miércoles, 28 de junio de 2017

TANGO 4


Sumergido en mi tristeza me devora la depresión, se dan tremenda ración con la ansiedad que domina a mi corazón, aquí entre brumas y faroles y un gran frío que me quiebran los huesos con un leve golpe, golpes que me da en el pecho un corazón que al recordar se acelera no de emoción pero si de depresión. 

Cada noche me encuentro en este poste, por debajo de su farol, el único que me entiende, pues testigo fue de nuestras noches de pasión, besos sonoros y caricias prohibidas para los chicos mirones, esos pre adolescentes que nos veían desde la ventana, y que luego se encerraban entre sábanas a reproducir la película que de nosotros observaron, se llenaron de lujuria, la misma que nosotros teníamos cada noche, cuando con mis manos recorría aquella piel caliente, llena de curvas peligrosas y ardientes que me deshojaban lentamente toda mi pasión. 

Con mis ojos cerrados imaginaba lo que acariciaba y escuchaba en cada oído algún tímido quejido, hasta que no soportabas y explotabas haciendo una contorsión, yo cantaba una canción, era un tango, por ser la mejor música que puede emular toda aquella pasión, danza que nos llevaba por lugares prohibidos.

Esta noche como cada noche, casi pierdo la razón, veo a los mirones que desde la ventana tambien te esperan con la misma ilusión, ellos tambien estarán con la misma depresión y en su pecho la ansiedad, pero al rato lo calmaran por debajo de sus sábanas, recordando nuestro baile erótico, ese que no logro yo olvidar ni lo puedo en solitario bailar, eso me quita la razón.

Ahora en esta fría noche necesito de tu cuerpo caliente y candente, recorrer tu piel que me daba el calor para no caer en hipotermia, cómo el cruel indigente que ama a una caja de cartón, se frota las manos que se le congelan y junto a su desnutrido perro, ellos se acomodan, de manera que sin querer será su noche de placer y de pasión, ellos esta noche tendrán un bolero, mientras que yo me muero de frío, queriendo bailar contigo un danzón, un lindo tango que me llene la sangre de pasión pero conmigo solo el recuerdo y la depresión, invitando a que se una su fiel amiga la ansiedad para que me agite el corazón.

Mueble viejo soy, como este poste que llevará ya un buen tiempo erguido sosteniendo su farol que le da luz y calor, esa misma que ahora me hacen falta, como te extraño junto con los mirones de las ventanas, tus enaguas hasta la cintura y ya sin calzón, preparada para ser recorrida, yo preparaba mis oídos para escuchar aquel tímido quejido, que más tarde era un gemido largo y prolongado como lo era nuestro placer y el del que nos observaba atentamente sin perder detalle por la ventana, para más tarde recrear la imagen por debajo de sus sábanas, disfrutar de tu cuerpo prohibido, el que ni en revista lograrían ver, por ser su padre el celoso propietario y que bajo llave como tesoro los guardaba entre sus billetes ganados en la quincena, en la misma fabrica vieja que se logra ver al final de esta calle. 

Para donde te habrás ido, me extrañarás o a lo mejor estas en alguna esquina de la enorme ciudad, repartiendo lo que conmigo aprendiste y disfrutaste cada noche por este viejo callejón.



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