martes, 11 de julio de 2017

Con las manos vacías


Él caminaba entre la multitud, se mezclaba entre todos y todas, se le veía satisfecho, cómo si cuando caminaba entre los que ese día se encontró de ellos escuchaba algo, y esto le causaba satisfacción, pero tambien por momentos se le veía meditabundo y un poco malhumorado, quien sabría lo que le colocaba en distintos estados de ánimo; esa tarde era calurosa, al menos eso sentían quienes deambulaban por el lugar, el cielo estaba medio nublado, pero despejado, pero ellos sentían un calor insoportable, seguro los trastornos climáticos. 

Él, seguía atento escuchando los pensamientos de cada persona que se colocaba a su lado, atento escuchaba los pensamientos de quien le llamó la atención y es que era bueno para atinarle al lado de quien colocarse, escuchaba y lo disfrutaba, se le veía en el rostro el placer. Hubo momentos que no pudo soportar y se dejo escapar una sonora sonrisa, eso no le importó, pues, nadie lo escuchó ni le dio importancia, cada quien inmerso con sus propios problemas, para los transeúntes todo era silencio, aunque en realidad era un tremendo bullicio. 
Pero, cómo escucharía quien esta adentrado en sí mismo, desperdiciando cada momento lindo que aún se pueden ver, oler, escuchar, sentir y oír, esto hoy día nadie tiene tiempo para regalarse un momento de relajación natural, de emoción para el alma, sensaciones que se están perdiendo. Se podría decir, que cada día se nos debilitan nuestros sensores, por ser ya innecesarios, por nadie colocarlos en atención, ni darles valor, por ser indiferentes ante cualquier situación que pase alrededor. 
Los que caminaban sin pensar nada, iban ocupados con sus celulares, chat con algún desconocido o simplemente observando videos de cosas terribles que suceden en el acto en algún lugar del planeta, todos caminan cómo autómatas con rumbos diferentes, sin detenerse un solo instante a ver algo que pueda suceder a su alrededor, por eso nadie escuchó cuando nuestro misterioso personaje se sonrió en voz alta; sin embargo, este se colocó la mano sobre sus labios para estar seguro de que nadie lo escuchó. 
Mientras, este escuchó lo que uno de todos pensó y este le llamó su atención, fue tanto que se hizo a su lado para escucharlo mejor y hasta usó su talento para incentivarlo a seguir esa intuición que lo llevaba retraído, ese pensamiento que le daba vueltas y vueltas en la mente, este escuchó de aquel joven...

_Me ganaré una buena plata, ya otros lo han hecho y nada pasó, además, con esto comeremos bien todos en casa, mis hermanos tendrán unos días felices. Pero por otro lado, si me cogen me llevó el diablo.
_Jejeje. Sonrió quien esto escuchó y se apresuró para colocar señales inequívocas por enfrente de él, como indicando que lo que le llevaba pensativo era lo correcto. 
Le mostró a unos andrajosos de la edad de sus hermanos menores mendigando, recibiendo desprecios y nada del resto, tambien vio a una pobre mujer, a la cual se la estaba llevando la chingada, el joven imaginó que aquellos no eran otros más que su amada familia, así que decidió lo que lo aturdía y lo llevaba sumergido en un mar de pensamientos, por fin, tomó valor y se metió en una cabina telefónica, marcó un número y en el auricular alguien dijo. 
_¿Aló? ¿eres tú?
_Lo haré. Hoy por la noche llegó por el arma y mañana ese chofer será noticia.
_Bien hecho, no te preocupes todo saldrá bien.

Quien escuchó se frotó las manos y se dijo.
_Hecho, pan comido.

Cuando dijo esto, a su lado pasó una atractiva mujer hablando por celular, esta hablaba muy quedo, para que nadie la escuchara, pero nadie la escuchaba, más que quien se hizo presente esa tarde a aquel concurrido lugar.

_No sé, dame tiempo, no puedo hacerle esto a mi esposo, él no se lo merece.
_Pero tú me has dicho que ya no te toca, que se murió la pasión entre ustedes, mientras que yo muero de deseos por ti, por tenerte en mi cama.
_Yo tambien, pero no puedo, no me educaron para hacer estas cosas.
_Hoy lo haría hasta tu abuela, es de lo más normal, esta de moda, lo disfrutarás, eso es lo mejor. Imagina mientras te lo esté haciendo y tú sintiendo un olvidado orgasmo.

Quien escuchaba atentamente la conversación, colocó entre las piernas de la mujer una comezón, el inició de un rico orgasmo que nunca vio la vida, pero a ella la emocionó tanto sentir lo que hace mucho ya no sentía, hasta lo había olvidado cómo sería; mientras sentía esa rica picazón, ella se veía en una escena porno, una que cada día veía en el televisor de su casa cuando su esposo se iba al trabajo, pues el porno le llegaba por el cable hasta la comodidad de su casa, hasta su habitación, que habían contratado haría unos seis meses y que desde que un día se lo encontró, no dejó de observarlo y aprovechaba para darse un poco de placer, pero que ya deseaba sentirlo en carne propia, piel con piel. 

El que colocó todo esto en sus mente, logró que ella tomara una decisión. 
_Está bien, pero solo será una vez, no habrá una segunda vez, amo a mi esposo y no quiero hacerle esto, pero creo que me lo merezco ¿estás de acuerdo?
_Claro mi amor, ¿paso por ti mañana?
_No, mejor nos juntamos en la gasolinera que esta en...
_Jejejeje. 
De nuevo se le salió la risa al que disfrutaba de aquella calurosa tarde, aunque ya la tarde casi moría, pues el sol se le veía despidiéndose por entre los rascacielos de la enorme ciudad.

Todo esto era maravilloso para quien escuchaba y disfrutaba con lo que escuchaba de los que deambulaban por ese sector de la enrome y moderna ciudad. 
Pero si aquello le causaba placer, lo que estaba por oír, era lo más grande que pudo escuchar, lo mejor que le pudo suceder esa tarde, lo que estaba por escuchar era grandioso a la par de lo que hasta ahora había oído y a lo que con sus mañas pudo ayudar a que se tomaran unas decisiones, unas malas, pero por fin, una decisión propia de cada individuo, a nadie lo forzó, cada quien tomó su propia decisión, eso debía de quedar muy claro, pues de no ser así, se perdería el placer que le daba, además, él no tenía la autorización de hacer nada que no estuviera estipulado en el contrato. -Esto es maravilloso, es lo mejor para terminar mi día, pero debo darme prisa para no perder esta exquisitez.

_¡Dios mío! -pensaba una chica- no puedo con esto, es mucho para mí, mejor sería morir...
_Claro, eso sería lo mejor mi linda. Dijo quien la escuchó, en su mirada se observó la lujuria y el placer, no lo pudo disimular, pero nadie lo vió.
_Mi vida es una porquería, ya no quiero seguir con este dolor, esto ya no es vida y si lo que me espera es igual a esto o peor, mejor sería morir.
_¡Síii...! ¡Claro que es mejor morir...! Tú vida es una porquería, si  mueres se termina toda esa mierda que es tu vida mi niña.
_¿Verdad que sí?, que mejor es morir...
_Eres una chica inteligente. ¡Hagámoslo! Yo te ayudaré. Pensemos como querrías morir. ¿Qué te parece arrojarte al precipicio, podemos subir a este rascacielos, o si quieres, iremos hasta un puente, uno que esta muy cerca de aquí? O, mejor en los rieles del subterráneo, esa es una manera muy bella de morir, a la vista de miles de personas, que tu muerte sirva de algo, que sea un ejemplo para otros que como tú, se han dado cuenta de que la vida es una mierda, pero que no tienen el suficiente valor para hacerlo, valor que tú, ahora tienes mi niña. Ven es por acá. Sígueme.

La chica ya sin voluntad ni deseos de seguir con lo que ella consideraba que era su vida, una porquería de vida, algo que no tenía sentido, ella caminaba con rumbo hacia el subterráneo, sin comprenderlo ella caminaba hacia la entrada más cercana a la estación que le correspondía al lugar por donde ella andaba, lugar que la llevó hasta ese lugar después de ver a su novio con su mejor amiga en una escena muy cachonda.

_¡Abran paso!, que la niña lleva prisa, por acá mi corazón, camina, date prisa, no quiero que esta inteligente decisión que has tomado cambien de parecer en tu corazón y tu maravillosa mente.
La chica seguía su caminar, bajaba por las escaleras que conducirían hasta la estación, hizo su cola y compró un ticket sin destino que a ella le importara, al final de cuentas para donde iba el tren, no la llevaría, o mejor, a ese lugar la llevaría cualquier tren, todos la conducirían hasta su destino final. 
Ella siguió paso a paso, en su mente seguía la escena de los que ella consideró lo mejor de esta vida, esto la tenía muy mal, esto era algo que le quitaba sentido a la vida, para ella la vida no era más que una mierda.

Por fin llegó a la estación, lugar que estaba, llena de personas sumergidas en sus propios problemas, algunos con soluciones a corto plazo, pero que no dejaban de ser problemas, otros con soluciones a largo plazo y esto era de echarle cabeza, otros con la pena de haber perdido una clase en la universidad, otros con las dudas de como hacer para convencer a alguien para que fuere su pareja, en fin, cada cabeza era un mundo, con sus complicaciones propias. 

El piso de la estación se empezó a estremecer, pocos o casi nadie podía sentir la vibración por estar metidos en sí, las alarmas indicaron que este estaba por llegar, el rechinido de los frenos se escuchó a unos pocos metros, pero eso no era indicativo que se detendría en el acto, seguiría unos metros hasta que los vagones de pasajeros quedaran a disposición de los que esperaban por él. La chica se acercó hasta la orilla, dispuesta a lanzarse, algo que nadie veía y si lo hacían a nadie le importaba el por qué, la chica se hacía tanto a la orilla, eso no era usual, pues por mucho que alguien deseara ser el primero en ingresar al vagón debía de respetar la línea de color amarillo, indicativo de que después de ella era peligro, la chica traspasó la línea y se hizo hasta la orilla, mientras que el resto seguían colocándose en posición de abordar, la chica se despidió mentalmente de sus seres queridos y de nuevo apareció en sus recuerdos lo que la llevó a tomar esta terrible decisión, justo al lado de ella quien la convenció a tomar terrible decisión, la chica suspiró y tomó valor, sus músculos se retrajeron para lograr tomar fuerza y así un buen impulso hasta coincidir con los durmientes, con los rieles del tren que llegaba a aquella estación. 

Cuando la chica casi iba por el aire sobre su lugar de impulso, alguien la tomó del brazo, ella volteó sorprendida, como regresando a la realidad y se encontró con unos ojos azules, una sonrisa en sus labios, algo que le colocaba un par de hoyuelos en sus mejías.  
_¡Cuidado! Dijo quien la sostenía, ella al ver la imagen que tenía enfrente la hizo reflexionar de sus pensamientos suicidas de hace unos minutos y luego de decir: ¡Gracias! se dijo en sus adentros: ¡Wao! la vida si vale la pena.

Mientras los chicos se observaban extasiados, la multitud en el lugar gritaban...

_¡Se mató! ¡Ayuden! ¡Llamen a la policía o a los bomberos! ¡Hay algún médico aquí que vea si puede ayudar! 
Los chicos seguían observándose, por entre la tragedia nacía una historia de amor.

_¡Permiso, yo soy médico, habrán paso! Dijo quien intentó acabar con la vida de tan linda y joven chica, bajó y se escabulló entre los rieles del vagón de pasajeros, hasta que se encontró con quien estaba bajo aquel vagón, ensangrentado y mutilado. 
_¿Estás bien? ¿Cómo te sientes, te duele? Esto le dijo el personaje mañoso a quien yacía entre el vagón, rieles y durmientes.
_Creo que estoy bien y no, no me duele, ¿no es raro? debería de estar muerto, ¿no cree Dr.?

El supuesto médico ayudó al tipo a levantarse, pero cuando este se levantaba observó que al hacerlo, sobre el lugar de donde se levantaba, él seguía aún ahí, y que a su par estaban las autoridades colocando sobre su cuerpo un trapo para cubrir a tan horrible escena.

Entre los mirones, se encontraba el chico que había decidido ir en busca del revólver que quien lo contrató y se la entregaría para el día de mañana asesinar al chofer del autobús, pero que al ver lo sucedido y quien había perdido la vida, para él todo había sido como una señal de que debería de buscar otra solución para salir de la situación en la que se encontraba y así poder ayudar a su madre y a sus hermanos. 
_¡Es él, ojala y te pudras en el infierno! Pensó, dio la vuelta y se regresó con su familia.

Una mujer que iba hacia su casa, al ver la tragedia, pensó de inmediato en su esposo, quien tambien tomaba el subterráneo para regresar a casa.
_Si esto le hubiera pasado a mi amado esposo no me lo hubiera perdonado jamás. Dijo. Tomó su celular y canceló su cita amorosa de mañana.

_¿Para dónde me llevas? ¿Quien eres tú?
_¡No pensarías que me marcharía con las manos vacías? ¿No pensarías que vine a este lugar y que regresaría con las manos vacías? Yo nunca pierdo. 
Creo que a quien me llevó, es el mejor entre todos los que hoy acompañé. 
¡Qué placer! ¡Mañana volveré...! 





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