jueves, 22 de junio de 2017

Eres una diosa y demonio de mujer (Erotismo de Sergio Raga)


Nena, muévete suavecito así como me gusta, 
yo lo haré lento como a ti te gusta, mi amor.
Hazlo lentamente así como me gusta,
yo lo haré suavecito así como a ti te gusta, mi amor.

Aunque eres una mujer letal, una mujer fatal, 
mujer con el demonio entre los muslos, 
tambien eres una diosa a la hora de amar.

Por eso te pido que lo hagas lentamente, 
muy suavecito, déjame ver tu rostro de ángel, 
de diosa y hazme sentir el movimiento 
de tus caderas endemoniadas.

El infierno que tienes entre las caderas, 
amárrame con tus piernas, envuelve mi cintura, 
enciéndeme la mecha y espera 
a que esta llegue al lugar en donde tengo la pólvora 
lista para explotar.
Descender a los infiernos y luego ascender hasta el cielo. 

Eres tremenda mujer, toda una diosa, cara angelical, 
sangre como magma que incendia tus venas 
y a tu piel la calienta hasta que por cada poro 
dejas escapar como olla de presión 
todo ese vapor que me hace perder la razón.

Tienes tremenda fuerza entre los muslos 
que me dominas, aunque estoy como bravo toro 
no logro arrebatarte de mí, arrojarte al ruedo 
y luego verte caminar hacía mí completamente desnuda,
en cada paso ver escapar de ti ese vaho que te hace bravía.

Me calientas con cada paso, ese movimiento en cada cadera
y esos muslos tan morenos que quien los ve dirá el sol
los ha convertido en color cobre o bronce extirpado del 
mismo centro de la tierra, pero yo sé que lo que te ha
dorado esa piel es el calor del ardiente magma 
que corre por tus venas de mujer fatal, 
de mujer letal, de mujer animal, de mujer angelical.

Ven y prueba otra vez domar a este animal que tengo para ti
monta y coge entre tus dientes las reatas 
y resiste cada embate ponme caliente 
contagia mi sangre con esa temperatura 
que te siento en la piel morena y candente
aprieta tus muslos, para que no te resbales 
y no permita que caigas, más que en esos movimientos, 
deleita mis oídos con esos escandalosos gemidos, 
eres una diosa y la vez demonio de mujer
al momento de amar.

Desde donde estoy observo como te elevas y desciendes,
lo se muy bien, pues no puedo alejar de mi vista
esa rigidez en tus tremendos senos naturales 
como toda tú.

Cógelos entre tus manos y llévalos al cielo, 
aléjalos de mis labios porque los quiero morder, 
quitar esa cascara morena y beber esa miel 
que te hará gemir otra vez más.

Estas caliente, lo siente mi piel, lo disfruta mi sexo,
con cada beso me quemas la saliva y se vuelve una bruma
con mi aroma y el tuyo que ahora son uno solo,
como disfrutas mis movimientos de cadera y yo los tuyos,
eres demonio y diosa, cara angelical y fuego en la piel,
me quieres hacer caer, sin saberlo ya caí, eres mi tentación
y a la vez mi redención, eres emoción. 

Me enloqueces con cada rasgadura 
cuando me clavas las uñas y me aprietas con esos muslos cobrizos 
que se ponen como fuego cuando te llega el placer 
de un largo orgasmo. 

Me asfixias la cintura, me dejas sin aliento y sin respiración, 
por eso te repito, hazlo suavecito como me gusta, 
yo lo haré lentamente como te gusta.

Eres mujer caliente y a mí me tienes igual de ardiente,
juntos tenemos en nuestros vientres 
toda la fuerza de la naturaleza.

Tú eres un terremoto o el vaivén de las olas del mar,
yo tengo el calor y el color del volcán en erupción.

Varón y mujer calientes, juntos hacen una conmoción
entre sábanas de satín o en algún jardín, 
para mí no hay equivocación, 
si es en un jardín o en una habitación de hotel de paso, 
o si lo quieres tambien en el auto.

Lo único que interesa es bajar a los infiernos 
y justo cuando nos quemamos en ese fuego ardiente de tu vientre
me llevas directo al cielo, que rica temperatura para tomar 
un descanso antes de la segunda faena o ya vamos por la tercera,
ya perdí la cuenta, pues cada que te veo tomar un suspiro
y caminas para el baño, es para mí como si se detuviera el tiempo
y cuando regresas, la imagen que veo es como si mis ojos 
vieran a la misma Mona Lisa o a Venus la diosa.

Y si me descuido y veo a tus ojos 
en esa mirada veo la lujuria de una mujer
endemoniada y muy caliente, 
nada te enfría, nada te sacia nada te calma ese picor 
que cuando caminas y colocas una pierna por delante de la otra,
no es más que para encontrar un poco de alivio a la comezón 
pero el ungüento para calmar esa picazón la tengo yo, 
ven que ya esta lista otra ración para calmar esa picazón.


Nena, ven y muévete suavecito así como me gusta, 
yo lo haré lento también, como a ti te gusta, mi amor.
Hazlo lentamente, muévete así como me gusta,
yo lo haré suavecito también, así como a ti te gusta, mi amor.

Eres una mujer con cara de ángel y cuerpo de diabla,
fuego en la sangre que se te escapa como vapor por cada poro, 
no te detengas, sigue montando y moviendo así esas caderas, 
amarra mi cintura a tus fuertes muslos.

Yo seré aquel toro que brama y expide por sus poros
todo el odio y amor, la pasión y la emoción,
de vencer a quien llegó con rojo capote a coquetear 
y a arrebatar mi tranquilidad hasta hacerme desfallecer
y poco a poco morir, para luego recibir de tus labios
el antídoto que me regresará a la vida, 
para juntos descender al mismo infierno 
y luego ascender al mismo cielo.

Somos naturaleza, tú la mujer terremoto que me mueve todo
y agita mi piel y tambien a mi corazón, 
yo por mi parte soy, ese lava ardiente y colorada 
que espera el momento justo para invadir toda tu piel.

Mujer eres una diosa, eres un demonio con fuego entre los muslos 
y con movimiento candente en cada cadera, 
pechos que miran al cielo ayudados por tus manos,
ojos que traen en su mirada la lujuria y el deseo de ser amada,
en sus labios el sabor de la más deliciosa y caliente miel
que calma mi sed, pero tambien tienes en otras partes de tu piel
otros manjares que me los habré de beber gota a gota.

Los beberé y los lameré con mi lengua bífida y de fuego
pero lo haré suavecito, lentamente como a ti te gusta mi amor.

Podría seguir, pero ya necesito un descanso, 
así que lo dejaré en continuará, 
pues, para nosotros aun nos queda mucha piel por recorrer 
y comer, por beber y lamer.

Será entonces hasta la próxima noche de pasión, 
lujuria, emoción y desenfreno.





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