jueves, 10 de agosto de 2017

Garrapatas


Springfield era un pueblito apacible con gente buena y tranquila, una población muy chica, rodeada de lindas montañas, verdes muy verdes, porque nunca la habían deforestado, aquí se respetaba el medio ambiente, ese pueblo, al sur de su país, era un pequeño pulmón, uno de los muy pocos que aún quedaban, pues las industrias y el modernismo habían terminado con toda la riqueza natural con la que un día fueron heredados. Al parecer, por ser un pueblo con todas aquellas bondades, eran envidiados por muchos, bueno, quizá esa es la razón de esta historia.

_¡Mami, ven rápido! 

Gritó una tierna niña a su madre, quien ya llegaba al encuentro de los gritos de su amada niña, quien gritaba pero no de miedo, sino para que su madre viera lo que ella asombrada ahora veía sobre la pared que quedaba adyacente a ella.

_¿Qué sucede mi amor?
_Mira mami, ese raro insecto.
_Deja ver.

La madre supo de que se trataba, pero se acercó para observar bien al bicho, que permanecía estático en la pared, sin lograr mover ni una sola de sus patas, la madre sintió asco, pero no la mató, pues, de hacerlo le daba un mal ejemplo a la niña, además que dejaría una horrible mancha sobre la blanca e impecable pared.

_Es una garrapata hija, la tomaré con cuidado con esta toallita húmeda para no lastimarla y la colocaré en el deposito de la basura. ¿Está bien? Dijo la paciente madre a su linda hija.
_¿Morirá mami?
_Seguro un día morirá, pero hoy no mi amor.

A las semanas esto se volvió algo cotidiano en Springfield, era desagradable ver a esos insectos por todos lados, en paredes, en sofás, sobre las camas, en los jardines, todos las cogían con cuidado, pues la mayoría estaban hinchadas y llenas de sangre, sangre de quien, esa era la duda, sería de los habitantes, pues, lo extraño era que habían garrapatas hasta en los hogares en donde no había una sola mascota, estos pensaban que seguro estaban ahí por las mascotas de los vecinos, o tal vez, a consecuencia de algún animalito silvestre que rondaban por los alrededores, aunque eran molestos, nadie protestó, simplemente se dedicaron a recopilarlos y echarlos por dentro de alguna bolsa, atarla y a la basura, era la única manera para matarlas. 

Empero un día, accidentalmente a uno de los pobladores una de las garrapatas se le cayó del pañuelo desechable donde la llevaba y al caer al suelo esta que estaba tan llena, pero tan llena, que explotó, sobre el piso quedó una desagradable mancha de sangre colorada, era muy roja, a quien se la cayó, este tomo varios pañuelos desechables y limpió su piso, luego lo desinfectó, lamentablemente, este personaje ignoraba que dentro de la sangre del insecto millones de huevecillos salieron expulsados cual bomba atómica dejando una estela de varios metros a la redonda, los huevecillos quedaron en las paredes, muebles y techo, a la espera de llegar a ser unas ninfas y entonces salir en busca de un huésped que las alimentara.

Por algunas semanas Springfield descansó de la plaga de garrapatas, pero una mañana, alguien, al despertar, sentía que su pierna le ardía, el niño se descubrió la pierna y lo que vio le causo pánico.

_¡Mamá, mamá!

Gritó desesperado el niño, la madre que se encontraba colgando sus prendas recién lavadas, le fue difícil escuchar al niño, quien seguía gritando muy asustado, agregado a esto, el ardor; el cual le quemaba su pequeña pierna. Al fin, la madre se hizo presente, mientras entraba, el niño bajaba las gradas, este cojeaba, su madre al verlo con la pierna expuesta sintió un punsazo en el pecho, además sintió mucho miedo y repugnancia.

_¡Dios mío que tienes en la pierna!
_No se mami, pero me arde mucho.

En la pierna del niño una serie de manchas con forma de gotas, muy bien organizadas, pareciera que la pierna la tenía tatuada, eran de color azul oscuro, llegando a morado, otras muy negras, demasiado oscuras, y algunas cuantas al rojo vivo, la imagen era escalofriante debido a que estaban muy bien alineadas y le empezaban del tobillo hasta la ingle, aunque esto no se notaba por el pijama y los calcetines.
La madre tomó al niño entre sus brazos, lo subió al carro y lo llevó a la emergencia del Hospital General de Springfield, al ingresar en la emergencia, quienes estaban allí, con una expresión de desagrado se apartaron del niño y su madre.

_¡Un doctor, por favor un médico que atienda a mi hijo!

Este fue ingresado a una de las clínicas de la emergencia, los médicos y enfermeros se cubrieron las manos con guantes, a la madre le pidieron que saliera, no sin antes cuestionarla, una vez los socios de la medicina solos, se veían a la cara, sin saber que procedimiento seguir, pues nunca habían visto nada parecido, hubo alguna enfermera que vomitó al ver la pierna del niño.

_¡¡Un doctor, por favor un doctor que atienda a mi hija!! 

Esta fue la frase que se escuchó una después de otra, la emergencia estaba llena de casos como el primero, algunos eran iguales, exactos, pero hubo otros como estos: Una adolescente llevaba la infección en sus senos, sobre ellos, unos cráteres como de aquel queso, y en cada agujero justo en medio, una especie de barro dispuesto a explotar, estos se alineaban de manera en espiral, empezando del pezón hasta llegar al pecho de la chica, ella se quejaba del ardor, decía que era algo que le quemaba los senos, lo raro era que solo estaban en los senos. Otro caso, fue el de un adulto que llegó con el rostro lleno de pústulas de color morado, era una especie de máscara de Halloween, las pústulas tenían tonos morados y rojos; como que debajo del delgado pellejo o piel tuviera una sangre que se movía o hervía. También hubo otros, que llegaron con lesiones que aparentaban llevar sobre la piel miles de garrapatas recién alimentadas, con sus patas extra largas que no eran más que venas dilatadas. Llegó alguien que se le caía el cabello y en su lugar quedaba un agujero cilíndrico con una profundidad de un centímetro aproximadamente de color también rojo, muy rojo. Otro llegó con anillos sobre el cuello, unos anillos que aparentaban que lo estaban ahorcando, de color lila fuerte, combinados con un rojo profundo. El último caso que relataré pues, eran miles de ellos; era uno con centenares de puntos, como lunares sobre la conjuntiva y la esclerótica del ojo, parecía que tenía muchas pupilas, todas del mismo tamaño y rigurosamente alineados, además de la inflamación de los ojos, ahora saltones como deseando salirse de sus órbitas, también de colores lilas, negros y rojos muy rojos. 

Los médicos informaron a infectología en la ciudad, estos llegaron con sus uniforme clásicos para evitar un contagio y el ejército acordonó el pueblo para que nadie saliera ni entrara al lugar, pues la infección o lo que fuere, debería de quedarse en el apacible y bello pueblo Springfield.

Tras las averiguaciones y las investigaciones, y los tratamientos conocidos, los cuales no daban los resultados esperados, se llegó a la conclusión de que esto era a consecuencia, de la contaminación por la plaga de garrapatas que hubo recientemente. Las autoridades se dieron a la búsqueda de estos insectos y encontraron muchos. 

Lamentablemente los animales domésticos yacían en los patios y las calles, habían muerto, no soportaron el dolor, sus cuerpos tenían las mismas y extrañas señales, todos fueron recopilados y colocados en una fosa común, una enorme, pues además de los animales domésticos habían de granja y silvestres, que en la desesperación entraron en la urbe, luego de que fueron colocados en el lugar, los soldados y sus lanzallamas hicieron su labor, quemaron a todos los cadáveres y una vez hecho, los sepultaron, pero la maldición seguía en Springfield, pero ¿cómo llegaron las garrapatas? 
Los especialistas en infectología no sabían que hacer, llegaron al país, expertos de otros países pero nada pudieron hacer, ya habían muchos deseosos. 

Alguien dijo a las autoridades cuando cuestionaban cómo llegó la plaga de garrapatas al pueblo...

_Hace unos meses pasaron sobrevolando una gran cantidad de aves, no sabemos por qué, pues nunca antes esto sucedió, como para decir que eran aves en vuelo de emigración, eso fue raro, pero a la vez fue lindo, un espectáculo que nunca antes vimos, eso nos causó emoción, aunque algunos fueron cagados por las aves, jajaja, fue cómico. Sólo que eso haya sido, no hay otra explicación.

_Señor, venga por favor. Dijo un teniente a su superior.
_Diga teniente.
_Lo que el señor dice tiene sentido y lógica, pero hay algo que no encaja, recuerde que a Springfield siempre lo han envidiado, hay empresas, grandes empresas que han deseado llegar e instalar sus laboratorios y otros grandes empresas, pero nunca se les dio licencias, para evitar la contaminación.
_Espere soldado, ¿lo qué usted trata de decir es qué...?
_Afirmativo señor.
Esto no debe de ser divulgado a nadie, lo comunicaré al Señor Presidente, se abrirá una investigación, quien quita y usted tenga razón y estos imbéciles tengan la cura para esta rara epidemia.

_Si señor.

Mientras, el tiempo corría y las muertes aumentaban, también nuevos casos. 

El señor Presidente y sus asesores dieron la orden de terminar con Springfield y trasladar a un lugar cercano a los sobrevivientes mientras se encontraba una solución, una cura al problema pues, se corría el riesgo inminente de que lo que sucedía en Springfield se saliera de control y que esto emigrara al resto de la nación.

Todos fueron sacados del bello y apacible pueblo, allí solo quedaron soldados con las órdenes en su poder, para ser cumplidas, una vez se sacara del lugar al último ser vivo, estuviera sano o infectado. 
Está de más decir que hubo quienes se negaban a abandonar el lindo lugar, pero fueron sacados por la fuerza militar y una vez todos fuera del pueblo, los soldados colocaron artefactos en lugares estratégicos los cuales al ser detonados el pueblo ardió en llamas y todo en el pueblo se calcinó, nada quedó, del pulmón natural también se sacrificó parte de él, unos kilómetros a la redonda, para evitar que un portador quedara en libertad con el virus, así que el pulmón natural de Springfield sufrió de un cáncer del cual este fue extirpado.

Lejos, muy lejos, hubo quienes se alegraron, hubo quienes se sobaron sus manos, pues planificaban ya instalar sus enormes empresas en lo que un día fuera el más lindo lugar para vivir. 


En cuanto a la población y su futuro, debo decir, que esta historia continuará...




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