lunes, 23 de abril de 2018

La Isla Maldita 2


Después de horas de luchar por mantener a la embarcación a flote, esto no fue posible, por más que hicieron todas las maniobras antes realizadas con éxito en otras tormentas no tan violentas como esta, la tripulación y oficiales se hicieron al mar para salvar sus vidas, las aguas aún violentas, frías, oscuras en medio de una extraña y espesa bruma, el Capitán gritaba a sus hombres para saber si estaban con vida y para que al escuchar su voz se acercaran lo más posible hasta él, pero con la aún tormentosa ahora noche, los gritos del Capitán eran casi imposibles de ser escuchados, cuando ante los ojos de los sobre vivientes la embarcación se iba sumergiendo entre el océano la tormenta fue menguando y mientras este desaparecía ante la mirada y desconsuelo de ellos, la tormenta también iba alejándose tal cual como llegó, una cortina de muerte y naufragio, como si esta fuere un monstruo marino cuya intención era hundir a la nave que se atreviera a navegar por ella, entre los hombres sobrevivientes los escombros flotando entre ellos, el Número Dos, logró alcanzar la única balsa que sobre vivió al feroz embate, como le fue posible se encaramó en ella, una vez sobre ella se dio a la tarea de navegar entre lo que flotaba, de ellos tomaba lo que le serviría para sobrevivir, y entre tantas cosas flotando, se encontró con su Capitán, al cual lo ayudó a entrar en la pequeña embarcación.

_Gracias Número Dos, que suerte que esta nave soportara a esa infernal tormenta. Pero vamos en busca de otros posibles sobrevivientes.
_Sí mi Capitán.

Respondió el Número Dos y ambos buscaron a sobrevivientes, mientras lo hacían subían a la nave lo necesario y útil. Luego de un par de horas ya cuando amanecía lograron encontrar a los 11 restantes de la tripulación.

_Gracias a Dios todos sobrevivimos.

Dijo el contramaestre, pero en la nave solo cabían ahora, diez, por las cosas que habían recogido y lo pequeña de la balsa, así que por orden del Capitán se turnaban y rotaban los hombres para por el termino de cierto tiempo subían los tres que ahora se sujetaban de la orilla de la balsa y una vez la rotación se lanzaban al mar otros para que los que estaban en agua subirán y descansaran.

_Extraña tormenta ¿no?
_Maldita diría yo.

Esto se decían tanto Número Dos como contramaestre. Mientras que el Capitán de nuevo estaba como ido, observando a un punto fijo, en sus ojos azules como el mar que los desafiaba a sobrevivir, seguían fijos en un lugar al cual veía el otro día cuando de pronto les llegó la endiablada tormenta, sus hombres en silencio y respeto simplemente observaban a su líder, nadie se atrevió a decir nada, simplemente observaban hacia donde este veía sin parpadear, meditabundo y alejado de sí mismo. 

Ya llevaban unos días así, rotándose para entrar en el agua, la cual era muy fría, las noches eran largas y silenciosas y por el día el sol era inclemente, el Capitán llevaba este tiempo observando hacia el mismo lugar.

_Capitán, Capitán. Señor.
_Ah, sí, ¿qué sucede Calín?

Calín uno de los miembros de la tripulación y quien ahora se encontraba en el agua, trajo de regreso a su Capitán para hacer un par de observaciones.

_Capitán no le parece extraño que no hemos visto un solo tiburón.
_Bueno debe ser que estamos en algún lugar del océano en donde estos no acostumbran venir.
_Sí, es posible y gracias a Dios, de no ser así ya uno de nosotros no tendría piernas, jejeje. -Río nerviosamente-. Otra cosa Capitán, no sé si se habrán dado cuenta pero a pesar de que remamos hacia una dirección hay una extraña marea que nos empuja hacia un lugar, hace día que he notado esta marea que nos arrastra precisamente hacia el lugar al cual usted mira con tanta insistencia y curiosidad, es como si el mar nos llevara a propósito hacia un lugar en especifico.
_Esas son tonterías marino, es la insolación la que le ha afectado. Concéntrese en su trabajo, espero que pronto alguna embarcación nos encuentre.

De nuevo hubo silencio entre la tripulación a consecuencia de las palabras de su Capitán y este de nuevo fijó su mirada al mismo de punto de hace días. Fue Rodrigo, otro miembro de la tripulación y cocinero, quien se quedó junto a su Capitán viendo hacia el mismo punto, pero este logró ver algo en el horizonte.

_Dios mío, veo una isla, sí hay algo por allá!!!
_¿Por dónde?

Dijo el contramaestre con emoción, Rodrigo señaló hacia donde el Capitán veía sin ver lo que Rodrigo veía.

_Hacia donde el Capitán miró por todo este tiempo desde que llegaron a ese lugar del océano, toda la tripulación vio para donde el Capitán veía y efectivamente se observaba una mancha sobre el océano muy difuminada, pero no podía ser posible que fuera una alucinación de Rodrigo, pues todos la veían, solo el Capitán y los tres que estaban temblando en agua no veían nada. Fue el Número Dos quien ordenó que se dirigieran en esa dirección y con el único remo que tenían y con brazadas del resto se dirigieron con ese rumbo, esto no les causaba cansancio alguno pues, la marea era la que sin ellos darse cuenta los había llevado hasta ese lugar y ahora lo seguía haciendo. Cada que pasaba el tiempo la emoción crecía entre los de la tripulación pues, ahora lo que pareció ser una alucinación se veía con claridad, el Capitán ahora quizá la veía también pero nada dijo, de él no salió ni una sola orden, sin embargo al resto no les cabía la emoción y la esperanza de haber encontrado su salvación, pues eso de estarse turnando para entra en aguas ya los tenía muy cansados y las provisiones al igual que el agua ya se estaban terminando.

Ahora los trece náufragos iban con rumbo hacia la Isla Maldita...



Continuará...


No hay comentarios.:

Publicar un comentario