lunes, 26 de junio de 2017

Yo te amo



Por esa manera de mirar
que tienes para mí,
yo puedo presentir 
que tú sientes lo mismo.
 Algo que ni tú ni yo
se atreven a gritar,
ninguno puede mentirle al corazón.

Al ver tus labios temblar
creo verlos murmurar
algo que tambien yo quisiera decir,
pero sigues callada justo frente a mí
al igual que yo sin poder decir;
yo te amo.

No es necesario hablar
solo con ver tu manera de mirar
y creer que tus labios quieren musitar
lo que no me atrevo a gritar,
decir un yo te amo.

En ese tiempo un par de niños 
que les ganaba la vergüenza.

Al encontrar hoy a la mujer 
y ver su manera de mirar 
te pude recordar.

Mi corazón que no me puede mentir
al ver la expresión de tu rostro 
podría segurar que a ti te sucedió lo mismo
y pensé; por fin podre gritar: Yo te amo.

Pero cuando me acerqué 
y te quise confesar aquel gran amor 
que nos llegó en la niñez,
seguías mirando de aquella manera 
que aún me acelera el corazón 
y que nunca en otra logré encontré.

Con la madurez que dan los años,
y ya sin vergüenza, timidez, ni engaños, 
te quise confesar lo que tú ya sabes de mí
y yo de ti.

En el justo instante 
en que te lo iba a confesar, me dices:
No digas nada, yo lo sé, siempre lo supe, 
pero es tarde ya, 
estoy casada y tengo una familia.

Mis labios se callaron 
y tú escuchaste sin verme hablar
cuando mi corazón te repitió 
como en el pasado un desesperado 
yo te amo.

Al mirar tus ojos de gran expresión, 
con verlos logré mirar
que ellos se inundaron con una tempestad,
entonces sin decir nada, 
ambos nos dijimos adiós 
y aquel grito que me guardé 
jamas lo pudiste escuchar,
ni yo lo pude de mi pecho expulsar.

Me repetí; tal vez sea lo mejor,
se nos fue el momento de las manos
a pesar de que solo éramos unos chamos
debimos de luchar por ese gran amor,
pero hoy tarde es.

¡Yo te amo!... Repetí, 
en mi mente lo grité y al verte partir 
tambien de ti creí escuchar
un grito desgarrador que me confirmaba
lo que aquel mirar y tus labios
un día no se atrevieron a gritar...

De ti tambien escuché aquel grito desgarrador.
Yo te amo.








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