jueves, 1 de junio de 2017

Robo por deuda


Estaba recien graduado, sin experiencia, pero con muchas ganas de iniciar a construirla, mis familiares me hacían publicidad, pero nadie pensaba en arriesgar sus caros aparatos con alguien que recien empezaba; aunque honrado sí que era, me refiero a que no estaba maleado, como nos han etiquetado a los de nuestra profesión; que robábamos piezas, que colocábamos repuestos usados y tantas otras cosas, que si bien decía mi abuelita: Cuando el río sueña es porque trae piedras. Pero mi río carecía de piedras y hasta el día que me retiré de esta profesión así fue. 

A mi casa llegó otro compañero de la carrera, alguien que una vez graduado, se apoderó el pánico escénico de él y nunca ejerció, Dany llegó con otro a quien me presentó.

_Hola, mucho gusto.

Me dijo una vez echa la presentación, yo sonriendo como siempre, le correspondí con otro saludo.

_Mucho gusto. Pero pasen.

Ambos entraron a mi humilde hogar, mi madre como era su característica les ofreció algo de beber, para cuando lo hizo ya estaba con la charola en mano, así que nadie la podía rechazar. Mientras bebíamos lo que mi madre nos llevó, Dany me contó el por qué de su visita.

_Horacio esta trayendo autos usados, los cuales repara y luego los vende.
_Que interesante, no sabia que eso se pudiera.
_Pues, nadie lo hace aun, pero seguro algún día será un trabajo muy competitivo. Dijo Horacio, muy orgulloso.
_Si lo dices, pero no creo, ¿para qué comprar un carro que seguro de donde lo traigas para ellos ya es chatarra y tal vez ni sirva?, mejor a lo seguro, voy a un concesionario y me compro uno garantizado.
_Jajaja. Rió Horacio, no muy contento.
_Bueno, el objetivo de esta visita -dijo Dany- es porque Horacio ha encontrado otra manera de sacarle el jugo a su negocio.
_Ajá. Dije, esperando escuchar cual era ese otro negocio.
_Horacio les quita los radios, bueno tocacintas.
_¿Tocacintas? 

Dije extrañado, pues por esos tiempos los autos de agencia, al menos por estos lugares solo traían un radio con dos bandas: AM y SW, la FM ni enterados que existían, claro, nosotros los profesionales de la electrónica si la conocíamos pero en teoría.

_Te explico, los tocacintas son aparatos que venden en los USA, en ellos, además de escuchar la radio, puedes escuchar tus casetes.
_Ah, pues claro, lo que pasa es que, como aquí nadie tiene y los que los tienen son los ricos.
_Exacto y ahí esta el negocio, yo los quito del auto y los vendo por aparte así gano más. Sonrió Horacio al hacer la aclaración. 
_Pues me parece, te felicito, sin duda eres un gran negociador y vendedor. Pero ¿qué tengo yo que ver con todo esto?
_Ah. -Dijo Dany- Yo te vengo a presentar a Horacio para que le repares los aparatos que vengan arruinados.
_O los que yo chingue cuando los instale, jajaja
_Ah ok, ya entendí, pues gracias, con mucho gusto.

Dije observando a Dany, pues en mis adentros me cuestionaba: ¿por qué no los reparaba él?; Dany respondió mi pregunta sin preguntar.

_Lo que pasa, es que, yo me voy a dedicar a las fotocopiadoras nada más, no me interesa nada de lo doméstico, ¿ya sabes?
_Ahora entiendo, pues, no se diga más, con mucho gusto Horacio, ya conoces mi casa y cuando quieras acá a la orden.
_Qué bueno, pues traigo dos, voy por ellos al carro. Ahora vuelvo.

Al termino de un tiempo, regresó Horacio con los famosos tocacintas, en mi vida había visto uno, me los entregó y yo los vi, al hacerlo me dije: ¿Y como jodidos funcionarán estas babosadas? 

_Te los dejo, me haces un presupuesto, ¿te parece?
_Me parece.

Se fueron mis amigos y me quedé con dos radio tocacintas, no tenía ni como probarlos, ¿cómo no le dije que me dejara una batería de uno de los carros?, me recriminé. Cogí un libro, pues ni soñar en el internet, jajaja. Abrí uno de mis libros de mi biblioteca personal y en mi búsqueda encontré lo que buscaba, se trataba de una especie de tutorial de cómo reparar estos artefactos. Lo leí y me di cuenta de lo que necesitaría para poder iniciar con mi trabajo en a lo que la reparación de audio se refiere, car audio sería hoy día. 

Me dirigí a mi tienda de conveniencia, lugar en donde ya me trataban como técnico y era acreedor de un descuento especial por pertenecer al gremio. 
Compré lo necesario para realizar mi trabajo, otros los tuve que construir, pues, eran aparatos que valían un ojo de la cara, así que los hice. 

Al cabo de una semana ya estaba mi laboratorio completo e inicie por desarmar uno de aquellos radio caseteras, cuando le quité la carcasa, apareció a mi vista la necropsia del aparato, algo nuevo para mí, lo primero que hice fue memorizarlo bien, luego tomé un cuaderno, pues era mi costumbre documentarlo todo, dibujé lo que veía para saber en donde iba cada alambre, por colores, por si se me desoldaba uno, en fin, como si hoy le tomo una fotografía con mi móvil, quien sabe cómo, pero los reparé; así les perdí el miedo a aquellos nuevos aparatos en mi historia como profesional en la electrónica. 

El negocio para Horacio iba viento en popa, por tanto tambien para mí, esto me dio confianza y a la vez a mis clientes, quienes al ver llegar a Horacio muy seguido con aparatos, de cualquier tipo y salía satisfecho, eso me trajo más clientes y mi vida económica se mejoró. 

Una de tantas veces que Horacio llegó por uno de sus aparatos, pero al parecer por su desconocimiento en administración, su efectivo le empezó a dar problemas, tanto así que su negocio de la venta de chatarra terminó, pero antes de esto...

_Sergio, ¿me puedo llevar estos aparatos y cuando me paguen te vengo a pagar lo de la reparación? Te lo voy a agradecer en el alma.
_No hay problema mi amigo, llévalos y luego nos arreglamos.

Mala decisión, pues, Horacio para ahora estaba muy endeudado conmigo, que no volví a ver un céntimo de la deuda. Un día; meses después...   

_Doña Blanky, ¿está Sergio?

Esto escuché y me alegré pues, pensé Horacio viene con mi pasta, me viene a pagar. Salí a recibirlo con una enorme sonrisa en mi rostro, aquel con otra.

_Hola, con mucha pena pero aún no he podido solucionar mi liquidez económica, así que aun sigo con la deuda que tengo contigo. Mira esta belleza, es un auto estéreo reversible. Yo pensé: ¿Y eso qué será?

_¿Me lo podes reparar?, este no lo quiero para la venta, lo quiero para mí, ¿no esta hermoso?

La verdad era una nave de radio, una belleza en electrónica car audio. Lo recibí y Horacio se fue, no sin antes decirme que se lo reparará lo más rápido posible, pues le comían las ansias por estrenarlo. 
Yo seguía con la duda: ¿Reversible? Bueno, lo abrí y en cosa de una hora y minutos lo tenía reparado, lo conecté para revisarlo y entonces supe que significaba reversible, era una maravilla de tecnología, algo que anunciaba que la electrónica no tendría limites, más que los de la imaginación. 
Entonces al armarlo y ver la belleza de aparato, pensé: ¿Cuanto podrá costar este aparato? Ni idea, pues, no creí que habían en mi región por esa época, así que el diablillo me habló por mi hombro izquierdo y me dijo. -Oye Sergio, Horacio te debe mucha plata y no creo que te pague, ¿por qué no te cobras con esta belleza? Yo dibujé una sonrisa en mis labios. El diablillo estaba convenciéndome, pero en mi hombro derecho aparecí con unas lindas alas en mi espalda: -Eso no está bien Sergio, que importa si te paga o no, lo importante es la honradez y honestidad que te ha caracterizado hasta hoy. Así estuvo el dilema por varios días, hasta que una mañana apareció Horacio.

_Hola, ¿ya reparaste mi radio? Me lo dijo con el entusiasmo en su rostro.
¿Y mi plata? Le dije.
_Todavía no resuelvo mi problema económico, pero no te preocupes, de que te pago te pago.
_Mmmm. Te pregunto eso porque anoche catearon este sector y los soldados al encontrar aparatos, me pidieron las facturas y como no las tenía me confiscaron todo, varios aparatos, entre ellos tu lindo radio.
_Ah, hijos de su madre, esos son una mierda, ¿se llevaron el radio entonces y ya funcionando?
_Si, que pena, ¿no catearon por tu sector?
_No, es más, ni escuché comentarios al respecto. ¡Ah hijos de la gran puta!, se hueviaron mi radio. Bueno, qué se puede hacer. Seguimos en contacto. 

Dijo un desilusionado de Horacio, pero ya no me hablo de la deuda, y yo, como era la honradez andando, él no dudo que lo que le dije fuere mentira. 
Al quedarme solo, entré a mi cuarto y sobre mi mueble, el hermoso aparato. 
-Bien hecho, con esto algo recuperas de la deuda que nunca te pagará. Me dijo el diablillo sobre mi hombro izquierdo; mientras sobre el derecho, me dijo mi yo alado. -¿Y si un día viene a pagarte?...

El tiempo pasó, fueron años y a Horacio ni Dany le volvió a ver, Horacio me había robado mis honorarios y yo seguía con el hermoso radio, el cual intenté vender todos esos años, pero como yo ignoraba su precio y los que se interesaron en él lo desconocían tambien, nunca lo pude vender. 

Al final de cuentas y con mucho esfuerzo, por lujo, pues no era una necesidad, me compre mi primer carro en un concesionario, mi carro traía el tradicional radio sin FM, para esas fechas ya habían muchas emisoras transmitiendo en esa frecuencia y el cassette, había llegado para dominar la época.

Un día al entrar a mi cuarto, el hermoso radio seguía sobre mi mueble, me dije; ¿por qué no? Lo cogí y lo instalé, por mucho tiempo fui la envidia de muchos, bueno, casi todos pues, nadie tenía carro, compré un amplificador y aquello era una discoteca sobre cuatro ruedas, lo parqueaba en la esquina y nos reuníamos allí para escuchar los éxitos del momento. 

Ya habían pasado varias semanas que en la cabina de mi carro, al conducirlo, me ardían mis ojos, Walde, fue quien detectó el problema, el cual era qué el escape se había roto y la turbulencia hacía que el humo se entrara a la cabina por algún hueco. Al verificar la sospecha de Walde, lo llevé a un lugar especializado en escapes y me lo empezaron a reparar, a media reparación iba, cuando apareció un viejo amigo, quien tambien llegó a reparar su auto.

_Hola Sergio, tanto tiempo. ¿Qué haces por acá? ¿Acaso este es tu carro? Que carro amigo, te felicito.
_Gracias Horacio ¿y tú, cómo has estado?
_Pues bien. ¿Puedo ver esta maquina por dentro?, solo los he visto por fuera, pero nunca por dentro.
_Claro. Dije no muy convencido.

Apareció mi yo alado, este me dijo: -Te lo dije, tarde que temprano todo cae por su peso, ¿y ahora qué harás cuando vea su radio?... -Échale una mentira, recuerda que te debe mucho dinero, además, con los intereses ahora es un platal. Eso es, échale en cara lo que te debe, eso debes hacer.

Salió Horacio de mi auto con el seño fruncido y con la rabia en todo él.

_¡Sergio! ¿ese es mi radio?, así que el que se lo huevió fuiste tu.
_No, no es tu radio, que es igual, lo es, que es el mismo modelo, lo es, pero no es el tuyo.
_Pamplinas, es mi radio y ahora lo desmonto y me lo llevo.
_No es tu radio, ese lo conseguí en un lugar, ya sabes, donde se consiguen aparatos a buen precio de procedencia dudosa. 
_Aquí no hay ninguna duda, el radio es mío.
_Mirá Horacio, el aparato no es el tuyo, pero si lo quieres te lo doy, pero antes me tienes que pagar la deuda, te recuerdo que no es chica, además, por el tiempo que ha pasado y según el cambio, pues, para aquella fecha nuestra moneda estaba arriba del dolar y ahora esta muy por debajo, tomando en cuenta eso, ya te podrás imaginar la deuda que tienes conmigo, ¿qué me dices, lo quieres? Me pagas.    
_Ya esta su carro joven. Nos interrumpió quien me trabajaba el escape.
_Gracias. 
Dije, dirigiéndome hacia él, me subí al auto y Horacio solo me veía como me alejaba con su radio, pero sin nada que decir, pues con su deuda podría comprar dos auto estéreos como aquel. 

Me fui del lugar con un cargo de consiencia, pero a la vez satisfecho, pues, Horacio había recibido una lección, una lección que llamaré: Robo por Deuda.

Nunca más he vuelto a ver a Horacio, mi conciencia sigue dando lata. Jamás volví a hacer trabajos a plazos o dejar que mi cliente se endeudara, aprendí la lección tambien. 
No he vuelto ha hacer algo similar y espero no volverlo a hacer, la verdad, no me enorgullece lo que hice, pero fue la manera de cobrar mi trabajo e inversión.



Tomado del libro: "Historias de un Adolescente Tímido 2"





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