jueves, 2 de noviembre de 2017

Entre doctores de veas: El Dr. de Barrio y el Especializado


A una reunión acudieron como invitados dos médicos, uno con múltiples doctorados, mientras que el otro, apenas era un médico general, pero con mucha experiencia en clínica, mientras los invitados llegaban estos fueron presentados por el anfitrión, ellos iniciaron una charla de casos médicos, uno de los dos era un pretencioso, mientras que el otro era la humildad en piel humana, el que tenía más estudios se sentía ante el otro como un jerarca militar, un subalterno quien debería presentar sus respetos por el simple y vano echo de por tener posgrados y estos lo elevaban a un grado similar de general en el ejército, quedando el otro como un simple capitán, uno de los dos, el especializado en el extranjero se dedicaba a la oncología; el otro atendía una clínica en un barrio de media, la sala de espera de dicha clínica parecía un hospital general del estado. 

Cuando cayeron en cuenta, el salón estaba repleto con los invitados, los galenos pidieron un permiso y cada uno se dirigió a saludar a los mas allegados, la reunión trascendió sin más nada que lo normal en una de estas reuniones, luego de departir y compartir, de una copa y otra más, el anfitrión y amigo de los doctores, les invitó a seguir al comedor, pues la hora de la cena había llegado; uno a uno entraron al comedor y de igual manera se fueron sentando a la par con sus conocidos, una vez acomodados, el anfitrión hizo que su copa sonara, dando unos golpes con una cuchara, todos prestaron atención a quien solicitó la palabra y este ya con la atención completa en su persona, expreso su agradecimiento por la presencia, además les compartió el por qué de dicho ágape; una vez esto dicho, ordenó a la servidumbre que procedieran con la entrada y estos muy elegantes acataron a la orden y sirvieron las entradas, en el lugar se escuchaba el murmullo provocado por las platicas entre los comensales.

_¿Y cuéntenos Dr. cómo le fue en su último congreso? 

Dijo la esposa del anfitrión dirigiéndose al galeno que se creía todo un general del ejército con respecto al otro, todos escucharon las grandezas que este les comentó, el otro médico escuchó atentamente y con mucha educación a su colega, el galeno cuestionado ya no se callaba, algo que ya tenía de aburridos al resto de invitados; para regresar todo a la cordura y que el oncólogo se callara, el anfitrión le interrumpe.

_Pero esta noche tenemos a dos distinguidos médicos entre nosotros, permítanme presentares para quienes no lo conocen al Dr...
_Mucho gusto... Es un placer... 

Dijeron quienes no lo conocían, quien fue interrumpido, aprovecho para decir.

_Cuéntenos Dr. ¿cuál es su especialidad?

El médico respondió con mucha humildad.

_Bueno, yo no soy una persona tan afortunada como usted Dr. yo atiendo mi consultorio el cual esta ubicado en el sector donde yo vivo; por cierto estoy a la orden de todos.

Dijo el Dr. con mucho orgullo y sin sentirse menos de quien eso quiso y esta manera de ser llamó mucho la atención de un grupo, quienes aprovecharon para solicitar una tarjeta para cuando se les presentara la ocasión de una consulta profesional, el Dr. les dijo que luego de la cena con el mayor de los gustos les dejaría sus tarjetas para que quien así lo quisiera la tomara.
La cena siguió su curso, ahora con el plato fuerte. 
Ambos médicos observaron sobre el rostro de unos de los invitados algo que les llamó poderosamente la atención. El oncólogo, al ver a ese personaje pensó.

_Vaya, vaya, tenemos un cáncer enfrente. Esta a tiempo para que inicie la respectiva terapia y se pueda curar. Ojala me pregunte, para darle una cita en mi clínica.

Al mismo tiempo, el medico general también tenía sus pensamientos al respecto de quien estaba comiendo muy alegremente sin saber que en su cuerpo daba inicio una enfermedad que le podría conducir a la muerte si no se trataba a tiempo.

_Pobre hombre, parece que se le ha presentado un cáncer, lo bueno es qué, le empieza y si recibe ahora mismo la terapia salvaría su vida.

Ambos galenos eran buenos sin duda en su profesión, a pesar de que uno de los dos había tenido la oportunidad de especializarse más que el otro, este último a cambio había recibido mucha experiencia debido a que su clínica se mantenía de lunes a sábado a reventar y esta es otra clase de especialización.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por el anfitrión quien les invitó a regresar a la sala para continuar con la velada, la concurrencia regresó a la sala y se acomodaron en grupos afines de nuevo, el médico con especializaciones en el extranjero se olvidó de quien según él tenía un cáncer, esperando a que este se acercara a él para hacer una cita y así tratar a su nuevo paciente; mientras que el otro médico se acercó a su amigo y anfitrión.

_Perdón la interrupción, ¿me permites un momento, quiero hacerte una consulta?
_Claro, con permiso. 

Ambos, médico y amigo se hicieron por un lugar apartado a petición del discreto médico.

_¿Qué sucede mi querido Doc?
_¿Conoces al señor de traje gris y corbata roja?
_¿Qué si lo conozco?, es mi hermano menor. Ven te lo presento.
_Espera, algo delicado pasa con tu hermano y me gustaría hablar con él en privado.
_¿Qué sucede con mi hermano?
_Perdón amigo pero no te diré nada hasta no hablar con él. Lo puedes llevar a un lugar apartado donde pueda hablar con él y ahí me lo presentas, ¿vale?

El anfitrión se dirigió hasta donde su hermano y lo sacó de su tertulia con alguna excusa y lo llevó a su estudio, lugar en donde se encontraba su amigo y médico general.

_Él es mi hermano, te lo presento, creí que ya se conocían.
_Mucho gusto Dr.
_El gusto es mío.
_Bueno los dejo un momento, con su permiso.

Dijo el amigo y hermano, a petición del doctor, los dejó solos, se retiró con la curiosidad en él. Al salir del estudio se le acercó el otro médico.

_¿Sucede algo, por qué se han quedado solos tu hermano y el doctorcito pobre?
_La misma pregunta me hago yo, y no es pobrecito, es un tremendo médico y un gran amigo. Él me pidió hablar con mi hermano, la verdad no sé por qué. ¿Nos tomamos otro whisky?
_Claro, sigue por favor.

Dijo el Dr. ya con la duda en mente. Y este pensó.

_No, no, a penas es un simple médico de barrio, no podría definir un cáncer que apenas empieza sin hacer los análisis respectivos, no tengo de que preocuparme.

Mientras los amigos bebían su whisky, en el estudio del anfitrión hablaban su hermano y su amigo.

_Me permite ver esto que tiene en el rostro.
_Claro Dr. a penas hará unos quince días que me apareció, ¿usted cree qué es algo malo?

El médico no dijo nada, se concentró en observar al hermano de su gran amigo, unos minutos después, el Dr. le dice al paciente.

_No se alarme, pero creo que es un tumor que esta empezando, y si llegara a ser dañino estamos a tiempo para tratarlo y con eso vencer la enfermedad.
_No me asuste, ¿me está diciendo que tengo cáncer?
_Eso me temo amigo, pero como le dije, estamos a tiempo de que se trate y de que lo venzamos, ya sea yo o su amigo el oncólogo.
_Dios mío, pero qué raro que aquel siendo nuestro amigo de años y todo un doctor especializado en estas enfermedades y con tantos congresos y postgrados no me lo haya diagnosticado y usted si.
_Esta en todo derecho de consultarlo con él o quien usted lo deseé.
_De ninguna manera Dr, mañana lo visitaré a su clínica, para que me de las ordenes de los exámenes que corresponden para saber si es maligno o no, y de serlo empezar el tratamiento. Dios lo bendiga Dr. se lo agradezco mucho.
_No tiene nada que agradecer, es mi obligación como Dr. que soy, recuerde que yo hice un juramento y en cuanto a llegar a mi clínica, no perdamos tiempo, creo que aquí hay un papel, hágase estos exámenes y esta es mi tarjeta, al no más tenerlos se comunica conmigo y hablamos de nuevo, ¿le parece?
_Dr., por favor no digamos nada hasta no saber los resultados, no quiero alarmar a nadie, ¿le parece?
_No se preocupe, por ello le pedí a su hermano que lo trajera aquí. Saldremos y solo tuvimos una charla de amigos, ¿le parece?
_Gracias Dr, Dios se lo pague.

Ambos salieron del estudio, como si se tratara de los mejores amigos de toda una vida.

_¿Y bien, qué pasó?
_Nada hermano, nuestro amigo es una gran persona, deseaba saber algo de sus impuestos yo le ayudaré con ellos.
Dijo el joven hermano quien era un profesional en los números y la contabilidad, el oncólogo pensó cuando esto escuchó.

_Ya sabía que ese medicucho no podía saber nada, ahora a esperar que le lleguen los síntomas para que me consulte y entonces le trataré, ojalá y no sea tarde para cuando sienta las molestias, bueno, ese no es mi problema, además estoy en una fiesta, ahora no soy médico, soy uno más que se quiere emborrachar y pasársela bien.

La fiesta continúo y el oncólogo siguió viendo a su colega con ojos de superioridad.


                                  El Fin


Muchos profesionales de la medicina se creen dioses, se toman su trabajo como otro más, siendo esta una profesión, la cual se debe de tomar muy en serio, pues son vidas las que se podrían salvar, pero a ellos no les interesan más que su bienestar y la comodidad que les da su profesión; por otro lado, no dejan ir la oportunidad de perder unos dolares. 
Sin embargo hay otros, que sin ser la gran cosa, son realmente personas que han estudiado esta profesión por vocación de servicio y respetan el juramento que un día hicieron. 
Para muchos el juramento Hipocrático no es otra cosa más que una hipocresía.


Con dedicatoria especial para aquellos médicos que sin ser los grandes especialistas salvan vidas a cambio de una satisfacción personal únicamente.




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