martes, 19 de septiembre de 2017

Spaceman


Él, es especial, es un chico espacial, un día a mi vida llegó conduciendo su extraña nave, un platillo volador, de él bajo, yo petrificada quedé, seguro se encaminó hasta donde estaba yo paralizada, se me acercó demasiado hasta estar seguro de que estaba seguro, de su atuendo extrajo su mano, su guante se quitó, luego me acarició, yo sentí una rara sensación, una relajación y una gran emoción, mi cuerpo completo recorrió con tremenda curiosidad, en ningún lugar se detuvo, yo deseaba que no terminara aquel recorrido, luego de su atuendo extrajo su otro brazo y también se quitó el guante de la mano, me acarició el rostro, lo hizo con mucha ternura, me sobo las mejías, me acarició los párpados, dibujo algo sobre mi rostro y entonces ocurrió la magia, su careta se extrajo; al hacerlo yo seguía paralizada o petrificada, sin lograr mover un solo músculo, por más que deseaba salir huyendo no comprendía el por qué seguía paralizada, sería por qué era bello, eso lo supe cuando su careta se extrajo y vi su rostro, yo esperaba ver un alien de color verde pálido, un par de antenas sobre su enorme cabeza y en su pecho un rojo palpitar, pero no, en su lugar, un lindo rostro, con unos ojos azules de un profundo mirar, sobre su linda cara se dibujo una sonrisa que me llevó la paz y por fin moví mis brazos, sin pensarlo, mucho menos desearlo se dirigieron hasta su rostro y con cuidado también lo escanee, él me permitió hacerlo y yo lo disfruté, luego se acercó y mis labios los besó, esto de nuevo me paralizó y a mi corazón casi lo detuvo, no fue como la primera vez, esta vez fue de amor hacia él. Ese beso fue como de otro mundo, sentí que levité y la verdad creo que así fue, me dijo. _¿Eres una dama? Yo dije. _Creo que sí. Yo pregunté. ¿Y tú, eres un Spaceman?, él se sonrió ante lo evidente, pero para mí pudo ser solo otro que de la Nasa llegó, pero eso no fue así. 

Él me dice. ¿Tienes algo o alguien que te detenga en este lugar? Yo le dije que no, pero bueno, creo que sí, pero no me importó y tampoco me preocupó, entonces él me invitó, señaló su extraño vehículo y luego señaló la inmensidad del cielo, después me tomó de la mano y me llevó hasta su nave y en ella con cuidado me depositó, yo no dejaba de soñar, una vez acomodada en el lugar del copiloto, escuché una linda voz, esta hablo y él le respondió, la verdad no entendí nada, eso no interesó, luego él me ve y me da otro beso, mientras lo hizo, seguro arrancó su nave y en un santiamén me encontraba entre los anillos de Saturno. Me dijo. ¿Sabes lo qué esto significa? Yo que no sabía nada le digo que no, entonces él me contó; que en su planeta él era un chico listo para comprometerse y que de él (el planeta) salió en busca de una mujer, pues las de su planeta no eran nada para él, que deseaba a una mujer que fuera de otro lugar y que hace mil años salió en busca del amor, que recorrió mil galaxias, hasta que un lunar de color azul atrajo su atención y que por él se desvió otro millón de años luz, que lo orbitó por un par de segundos y entonces fue que me observó viendo la luna; se dijo, que linda criatura y decidió descender sin saber si el lugar era un peligro para él, mientras descendía su corazón latía fuerte y sentía se le salía por cada poro, me dice, si creo en el amor a primera vista y yo le digo que sí, pues también ahora lo estoy. 

En todo el planeta nadie me movió el tapete, como lo hizo él con solo acariciar mi piel, se detuvo solo un instante sobre Saturno, de su nave salió y mientras yo lo veía sobre aquel planeta hincarse frente a mí para pedirme que fuera su mujer; mientras que en la tierra, las noticias divulgaban un raro suceso astronómico la falta de uno de los anillos del enorme planeta, ese anillo ahora esta en mi mano, ahí lo tengo yo, y nos dirigimos hacia su hogar. El viaje fue corto para tremenda distancia, otros millones de años luz, ¡vaya que si me mude! 
Al llegar a su planeta, allí hubo una tremenda bienvenida, resulta que él era el heredero de lindo lugar, como quien dice; era el príncipe y llegó con una mortal terrenal, al llegar, él me presentó y el padre le preguntó de que lugar era yo y él dijo, es de un lunar lejano en la galaxia, un lunar de color azul, el rey al escucharlo se alarmó y preguntó. ¿No digas que  el planeta se llama: Tierra? Y cuando esto dijo, todos corrieron a esconderse. 
Vaya fama la que nos tenemos, pero eso no le importó a él, me tomó entre sus brazos y ante ellos apasionado me besó, el rey salió por detrás de su trono y dijo. ¿No eres peligrosa, como el resto de los tuyos? Yo dije. ¡No! yo soy diferente, creánme, que no miento.  Su majestad me creyó, pues tienen un sexto sentido o seguro sin darme cuenta me scaneó y me averiguó, dijo entonces al resto de los habitantes. ¡Esta descontaminada de esa maldad que acaba con su lindo planeta! Todos salieron de sus escondites y ahora ya se prepara la boda. 
Yo me asomó y veo hacía la inmensidad del universo y sé que en algún lejano lugar esta mi hogar, ese lunar de color azul que ahora seguro estará en guerra, y muriendo para los que lo habitan, no dejo de sentir tristeza por los de mi especie, pero ahora estoy enamorada y esperanzada de que un día, seré la reina de este lindo lugar muy parecido a la tierra, solo que con dos lunas y un enorme sol, aquí todo es diferente, no hay fronteras ni discriminación, aquí todos son como hermanos como una enorme familia, la verdad que la población no supera unos pocos millones el lugar es enorme. 
_¿Qué haces mi amada? Me dijo el Spaceman, mi amor.
_Nada, solo veo la inmensidad del universo y lo bello de este lugar, así debió haber sido un día mi planeta.
_La verdad que sí, aquí están las especies en extinción, nosotros las trajimos y las reproducimos, esas especies ayudaron a que nuestro mundo fuere lo que hoy es, un lindo lugar para vivir, sabes nosotros llegamos acá de otro lugar, nuestro mundo se extinguió, por culpa de nuestros antepasados, aprendimos la lección, ahora estamos tratando de no cometer el mismo error, por eso se alarmaron al escuchar de que tú eres una terrícola, temen de que un día nos encuentren y con sus armas de destrucción nos quieran conquistar, volvernos sus esclavos y apoderarse de nuestro hogar.

Ella se sumergió entre sus brazos y le dijo gracias, pero su mirada seguía perdida en el espacio y en su pensar hay algo no tan especial...

Para el amor no hay lugar, este puede llegar de cualquier lugar, puede llegar de otra galaxia, puede llegar del espacio, pero si hay algo real es que, los que habitan el planeta del Spaceman, tuvieron razón de sentir miedo por ella, pues algo podría pasar cuando ella herede el trono, pues al final de cuentas ella no ha dejado de ser una terrícola más y en su ADN, ella lleva algo de lo que termina hoy día con nuestro mundo. Pero esta es y será otra historia. 
Lo verdaderamente rescatable de esta, es que el amor no tiene fronteras, ni razas, ni credos, mucho menos si se trata de seres de diferentes mundos. 







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