viernes, 2 de febrero de 2018

La nueva ola


¿Lo recuerdas?... Estuvo aquí, le llamaron la nueva ola, ese era el nuevo look, no se como fue que llegó pero al verlo de inmediato lo hice mío, lo adopté para mí, salí a la calle a lucirlo, vaya sorpresa todos lo tenían ya en ellos, eso a nadie le importó, todos creímos que a cada uno se nos veía mejor que al otro. 

Yo muy orgulloso al igual que los otros del rebaño, sagrado rebaño de juventud, para algunos aquel nuevo look no lo era, pues se veían ridículos, pero eso no les importó se trataba de la nueva ola y eso era lo único importante; llegué a mi lugar de siempre esperando ser visto por todos, creo que nadie me vio pero yo sentí que sí, levanté mi pecho con el orgullo en mi rostro y es que según yo me veía muy bien.

Todo el rebaño se dirigía para algún lugar y yo no fui la excepción y me hice al rebaño sagrado, al fin de cuentas yo era un joven más intentando encajar y algo más, sobresalir, entre en el grupo y me encontré con otros de mi barrio y al verme a su lado me sonrieron, yo sentí satisfacción.

El sol brillaba como nunca lo volví a ver brillar por entre un cielo sin contaminación, las nubes eran blancas y en sus aristas rayos de sol, entre ellas se veía el azul del cielo y en lo alto aves que flotaban, descansaban de su aleteo y seguro nos veían andar el mismo camino y nuestra manera de caminar era rítmico todos imitábamos lo que estaba de moda, lo de la nueva ola. 

¿A donde íbamos?, no lo sé, yo era una oveja más que seguía al rebaño sagrado sin destino, el objetivo era lucir lo nuevo, lo novedoso, era fantástico pertenecer a una sociedad de personajes raros para las generaciones que eran de la vieja escuela y que al igual que nosotros otros los vieron caminar con raro andar y que con seguridad los criticaron como ellos lo hacían hoy.

Para nosotros eran dinosaurios perdidos en su Parque Jurásico, nosotros para ellos éramos los nuevos haciendo el ridículo. 

No deteníamos nuestro andar y por el ambiente se escuchaba la música que nos hipnotizaba con sus notas musicales y sus letras en idioma foráneo que no entendíamos pero que nos transportaba, nos ilusionaba, nos entusiasmaba, era una nueva época y había que sacarle el provecho al máximo.

En ese momento de confusión y de abducción creímos que esto duraría para siempre, pero se estaba escribiendo para la historia el inicio de otra era paleozoica para un futuro cercano y que, como esa nueva ola llegó, así llegaría otra que nos haría a la orilla, que no nos dejaría participar y que para llegada la fecha los dinosaurios entonces ellos seríamos nosotros. 

El tiempo que para esa edad de juventud tiene próxima su caducidad, esta no tardaría en llegar, un producto obsoleto pronto seríamos, eso les causaba gracia a los que nos veían pasar, seguro pensaban; pobres ilusos, creen que esta tontería de la nueva ola les durará toda la vida, pobres tontos y siguieron riéndose de nosotros pero a nosotros nos valió madre, según recuerdo los ignoramos.
La arrogancia de una rebelde juventud, caminando ese camino sin un supuesto final y con nuestro nuevo look de la que en su momento fue la nueva ola. 

Se nos terminó el camino y cuando vimos para atrás, muy lejos en la distancia, seguro lugar de donde empezó nuestra caminata vimos que por el cielo explotaban luces de bengala, nos preguntamos; qué será, y alguien, el más avanzado en edad y sabiduría que el resto del sagrado rebaño se atrevió a gritar; seguro dio inicio una nueva ola y ha nacido un nuevo look, la nuestra ya llegó a su trágico final. 

Entonces nos vimos a los rostros y lo que vi en mi amigo de barrio de al lado no me gustó para nada, más bien me asustó, ya no era el mismo, su piel ya no era tan fresca y joven, y por sus gafas de sol oscuras me vi reflejado y entonces me cayó de golpe la realidad, mi juventud había quedado atrás, en el camino que recién acabábamos de andar, vi a mi alrededor y lo que vi me asustó mucho más.

De aquel enorme rebaño sagrado de juventud, de nueva ola, de nuevo look muy compacto y unido hombro con hombro se empezó a ralear, ya eran pocos los que quedábamos ahí, todo había terminado para nosotros, la nueva ola había llegado a su final, un trágico final, y para dónde se iban los que logre a ver que abandonaban al rebaño sagrado.

Ellos caminaban por diferentes caminos, creo que se llamaban; uno la madurez, otros atrapados en el pasado, otros caminaban en sentido contrario para unirse a los que ahora tenían el nuevo look, y yo, qué haría, estaba tan confundido como un niño perdido sin saber que hacer ni para adonde ir, qué camino seguir.

A mi lado seguían otros esperando que alguien diera el primer paso, entonces me hice a la orilla y me senté, tomé mi rostro con mis manos y lloré, sin saber ni cómo ni cuando mi nueva ola se evaporó y con ella yo, varios se acomodaron al igual que yo, justo en la orilla. 

Por donde llegamos se escuchaba el relajo y la alegría, la algarabía de los que llegaban con su nuevo look. Entendí que ahora éramos nosotros los dinosaurios espectadores, y es qué, lo que vi no me gustó, era un look ridículo, espantoso, algo que jamás me habría puesto encima, cómo era posible que ellos vinieran luciendo con orgullo esa nueva ola, ese nuevo look. 

Entonces recordé a los que a mi paso nos criticaron y solo sonreí, me levanté y dije, bueno la vida continúa y lo que me espera es mi nueva ola, esta la viviré lo mejor que pueda, con decoro, con sobriedad, sin ansiedad.

Le di la espalda a los que ahora se acercaban felices y simplemente los escuché, mi destino estaba enfrente y hacía él me dirigí, no puedo mentir, pero de vez en cuanto recuerdo mi era, lo que fue mi nueva ola, lo que fue mi look del momento, y aunque lo quiero lucir ya no tengo cómo, si hablo de mi cabellera ya no la tengo, si hablo de mi cuerpo este ya no me obedece, esto me causa gracia y no me queda de otra que observar a los de la nueva ola y sus modas modernas, unas para mí ridículas pero para ellos espectaculares.


 

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