lunes, 5 de febrero de 2018

El Árbol


_Llegamos. Esta es la casa, ¿no es hermosa?
_La verdad que lo es, ¿tú qué opinas mi amor?
_Me encanta, solo falta ver si tiene un lugar amplio para los niños.
_Pero claro que sí, por favor sigan.

América los condujo por uno de los costados de la casa hasta el patio trasero, cuando llegaron quedaron encantados, era enorme y lindo, y justo en el centro colindando con la parte de atrás de la casa un enorme y muy viejo árbol.

_¿Y ese viejo árbol? Dijo la señora.
_¿No es hermoso? Dijo América.
_Lo es, y dará una buena sombra para la época de calor, hará de nuestra casa un lugar fresco sin duda. Dijo el esposo.
_¡No! Es horrible, es tenebroso, cómo sacado de una película antigua de terror. No mi amor, lo primero que haremos es cortarlo.
_Les comento que para muchos de los que vivieron aquí, unos opinaron igual que usted señora, pero como eran inquilinos no se les permitió ni cortar una sola hoja, además...
_Pero como nosotros la compraremos no habrá problema en que lo cortemos ¿o sí? Interrumpió la señora a América.
_Usted puede hacer con su propiedad lo que quiera señora, pero solo hasta que terminen de pagar la casa, mientras no lo hagan el Árbol se queda, lo siento pero son las condiciones y están en el contrato.
_Por mí no hay problema. dijo el señor.
_Pero por mí si lo hay. ¿No tiene otras propiedades por enseñar en este sector América?
_Lo siento mucho Carmen pero en este sector solo tengo esta.
_Mi amor no le hagas problema a algo que no tiene importancia, si para cuando la terminemos de pagar sigues con tu paranoia entonces lo cortamos. ¿Qué me dices?
_Esa me parece una excelente idea Charles, pero estoy segura que para entonces Carmen ya no lo querrá cortar.

Carmen no muy convencida aceptó, y es que la casa era hermosa, el sector también lo era, no había otra cosa más que el viejo Árbol lo que a ella le causaba algo en su interior. Así que dieron la vuelta para entrar en la casa y terminar de conocerla y luego firmar el contrato por la compra, Carmen fue la última en entrar a la casa y cuando lo hizo se dejó sentir y escuchar un viento que provino, según ella del maldito Árbol. Carmen volteó y observó al Árbol quien permanecía ahí retador, sintió recorrer por su piel un escalofrío y de inmediato cerró la puerta, corrió una pequeña cortina y corrió hacia donde Charles y América firmaban el contrato.

_Bueno, ya son los propietarios de una hermosa casa, que la disfruten y cualquier cosa estaremos en contacto. Y los dejo pues debo ir a mostrar otra hermosura de casa a otra pareja al otro lado de la ciudad. Aquí tiene las llaves y que lo disfruten. Ah y Carmen amarás a ese viejo Árbol, ya veras.

Cuando dijo esto América de nuevo se escuchó el viento golpear la puerta de la casa que da al patio, tanto Charles y América sonrieron mientras que a Carmen de nuevo se le erizó la piel.

Una vez echo el trasteo, los de la mudanza colocaban las cajas en donde se les indicaba, los jóvenes junto al perro disfrutaban del enorme patio uno que se confundía con la arboleda que colindaba con su propiedad y que mucho más al fondo un barranco, cortado, como un desfiladero, el cual no se le veía fin debido a su profundidad, el verde se iba oscureciendo mientras avanzaba lo profundo hasta volverse de un color negro muy negro, como si ahí, justo allí fuera la entrada al mismo infierno, lugar quizá, de donde llegaba el viento que le erizaba la piel a Carmen. Al termino de unos días trabajando para dejar todo en su lugar y que la casa dejara de ser un relajo de cosas, Carmen seguía en la decoración junto a un personaje especializado en ello, Carmen cada que se le presentaba la oportunidad su mirada convergía con el enorme y viejo Árbol, quien seguía retador por en medio del patio, ella lo observaba sin querer, de manera inconsciente desde las ventanas que dan al patio.

_Vaya si es hermoso ese Árbol Carmen, me llegan mil ideas para hacer con él, solo es que tú me lo ordenes y te mando a mis trabajadores.
_¡No! ni lo pienses, ese maldito Árbol lo cortaré en cuanto me sea posible, ¡lo odio!
_Pero ¿por qué? Es viejo y hermoso.
_Ya basta de hablar del maldito Árbol, mejor date prisa por lo que te contraté.
_Esta bien, parece que ese majestuoso Árbol te pone de mal humor. Ahora entiendo porque lo quieres cortar, pero debes de cuidar tu salud mental mi amor. Dijo el decorador con un tono insinuador e insolente.

¡Riiiiingggg!

Alguien llamaba a la puerta principal, Carmen se dirigió hacia ella para ver quien llamaba, ella observó por una ventanilla que era justamente para eso, ver quien llamaba a la puerta, quienes oprimieron el timbre saludaron con sus manos cuando se dieron cuenta de que Carmen estaba pendiente de quien llamaba.

_Hola vecina venimos para darte la bienvenida al vecindario, yo soy Elenita y ella es Miriam.
_Hola mucho gusto.
_¿No nos vas a invitar a entrar?Dijo la más hablanchín, Elenita.
_Si, por supuesto, disculpen pero aún estamos colocando algunas cosas y re decorando.
_No te fijes en eso querida, toma te trajimos unos pastelitos que hicimos nosotras mismas, son deliciosos.
_Ahí sigue el viejo Árbol, ojalá y tú puedas cortarlo. dijo Miriam también con la misma sensación que Carmen.
_Lo deseo con toda mi alma, pero por ahora no puede ser. Dijo Carmen desilusionada.
_Pero eso por qué, yo lo veo bello, da frescura, sombra, en fin es lindo. Dijo la despistada de Elenita.

Tanto Carmen como Miriam sonrieron y en su sonrisa se notó el miedo que les proporcionaba el viejo y enorme Árbol.

_¿Conoces la historia de ese Árbol? Dijo Miriam a Carmen.
_No. no la conozco.
_Ya vas a empezar con tus historias, solo asustaras a Carmencita. Dijo Elenita, molesta.
_¿Me contarías la historia por favor? Dijo Carmen, mientras Elenita se molestaba por el tema elegido.
_Bueno, hay varias versiones al respecto de ese horrendo Árbol. Una de ellas dice que es el Árbol del Jardín del Edén, el cual una vez que hizo echar a Adán y a Eva del Jardín, Dios se molestó y lo maldijo, pidió que lo cortaran y que lo arrojaran a un profundo barranco, uno a las afueras del Jardín, era uno muy profundo, tan profundo que parecía no tener fin, conforme se alejaba de la superficie, el verde se iba ennegreciendo mucho y mucho hasta ponerse muy negro, pero lo más negro que jamás puedas imaginas, se cree que era la puerta al infierno, entonces el Demonio lo acogió en su seno y con el tiempo este creció tanto que decidió sacarlo de aquel agujero negro y lo trajo a la superficie y lo sembró justo ahí, en tu patio y allí ha estado todos estos siglos, nadie, absolutamente nadie lo ha podido cortar. ¿No es una horrible historia?
_¡Ya!. suficiente con más de estas historias. Mejor hablemos de otro tema más entretenido, esa es una leyenda que se la inventaron quien sabe en que año y fue para asustar a los que acá vivieron en esas épocas. 
_¿Pero acaso hay otras historias de ese condenado Árbol? Con la que me has comentado es más que suficiente razón para regresar el condenado Árbol al mismo infierno. Maldito Árbol, lo odio, me aterra. Dijo Carmen.
_A mí me contaron que ese Árbol está embrujado y que induce a las personas a hacer cosas extrañas, cosas terribles y satánicas, pero yo no creo en esas historias, para mí es un Árbol bello y podría hacer maravillas con él si me lo permitieras Carmen.
_Ya te dije que no, olvídalo.
_Bueno ya que no quieren hablar más que de ese tema, yo escuché que hace como cien años fueron colgados en él toda la familia que vivía en esta casa, y que desde entonces pasan cosas extrañas por las noches y más cuando son de luna llena, dicen que aun hace maldades con los que habitan esta casa.
_Ya calla Elenita solo pones nerviosa a Carmen. mejor será que nos vayamos. Otro día venimos a visitarte Carmen. Dijo Miriam caminando hacia la puerta tomando del brazo a su amiga Elenita. 

Cuando abrieron la puerta por ella entró un ventarrón y con él muchas hojarascas, como si estuvieran en otoño, pero no era así.


Continuará...



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