jueves, 16 de noviembre de 2017

Las ocurrencias de Muma 2


Muma recién había cambiado de Toyota 1000 a Nissan Sentra y regresaba de un viaje para agradecer por la fortuna de estar progresando, pues aunque eran carros usados, había subido de año y modelo, ahora contaba con un carro más grande y junto a él su esposa.

_¡Mirá Muma, venta de elotes, que rico!, ¿me compras uno?
_A la puta mujer, solo porque me dieron ganas de uno, sino aunque estuvieras embarazada me detengo.

Compraron sus elotes, los cuales estaban deliciosos, subieron al Sentra y de nuevo retomaron su camino que los conduciría hasta su hogar, por fin, cansados por el viaje entraron a la calzada San Juan; por aquellos tiempos esta calzada era viable conducir en ella pues, carecía de embotellamientos, la calzada cuasi era solo para ellos, los semáforos bien sincronizados, bueno los pocos que tenía. Muma, pisó el acelerador y justo cuando bajaban por el Rodeo, como un kilómetro más adelante, mi cuñada le dice a Muma.

_Ese viejo Volkswagen no es el de Jacobo.
_Por el amarillo pura mierda seguro que es aquél, le daré alcance.

En esos tiempos los autos carecían de un polarizado, así que era fácil ver quien conducía, se fue acercando a la cucarachita amarilla, tirando más a mostaza, quien conducía no se percató de que Muma se acercaba, cual aquel ladrón que quiere tomar por sorpresa a su víctima. 

_Si es el cabrón del Jacobo.

Dijo Muma con su picara y clásica sonrisa entre sus labios, se acercó lo más que pudo, con precaución para no provocar un accidente, bajo su vidrio y mientras bocinó, también le gritó a quien a pesar de llevarlo al lado no se había percatado aún de la presencia de Muma.

_¡Baja el vidrio negro cerote!

Jacobo reaccionó y de una bajó el cristal y dio inicio la charla entre los pilotos de ambos autos.

_¿Qué putas muchá?

Dijo Jacobo muy contento de saludar a sus amigos, mi cuñada le hizo señas de hola con la mano y siguió comiendo su elote, mientras que Muma le grita.


_¡Cara más cerota la que llevas!

Y Jacobo le responde.


_¡Es que ya me cago! Y rió. 

Muma se sonrió y entonces se apresuró a terminar su elote, cuando se terminó los últimos granitos del elote y vio que nada faltaba por comer, Muma le lanza para adentro de la cucarachita amarilla la mazorca ya sin un solo grano, Jacobo reacciona, pues esta cayó justo entre sus piernas.   

_¿Qué putas vos cabrón, yo no soy tu basurero?
_¡Es para que te la metas en el culo y así no te cagues cabrón!
_¡Jajajaja! ¡Cerote! 

Dijo Jacobo deseando poder gritarle mucho más, pero para ahora Muma había acelerado dejándolo por detrás de él, mientras Muma avanzaba le saca la mano por la ventana de la portezuela y le enseña el dedo medio de su mano. A Jacobo no le quedó más que reír...

_Ah Muma más cabrón, otra vez se cagó en mí.

Observó la mazorca que aun la llevaba sobre sus piernas, la agarró y la arrojó sobre el arriate central sin dejar de reír por la ocurrencia de Muma. En eso le regresaron las ganas de cagar y pensó en la mazorca y de nuevo rió.



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