lunes, 2 de octubre de 2017

El Primer Beso


_Entonces doña Loty, me llama, pase lo que pase.
_Así lo haré, muchas gracias, Dios vaya con usted.

Coky salió de la casa de la señora, pensativo con lo que lo trajo a casa de su clienta, caminó por el callejón con rumbo hacia su auto, mientras caminaba pasó al lado de una mujer a quien no le prestó atención, esta al verlo pasar, a su mente regresaron de golpe mil recuerdos de una adolescencia ya muy lejana, se preguntó; si sería él, mientras que Coky seguía su camino. Entonces ella decidió frenar su caminata para no dejar pasar de largo la oportunidad de salir de la duda.

_¡Oiga, usted, sí usted!, disculpe, de pura casualidad ¿no es Oscar?
_Ese es mi nombre, pero todos me dicen Coky, ¿y usted es. La conozco?
_Claro que me conoces, fíjate bien, ¿tanto he cambiado? Bueno la verdad que tú sigues igual, pero con más años al igual que yo.

Coky la vio de pies a cabeza y nada que la recordaba.


_¿Seguro que me conoce?
_Está bien, te ayudaré. Soy Vicky. Virginia del colegio, estudiamos los básicos juntos, los tres años.
_Claro, Vicky, por favor discúlpame pero ha pasado tanto tiempo. Pero mírate, sí eres tú, wao, tanto tiempo, qué recuerdos. Oye, un momento, ¿esta era tu casa?
_Sí, esta era mi casa y lo sigue siendo, claro que cuando me casé, la alquilé y me fui a vivir con mi esposo, bueno mi ex ahora.
_Oh, lo siento.
_No, para nada, un tipo que no valió la pena, lo único bueno fueron nuestros dos hijos. ¿Y tú, qué es de tu vida, te casaste? pero claro, como no ibas a casarte. Más bien la pregunta debió ser ¿tienes hijos, cuántos?
_Sí, tengo dos.

Quedaron unos segundos callados, luego ella abrazó a Coky y este le respondió con un rico abrazo de amigos de adolescencia. Cuando se separaban y ella pedía disculpas por el atrevimiento, Coky la sostiene de los brazos y le confiesa algo que sucedió hace tanto tiempo.

_Debes de saber que siempre estuve enamorado de ti. Wao, al fin me animé y lo dije, claro, ahora ya no sirve de nada, pero siempre me lo reproché y más cuando recuerdo que jamás te conocí novio y fuiste una chama muy linda, creo que la mejor de nuestra promoción, y no es que ahora no lo sigas siendo.

Ella se sonrojó y luego le sonrió con aquella relajante y bella sonrisa, después de otro breve silencio, mientras que ambos se reponían de aquella inesperada declaración que se debió haber hecho hace muchos años atrás.

_¿No te gustaría entrar un momento?, como te dije, ahora vivo de nuevo aquí, me gustaría invitarte a tomar algo, si tienes tiempo claro, y si tu esposa no es celosa. jajajaja. 
_No para nada, y sí, tengo tiempo. Entremos.

Ambos entraron, ella siguió por enfrente de él, este la observó y se percató que mantenía aquella linda figura de juventud, con unos kilos de más, pero muy bien repartidos, recuerdos miles le llegaron, Coky estaba presente pero solo físicamente, pero en su mente había regresado en el tiempo.

_¿Entras?
_Sí, claro, disculpa pero me llegaron tantos recuerdos... ¿Recuerdas... Y, recuerdas esto... Y que me dices de esto...? ¡jajaja!

Los recuerdos se hicieron presentes como si fue apenas ayer. Vicky regresaba de la cocina con un par de tazas humeantes de rico café y unas deliciosas galletas hechas en casa.

_Bueno, espero te gusten, yo misma las hice, si quieres más no dudes en pedir tengo muchas, jejeje. Como no tengo nada que hacer, me he tomado un curso de cocina y me ha ido bien o tú ¿qué dices?
_Pues, para serte sincero tienen buen sabor y el café delicioso.

Los amigos siguieron recordando viejos y gratos momentos, anécdotas de una linda juventud, reían, se sentían nostálgicos y otras tristes, cuando ella le contaba que más de uno ya había fallecido.

Entonces quedaron callados otra vez, solamente observándose fijamente al rostro, las miradas decían mucho, esto hizo que Vicky rompiera el silencio.

_¿Sabes algo Coky? Afuera dijiste que nunca tuve novio, también dijiste que estuviste enamorado de mí.
_Así es. Y lo sostengo.
_¿Por qué nunca me lo dijiste?
_Por temor a que me dijeras que no, ya sabes, las inseguridades de esa edad. Pero ahora me arrepiento, debí haberlo hecho y no quedarme con esto guardado por tanto tiempo.
_Sabes que sí. debiste haberlo dicho. Y ¿sabes por qué?
_No, ¿por qué?
_Pues, porque por tu culpa yo nunca tuve novio en la secundaria.
_¿Por mi culpa?
_Sí, porque siempre estuve con la esperanza de que me lo pidieras, cada noche pensaba, ¿será mañana que me lo pedirá, será que no le gusto?, tantas cosas que hasta hoy sé. Lo que quiero decir, es que, también yo estuve enamorada de ti.

El silencio de nuevo llegó a la sala de la casa de ella, ambos permanecieron así por largo tiempo, Coky y Vicky se recriminaban el no haber podido ser lo que tanto desearon de jóvenes, se veían a los ojos y a veces asomaba una tierna, tímida y miedosa sonrisa en los rostros de ambos. Fue Coky quien esta vez tomó la iniciativa y se fue acercando hacia el rostro de ella, quien esperaba imaginando lo que estaba por suceder; ella temblaba, su corazón latía como una adolescente a punto de recibir su primer beso, él no se detenía y ella no quería que lo hiciera, el viaje era lento, pero para ellos era aún mucho más; por fin, los labios de Coky hicieron contacto con los de ella, Vicky sintió que su cuerpo se le aflojaba y por ella corría una corriente de gran intensidad, apenas y pudo responder al primer contacto, pero pronto llegó el segundo y este lo recibió con sus labios entre abiertos, ansiosa de que llegara el tercero. Ella le apretó los brazos, como indicándole que estaba disfrutando de aquel beso tan deseado y esperado por tantos años. Por fin llegó el tercer contacto entre sus labios y esta vez las bocas saciaron su deseo, ese beso era interminable, era como si dos fieras rabiosas desearan terminar con la vida de su rival al frente, literalmente se comieron a besos.

Esa tarde ambos fueron infieles a sus parejas, bueno Coky a la suya, ella ya no le debía respeto al suyo, y si se lo debiera, también no le habría importado, esto lo desearon toda la vida. 
No hubo sexo, solo eran dos adolescentes desgarrando la pasión que reprimieron por tanto tiempo.



Tomado del libro: "Historias de un Adolescente Tímido 3" Por: Sergio Raga


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