo Dany-.
¿Qué hacemos? -Le preguntaron a Sergio-.

Sergio pensó que estaban jodidos, pues a pié y con el Fredy cojeando por la herida, no podrían ir muy lejos, así que decidió que se alejaran de las calles y que buscaran lugares donde tuvieran que saltar alguna pared para seguir avanzando, pues, de seguir caminando por las calles, el desgraciado les daría alcance fácilmente y serían blancos indefensos.

Esta bien, vamos por aquí, pues el cabrón viene por nosotros. 

Entraron en una calle sin salida, al fondo a unos cien metros más o menos, estaba la pared que les daría más tiempo para pensar que hacer y escapar del loco desquiciado que les estaba dando cacería. Iban a la mitad de la calle cuando observaron que por delante de ellos, sus sombras se alargaban hasta la pared.

¡Maldición, corran! 

Eso hicieron, ellos solo escuchaban los acelerones de un potente motor, cada que lo escuchaban tambien veían como la luz alumbraba más, luego de un par de acelerones, escucharon el rechinar de los neumáticos.

¡Ya casi llegamos, corran! tomen impulso para logra llegar hasta el borde de la pared, esa es nuestra única salvación.
¡Lo logramos!

Gritó Dany, mientras colgaba con Sergio y se daban un último impulso para lograr llegar a lo alto de la pared, pero tambien escucharon como el auto se estrelló contra la pared y Fredy no había logrado llegar, nada más pudo permanecer colgado de la pared sostenido por sus amigos cuando el auto le partió prácticamente en dos.

Los dos amigos se quedaron observando hacia el windshield, pero este estaba polarizado por completo, nada vieron, solo a su amigo, quien les apretaba las manos; el auto se alejaba en retroceso, el resto del cuerpo de Fredy por un par de metros se fue pegado del auto hasta que se cayó sobre el suelo. Tanto Dany como Sergio, sufrieron por la manera tan vil que murió su amigo, les fue dificil soltar las manso de su amigo, no porque ellos así lo decidieran, sino porque los nervios del cadáver de Fredy así lo ordenó a sus manos. 

Al soltarlo, la otra mitad de Fredy con sus ojos bien abiertos tambien cayeron al suelo. Estos brincaron por el otro lado de la pared, allí estuvieron un rato, descansando en el patio de alguna casa, Dany extrajo dos cigarrillos, los últimos de la cajetilla, se los colocaron en sus bocas y luego de encenderlos, recordaron a sus amigos caídos, pero la madrugada aun seguía oscura y era larga para estos dos amigos. Escucharon un gruñido, el cual al encender el fósforo observaron a enorme perro negro con los colmillos amarillos y grandes, que se encontraba entre una vegetación de aquel enorme jardín; el enorme perro negro no lo pensó mucho y arremetió en contra de los chicos, estos, ahora corrían mucho más velozmente que hace un rato pues, este animal les podría dar una muerte mucho más dolorosa o los dejaría gravemente heridos para seguir con su caminar hacia la madrugada y la libertad de una noche que empezó el viernes pasado. 

Por fin, llegaron hacia otra de las paredes del lugar y de una llegaron hasta arriba del tapial, el perro les ladraba y daba brincos con el demonio por dentro, los amigos se vieron el rostro y saltaron hacia la calle, al caer observaron asustados para los lados de la carretera, se incorporaron y al estar erguidos, un par de luces venían hacia donde ellos estaban, estos se taparon instintivamente el rostro, solo se despidieron mentalmente uno del otro, pero nada, el auto siguió de frente, solo les vio, pensando, par de drogadictos. Los amigos se abrazaron y rieron nerviosamente. Mientras disfrutaban de que todo había sido solo un susto, Dany dijo.

¡Oh, Oh!
¿No me digas qué ves un par de luces?
Si fueran un par de luces estaría tranquilo, solo veo una y un foquito amarillo al otro lado, a este auto le falta un silvin.
¡Es el desgraciado, corre!

Ambos amigos corrieron, mientras que el auto con un único silvin, dejo salir una fumarola humo negro del pavimento, escucharon el rechinido, y corrieron en sentido contrario, mientras corrían, por delante de ellos, de una oscuridad total, Dany recibió un certero golpe en el pecho con un tubo metálico, cayó al pavimento, Sergio veía de reojo como quien lo golpeó seguía dándole con el objeto sobre la cabeza pero no se detuvo, pues, aun escuchaba al motor y el rechinido de las llantas del auto, corrió como jamás nunca lo hizo, el miedo le permitió correr a tal velocidad sin sentir nada de cansancio ni dolor en sus músculos. 
El auto solo paró para que quien los emboscó se subiera en él y de nuevo se hizo a la cacería. 

Sergio seguía corriendo por las calles, mientras el auto ahora no aceleraba, este iba a una velocidad moderada, solo esperando a que este se cansara, Sergio sabía que eso quería el que viajaba en el auto asesino, así que bajo tambien el ritmo de su carrera, pues, sabía que, tarde que temprano, sus piernas ya no le responderían.

Cuando esto sucedía, Sergio pensó, es por demás, me detendré, tal vez no me maten, tal vez me den una buen golpiza y eso sea todo, Sergio se detuvo y se dio vuelta, tal cual, lo hicieron los cuatro hace varias horas enfrente del auto de la pareja de esposos. 
Ahí estuvo esperando a que llegara el auto, pero cuando este se acercaba, se observó unas luces que brillaban e intermiténtemente golpeaban a las paredes, era el patrullero.

¿Qué te sucede hijo? Te ves agitado ¿sucede algo?
Gracias a Dios oficial, nunca me alegré tanto de ver a un oficial de la policía.
Tranquilo, solo dime que te sucede.
Ve ese auto que se detuvo allá, esos malditos han asesinado a mis amigos y vienen por mí.
Ah, los cadáveres que he encontrado esta noche ¿fueron asesinados por ese auto? ¿Estas seguro hijo?
Si oficial, eran mis amigos.

El auto se detuvo por un instante, pero mientras estaban oficial y Sergio hablando y este recuperaba el aliento por adentro de la auto-patrulla, Sergio solo logró escuchar el maldito rechinar del auto asesino, este se dirigió contra la patrulla, el oficial al percatarse de lo que acontecía, extrajo su revolver, apuntó contra le auto y cuando haló el gatillo, el oficial quedó atrapado entre ambos autos, este murió en el impacto. 
Sergio voló literalmente por los aires y cayó sobre la banqueta, su pierna estaba dañada, se la cogió con su mano para logra algo de alivio, las puertas de piloto y copiloto del pickup de doble cabina, enorme auto de color negro, se abrieron muy lentamente, Sergio sabría por fin quienes eran sus cazadores, los asesinos de sus amigos de infancia, sus amigos de drogas, sus amigos de maldades; maldades que ellos llamaban un viernes de entretenimiento y diversión. 
Sergio vio cuando ambos colocaron los pies sobre el pavimento, un par de botas tejanas y un par de lindas zapatillas de mujer, esto le causó extrañeza a Sergio, él no lograba levantar la vista mucho para ver los rostros de quienes caminaban lentamente hacia él; por fin, luego de un minuto, ambos estaban frente a él. La chica le dijo.

¿Quiéres un cigarro corazón? -Sergio creyó reconocer la vos de la dama.-
Si, gracias. 

La chica colocó el cigarrillo en los labios de Sergio, mientras que el de botas encendía un fósforo raspándolo en la suela de una de sus botas, le prendió el cigarro, Sergio lo aspiró con mucho placer, pues, sería el último cigarrillo en su corta vida.

¡Vaya, vaya! -Dijo la chica, irónicamente-. Ahora creo que me debes un cigarrillo. Este seguramente será el cigarrillo más caro de tu puta vida, mal nacido desgraciado. Soy tu puta, la que esta acostumbrada a que se la metan por el culo. ¿La recuerdas?
¡Muérete desgraciada! ¿Acaso no te gustó cuando te la metí por la boca? 

Diciendo esto y recibiendo un golpe con la bota sobre su rostro, este le quebró la nariz y la sangre no se detenía.

Con qué muy macho, cuando son cuatro contra una indefensa mujer. ¡Mi mujer, maldito!

El tipo le registró los pantalones y al encontrar la billetera, extrajo una cantidad de billetes y dijo.

La tarifa por sexo oral es tan cara como la del culo. Así que tomaré lo que nos debes por el servicio de esta noche, a tus amigos ya les cobre. Si no se hubieran dado a la fuga estarían vivos aun, pero no; tenían que hacerlo más divertido. Esta es tu parte mi amor, esto otro por tu vestido, esto otro por los golpes. Creo que estamos bien. ¿Verdad?
Si mi amor, esta correcto. Adiós mi amor, cuando quieras otro polvo ya conoces la tarifa y el lugar en donde trabajo. -Le dijo la puta a Sergio-.

Un momento, ¿eso era todo, una maldita deuda? ¿Por qué mataron a mis amigos y al oficial? ¿Por qué no simplemente cobraron y ya?
Ya te lo dije pendejo, ustedes lo hicieron más divertido. ¡Ah! y tambien porque  me pagaron muy bien por el lider de esta puta pandilla, la tuya.
¿De qué putas me hablas, quien te pagó por mí?
Nosotros, el resto de la pandilla que mandaste a golpear, mi hermanito fue a quien le clavaron un cuchillo en la barriga. ¿Lo recuerdas?
Pero, si nosotros no usamos cuchillos.
Parece que uno de los tuyos si lo usaba. Y mató a mi hermanito. Además le robaron el auto a mis papitos. Ahora tendré que hueviarme otro para ellos. El que te robaste se hizo mierda.
Este cerote y su puta lo hicieron mierda.
Cómo sea, a quien queríamos era a ti. Levántenlo y súbanlo al auto.

La pandilla hizo lo que el lider le ordenó, se lo llevaron por las calles aun húmedas y con señales de llantas quemadas sobre el pavimento. La puta y le vaquero se subieron al auto, marcaron el numero de la policía y reportaron: Asesinatos, un secuestro y un oficial muerto en servicio. ¡Ah! además un auto robado que ahora se encontraba en una calle angosta.

¿Qué crees que harán con ese pendejo mi amor? -Dijo la puta sonriendo-.
No sé mi amor, pero creo que ese malparido deseará haber muerto como murieron sus amigos. 

Se escuchó el rechinar de los neumáticos y el pickup de doble cabina y color negro, cogió el camino contrario al de la pandilla.



                                     El Fin







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