viernes, 16 de febrero de 2018

El Árbol 5


Carmen quien por la adrenalina del momento no lograba sentir nada se percata de que esta hecha un monstruo, la cabellera es una maraña, las laceraciones son muchas y muy oscuras y por su cintura hay mucha sangre; Carmen ahora al verse tan mal, cae desmayada al suelo, Miriam corre a socorrerla y cuando la tiene entre sus brazos busca su celular en su pantalón y marca a emergencias...

Ya habían pasado varios días y Carmen seguía hospitalizada, no era ni la sombra de lo que fue antes de llegar a su nuevo hogar y de conocer al maldito Árbol, por la manera como había quedado después de querer con mucho odio cortar de tajo al Árbol, Charles decidió enviar a casa de su madre a los hijos y su mascota pues, preguntaban mucho por su madre y deseaban visitarla y para evitar esto él decidió que se fueran un tiempo a casa de su madre.

_ ¿Y bien Dr. ya saben qué tiene mi esposa? 
_ Le comento Charles que no tenemos aún un diagnostico que nos permita seguir un tratamiento, las laceraciones en sus cuerpo son muy extrañas, parecieran que fueron hechas en otro mundo, la dermatóloga y epidemióloga Dra. Gaitán no encuentra una explicación lógica y científica para este caso y en cuanto a la herida ya hemos hecho todo lo que dicta el procedimiento pero no cicatriza, pero tampoco avanza ni si infecta. Realmente estamos contrariados.

Mientras el Dr. Marroquín explicaba a Charles llegaban al cuarto Elenita y Miriam.

_ Con permiso, ¿cómo sigue nuestra amiga? 

Dijo MIriam quien era la única que sabía lo que sucedía y sucedió pero no hablaba pues quién podría dar crédito a su historia, Elenita no soportó ver al monstruo que yacía entubada y con sueros y aparatos que emitían tradicionales sonidos así que descompuesta salió directo al baño del hospital a vomitar.

_ Dr. Marroquín diga que mi amiga se curará por favor dígalo.

El Dr. Marroquín solamente salió de la sala sin emitir un solo comentario, pues no había nada que decir, Detrás del galeno Charles muy preocupado.

_ Amiga, despierta y juntas mataremos a ese endemoniado Árbol, sola no puedo hacerlo. Sólo tú y yo sabemos lo que sucede en el patio de tu casa.

Carmen abrió los ojos después de varios días sin mover un solo músculo y vio a su amiga, con esta mirada le agradeció lo que hizo por ella y después de particular mirada los ojos se le cambiaron a una mirada con mucho odio, un odio que no se puede medir.

_ ¡Amiga! Me has escuchado, ¿cómo estás, sabes qué debo hacer para ayudarte?

Carmen de nuevo cambió su mirada a una de agradecimiento y de conformación, pues no había nada por hacer, el endemoniado Árbol la había vencido, convencida de que no había nada que hacer más que esperar la muerte Carmen otra vez cerró sus ojos y volvió a su estado de los últimos días. Miriam no dijo nada de lo acontecido pues, en nada ayudaría, su amiga seguía sufriendo y seguramente muriendo.

_ No amiga, no dejaré que ese maldito Árbol termine con tu vida, estoy convencida de que si hay alguien que puede acabar con ese engendro del diablo, esa eres tú, juntas lo lograremos amiga, soporta un poco más por favor, no me dejes sola con este maldito.

Miriam tomó una decisión que solo puede tomar alguien que le tiene mucho cariño a un amigo y mucho odio a su enemigo en común, salió envalentonada del hospital con paso apresurado, pasó al lado de médico y esposo de su amiga sin decir nada, caminó por el pasillo olvidándose también de Elenita, con rumbo hacia la puerta principal del hospital; una vez afuera se dirigió hasta su auto y con rechinar en los neumáticos condujo por casi media hora, en su mente una sola idea, una que le daba más valor cada que avanzaba. Después de el tiempo necesario estaba frenando abrúptamente enfrente de la casa de su amiga, Se tomó unos minutos en silencio antes de bajar del auto, entonces bajó y al hacerlo vio a su alrededor, vio el vecindario que la vio crecer, su hogar, el que quedaba enfrente de la casa de Carmen, después de su viaje mental por el vecindario, como si despidiera de él por cualquier cosa que sucediera una vez que hiciera por lo que llegó, inició su andar hacía el patio de la casa de Carmen, entró por el corredor paralelo a la casa, abrió rejas y  llegó al patio, ahí como si nada el condenado Árbol, muy tranquilo, apaciguado, descansado, satisfecho, en su enorme tronco aún estaba la sierra eléctrica en él, con su cadena completa introducida en él del Árbol solo se veía la manivela del artefacto. 

_ ¡Maldito!no permitiré que acabes con la vida de mi amiga.

Dijo y se dirigió hacia la casa, el Árbol la ignoró por completo, como si supiera que en sus manos tenía la vida de Carmen y que nada ni nadie la podría salvar, MIriam sale de la casa con la extensión en mano y se encamina hacía el lugar en donde está la manivela de la herramienta, coge el cable que cuelga de la herramienta e introduce la espiga en la extensión eléctrica, ahora el Árbol despierta y se mueven las ramas y en ellas las hojas se sacuden, se escucha el graznar de los cuervos, los cuales se empiezan a incomodar, también se deja oír un aleteo pero nadie toma vuelo, MIriam coge la manivela de la sierra y lleva su dedo justo al interruptor, y cuando procede a encender la sierra la tierra de nuevo tiembla ella se aterra al sentir el movimiento terrestre y más al ver como las raíces del Árbol emergen de ella como si fueren las aletas de centenar de tiburones hambrientos, ella los ve avanzar hacia sus extremidades, ella se santigua y grita justo en el momento de activar el interruptor.

_ ¡¡Por Carmen!!

Pero la sierra no consigue arrancar, pareciera un auto que no prende justo en el momento en que va iniciar la acción, mientras tanto las raíces avanzan hacía ella y una de ellas hace contacto con uno de sus pies, ella insiste en que arranque la sierra, pero esta aún no logra dar inicio, su pierna esta ahora siento apretada con fuerza y por el otro pie le sube otra de las raíces, la tierra tiembla con más fuerza pero la sierra no arranca, el suelo se le abre a MIriam y la empieza a jalar hacía sus entrañas, el ruido de los cuervos se intensifica como si fueren Apaches listos para atacar, las hojas caen sobre ella y da inicio las heridas en su cuerpo, los vientos empiezan a incrementarse, la sierra no arranca ella esta desesperada pues la tierra ya la lleva hasta sus rodillas, se la está tragando o enterrando en vida, por el pantalón se muestran ya señales de sangre pero MIriam no se detiene, sabe que debe seguir y que debe arrancar la maquina.

Por fin esta hace el sonido esperado por ella, pero ella ya esta ahora como por la cintura, la tierra parece arena movediza y las raíces la jalan mientras otras la empujan pero la sierra empieza a hacer daño en el Árbol, de entre sus ramas de la copa se escucha una voz escalofriante y muy tenebrosa, mientras que el Árbol cambia su verde a un color muy oscuro.

_ ¡¡Déjame en paz maldita perra!!

Resuena por todo el patio, pero ella en medio de su dolor y agónica situación heroica sonríe y grita.

_ ¡¡Muere maldito!!

El Árbol quien ya la tiene hasta la cintura, la sacude entre la tierra, tal cual fuere un ataque de tiburones, esto obliga a MIriam a extraer del tronco la sierra pues, ella no quiere, ni pretende soltarla por ningún motivo y una vez la maquina afuera del tronco violentamente las raíces del Árbol se la llevan con dirección hacia el barranco que parece tener las puertas del infierno, mientras MIriam avanza como si fueren aguas salvajes se va hundiendo y con ella la sierra hasta que llega al borde del barranco y de él se escucha un sonido satánico o de ultratumba que la succiona hacia él y ya no se sabe más de MIriam.

Al terminar con su asesinato el Árbol su herida en el tronco comienza a cerrarse y todo regresa a la normalidad, vientos, hojas, imagen negra, raíces, graznar, todo, todo regresó a la normalidad menos Miriam quien ya no pertenece a este mundo...



Continuará... 



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