viernes, 20 de abril de 2018

Entre Nostalgias y Recuerdos


Lavando mi rostro cogí agua entre mis manos
y por un momento privado quedé, 
pensando quien sabe qué,
cuando volví y mis manos llevé a mi rostro
me di cuenta de que el agua se había ido.

Así se nos va la vida, 
en un descuido pensando en cosas sin importancia
dejamos pasar a las importantes 
y cuando las queremos recuperar es tarde ya, 
se han ido para no regresar.

Triste realidad, pero nuestra vida tiene edad
y nada la puede frenar, nada la puede conservar
cuando esta se nos va, nada ni nadie la puede regresar;
la vida ya se nos fue.

Como aquella agua 
que entre mis dedos se me escapó,
así la vida su caminar continuó, 
conmigo y sin mí, a ella no le importó, 
nunca nadie me avisó que la vida
seguía su interminable andar.

Y yo que no me quería en ella subir
preferí mi paso andar, pero no era igual,
de niño a joven un parpadeo nada más,
de joven a adulto inmaduro menos duró,
y de joven maduro a adulto mayor 
fue mucho más aprisa, a una velocidad mayor.

Hoy solo quedan recuerdos 
del día en que mi rostro lavé sin agua, 
porque esta se me habría escurrido 
entre mis dedos como fiel ladrón.

Un descuido bastó para darme cuenta
y ver mi imagen reflejada en el espejo,
ver que ya no era el mismo,
en mi piel me encontré un par de arrugas 
y entre mi cabellera, si tengo suerte de aún tenerla 
un plateado que me asustó,
pero aunque no me gustó nada pude hacer.

Quién lo diría, pero si hubo quien me lo dijo;
disfruta de la vida, móntate en su vagón
y corre a su ritmo, pero no hice caso, 
lo mismo sucede hoy con los que les cuento 
mi trágica historia, ellos solo piensan; 
esos son cuentos de este viejo.

Pero entre momentos y pendientes 
se nos va pasando la vida;
entre nostalgias y recuerdos de ayer 
se nos va terminando el tiempo;
entre las prisas y las alegrías de una corta juventud 
se nos van los años con tanta prisa; 
la misma que ellos en energía hoy tienen.

De los cero años a los trece vas en triciclo.
De los trece años a los veinticinco vas en bicicleta.
De los veinticinco años a los cuarenta vas en motocicleta.
De los cuarenta años a los sesenta vas en auto.
Y de allí pa´delante te subes a un avión supersónico.
Y de pronto ya te vas de este lugar.

Ahora deseo regresar al día 
en que me lavaba el rostro
y que por breve momento me perdí en mí
y para cuando volví, 
ya el agua para lavar se fue por la cañería.

Cuánto hoy daría 
por recobrar esa agua y a mi rostro poder lavar,
quizá hoy otro sería, quizá hoy estaría tranquilo 
de haber sabido vivir mi vida.

Entre nostalgias y recuerdos; 
entre reproches por lo que hice y deje de hacer
hoy sigo con el mismo error, 
sigo perdiendo el tiempo que la vida me da.

Podría hoy disfrutar esta edad, 
pero pierdo mi tiempo recordando 
aquella edad que jamás volverá, 
que tristeza me da, no haber aprendido la lección,
pero fue mi elección y esa es la traición 
que yo mismo me cometí, no comprender 
lo que es, fue y será por siempre 
y para siempre una vida.



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