martes, 1 de agosto de 2017

Un Barco llamado Libertad (las canciones de mi vida)


Viajaba con rumbo, sin rumbo, ni él sabía hacia donde iría, solo que se sentía desubicado, asì que ese día saliò a batirse en duelo con lo que encontrara, como si él fuere un Quijote; al viajar por aquella carretera se sentía diferente a los demás, de él mismo hasta ayer, escuchaba su música predilecta durante su viaje, era una canción del Español Perales, estas melodías lo transportaban a otros mundos, lo enamoraban, como siempre quiso estarlo. 
Sin darse cuenta, luego de varios días de viaje sin destino alguno, a lo lejos divisò algo azul que se confundía con el cielo, otro del mismo tono azul, daba la impresión de que era una enorme y eterna cortina que se difuminaba entre las montañas, entre peñascos, entre desfiladeros profundos, como pinceladas se veìan volar o màs bien, levitar, unas aves, las cuales adujo que serían gaviotas, qué otras podrían hacerlo con tanta pericia y gracia; mientras avanzaba y descendía observò que en las tranquilas aguas estaba anclado su barco, uno no tan grande, uno que él amaba por ser herencia de su padre; el que un día siendo aún un chico junto a su ya desaparecido padre le llamaron: Libertad. 
Mientras bajaba por la serpenteante y empinada carretera de solo dos vías, muy estrechas, se distrajo con las imágenes que lo transportaron hacia el pasado, uno lejano, bueno, no tanto como lo podría ser su futuro, lo que él vio, fue cuando su padre le decía mientras pintaba el letrero Libertad...

_¿Sabes Josè Luis?, un día este barco te traerá al amor de tu vida.

Josè, quien era aún un niño, soñaba con aquel día que hasta la fecha presente no había aun llegado, y al cual, esperaba con ansiedad, quizá, era eso lo que lo traìa hasta aquel lugar. 
Por fin, estaba frente a sus recuerdos, a su amado Libertad. Allí estuvo por un rato, luego se subió en la nave, los que lo vieron dijeron.

_¡Ayer se fue! 

Josè tomò sus pocas cosas y se puso a navegar, solo llevaba una camisa y un pantalón vaquero y una canción en sus labios, todos los que lo vieron se preguntaban; ¿donde irá?, se despidió y se batió en duelo con el mar, y a recorrer el mundo en su velero, y a navegar, y asì se marchò; sintió la ansiada de libertad y en el cielo èl vio a las gaviotas volar y también descubrió estelas en el mar; y siguió sin rumbo en su barco Libertad. 
Su corazón buscaba formas diferentes de vivir. Pero él escuchò que de las olas le llegaban gritos que le decían; ¡vete con los demás!, y escuchando esas extrañas voces Josè se durmió y mientras durmiò, él soñó con las gaviotas, y en el sueño pensó que debería regresar. Entonces dormido se vio que tomaba el timón de su Libertad y dio vuelta, pues, había decidido regresar, y cuando estaba sobre su rango visual la playa, y sobre ella las gaviotas que seguían en su eterno vuelo, y además, las extrañas estelas sobre las olas y el enorme mar; las extrañas voces seguían resonando en sus oídos. Cuando se acercaba a la playa algo extraño sucedió, su amado Libertad zozobrò, la batalla contra el bravo mar la había perdido y una vez entre las aguas del mar, Josè solamente observaba como su barco Libertad se hundía frente a sus admirados ojos. Cuando nada del Libertad quedò, Josè nadò hasta la orilla de la playa, lo que nadò lo cansò tanto que cuando apenas sintió que sus pies tocaron la arena, este cayó, y el mar lo escupió hasta la blanca arena y ahí estuvo, hasta que una vos le preguntò

_¿Cómo estás?

Josè, quien aún no recobraba el sentido seguía escuchando aquella tierna vos que le seguía preguntando.

_¿Cómo estás? ¿Te sientes bien?

Josè aún aturdido abriò sus ojos y se dio cuenta de que se encontraba lejos de la playa, que no había aun llegado a la playa y que sobre las aguas del mar seguía meciéndose su Liberad, él se preguntaba; ¿cómo era posible aquello, acaso había sido todo un sueño, acaso había muerto y esa suave y delicada vos lo había traído de regreso?; fue entonces que las luces de las ambulancias lo trajeron de regreso y se percato de que él había tenido un accidente mientras sus pensamientos lo llevaron hasta aquella tarde en que su padre le dijo.

_Hijo, este velero te llevarà a encontrar el amor.

La tierna vos que le preguntaba cómo estaba, le pidió que siguiera con la vista la luz de una linterna, al hacerlo, la chica le dijo a sus compañeros paramèdicos.

_Esta bien, pero lo llevaremos al hospital para hacerle algunos examenes.
_Cómo ordene Dra.

Josè fue llevado a la ambulancia y junto a él, la médico; mientras viajaban en la ambulancia Josè vio a la joven médico y fue entonces que se encontró con unos ojos azules, azules como el mar, él sonrió y ella también, claro, ella de nuevo pregunto.

_¿Cómo estás, cómo te sientes?
_Creo que estoy en el cielo. Dijo coqueto, ella agradeció con sus mejías sonrojadas.

Ella le comento a Josè todo lo que hizo para regresarlo a la vida, pues el accidente fue mortal, y que su auto quedo muy mal, y que para su buena suerte los lugareños fueron quienes llamaron a emergencias. Seguro fueron quienes él creyó que lo despedían frente al mar.

Meses después, tanto Josè como la Dra. se hacían a la mar, esta vez si fueron despedidos, pero por los invitados a la boda. 
Sobre el velero Libertad, el amor, la pareja de recién casados, tal cual, hace mucho tiempo lo predijo y se lo asegurò su señor padre.



                         El Fin 





Inspirado en la canción: Un velero llamado Libertad. de Josè Luis Perales.
Historia de: J. L. Perales y S. Raga



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